Pandora en el Congo - Albert Sánchez Piñol
Publicado: 12 Dic 2005 12:56
He encontrado estos comentarios extraídos de La Vanguardia sobre el autor y su nuevo libro y me ha parecido conveniente ponerlos a vuestro alcance, tras haber leído en el Club de Lectura La piel fría.
"Albert Sánchez Piñol es un fenómeno literario bastante especial. El año 2002 sacó a la luz su primera novela sin algarabías. La crítica alabó el trabajo y los lectores premiaron al autor leyendo la obra, comprando ejemplares. Se tradujo a 24 lenguas y en Alemania entró en las listas de libros más vendidos. Cuando esto le pasa a un autor nuevo, puede suponerle un peso difícil de soportar pues, como es sabido, una primera novela de éxito suele implicar la exigencia de superación en obras sucesivas, cosa que no siempre se consigue. Piñol lo ha hecho.
Pandora en el Congo es una de las mejores novelas publicadas este año y, si no hay ninguna sorpresa, podría ser el mejor libro del año. La obra merece una calificación de sobresaliente cum laude y significa la consagración de Piñol como uno de los autores contemporáneos más importantes de la literatura catalana. Se dice que es la segunda entrega del autor de una serie de tres novelas que, si atendemos a lo que se ha publicado hasta el momento, tienen muchos puntos de relación. Aportaremos diversos argumentos que defienden su magistralidad, a nuestro modo de ver.
En primer lugar, deberíamos destacar la estructura bien trabada de la obra, hasta la última página. Sánchez Piñol sabe escribir novelas, sabe cuando dejar un hilo argumental suelto, sabe cuando retomarlo para unirlo graciosamente con el resto de tramas. El lector irá disfrutando progresivamente de esta maestría organizativa de la narración, una historia que es ficción en estado puro. Ya está bien leer obras basadas en hechos reales; la realidad y la historia son siempre una base de gran potencial narrativo. Sin embargo, resulta más complicado encontrar una buena ficción en estado puro como Pandora en el Congo, bien pensada, bien trenzada.
El estilo de Piñol es directo y fresco. Huye del preciosismo literario y busca la efectividad comunicativa. Por esto, se puede decir que Piñol no pretende hacer de su libro una especie de objeto artístico, sino que cumpla satisfactoriamente la función de transmitir una historia. En este sentido, se parece más a la narrativa periodística. De hecho, diría que Pandora en el Congo es una crónica. Este género se plasma a partir del relato de hechos ocurridos en el pasado, en un intervalo que va aproximadamente de 1914 a 1918, un período histórico que para el protagonista tiene un inicio y un final, como sentencia la primera frase del libro: “Esta historia comenzó con tres entierros y terminó con un corazón roto: el mío”.
Esta es otra gran virtud de Piñol. Un escritor de ficción no debe hacer otra cosa que escribir buenas historias. Las historias de este autor son absorbentes. Conozco una persona letrada que leyó La piel fría en 24 horas porqué no pudo parar. Pandora en el Congo es también un texto que atrapa el lector en cada página; es imposible dejarlo.
La trama narra la historia a través de Thomas Thomsom, un joven escritor de la Inglaterra de principios del siglo XX que empieza a cultivar la profesión en régimen precario, como “negro”. Thomas es contratado para escribir las aventuras de Marcus Garvey, un condenado por el asesinato de dos hermanos que pertenecen a la clase aristocrática. Se espera que la obra contribuya a demostrar la inocencia del preso. Los hechos sucedieron durante una expedición para encontrar diamantes en la selva del Congo.
La novela desarrolla las historias de Thomsom y de Garvey de forma paralela. Garvey es entrevistado por el escritor, que plasma capítulos de una trama con tintes fantásticos desde el inicio. La expedición se convierte en un viaje al infierno de la selva, donde desaparece la humanidad, víctima de la violencia y del terror. Pronto surgen motivos literarios que ya estaban presentes en La piel fría: la violencia, el miedo, el sexo y, especialmente, el amor.
Cuando la expedición llega al corazón de África, sus integrantes empiezan a excavar una mina de donde extraerán oro. Pero descubrirán la existencia de un mundo subterráneo, una civilización avanzada tanto o más cruel que la de los humanos: los técton. No hace falta subrayar que existe un claro paralelismo con los citauca de La piel fría. Los técton son lo desconocido, un mundo que funciona con otras lógicas, pero en el que también es posible el amor.
Pandora en el Congo es sobretodo una historia de amor, la que surge de la relación entre Marcus Garvey y Agman, una técton que será secuestrada por los expedicionarios y que también tiene su personaje paralelo en la citauca Aneris de La piel fría. Al final se trata de una historia sobre la lucha del amor contra la incomprensión, contra la violencia y contra la irracionalidad y la deshumanización, pero que además nos recompensa con un final sorprendente.
Se ha comparado la narrativa de Piñol con la de Joseph Conrad o con la de H. P. Lovecraft. Podemos decir que existen puntos que permiten establecer contactos. Es evidente que la expedición de Pandora en el Congo tiene reminiscencias del viaje al infierno de El corazón de las tinieblas de Conrad, o que sus personajes sobrenaturales nos recuerdan a aquel terror gótico de Los mitos de Cthulhu, donde aparecen seres híbridos, prehumanos y monstruosos que habitan mundos caóticos, submundos acuáticos o dimensiones cósmicas desconocidas. En la literatura no hay nada absolutamente original.
A pesar de estos referentes conocidos, queremos destacar que la literatura piñoliana tiene algunos aspectos, como mínimo, particulares. En primer lugar, tiene el punto fuerte de crear historias con referentes universales, se habla de la Inglaterra victoriana, del África colonial, de islas del Pacífico... referentes que funcionan en Cataluña y en Estambul. Este hecho es bastante inusual en el panorama de las letras catalanas y españolas y nos atreveríamos a decir que es una de las claves de su éxito en otros países.
Por otra parte, podemos decir que la historia piñoliana tiene una virtud que no encontramos en muchas otras historias: la de ser una obra con múltiples niveles de lectura. Es obvio que sus novelas se pueden leer como simples aventuras. Pero tienen el valor añadido de presentar un sistema con la estructura de las capas de una cebolla. Cada capa nos ofrece una historia bastante homogénea, que no chirría, que no molesta. A menudo sucede que los escritores que trabajan en múltiples lecturas acaban mosqueando a todos los lectores. Piñol tiene la ventaja de ser potencialmente apto para todos los públicos; desde un lector elemental a un lector refinado, desde un lector joven –aunque pensamos que necesitaría una especie de guía para no perderse en la selva de violencia y sexo– a un lector más adulto y formado. He aquí la llave del éxito, buena literatura para un público amplio. Quien piense que este es un binomio irreconciliable que lea a Piñol."
"Albert Sánchez Piñol es un fenómeno literario bastante especial. El año 2002 sacó a la luz su primera novela sin algarabías. La crítica alabó el trabajo y los lectores premiaron al autor leyendo la obra, comprando ejemplares. Se tradujo a 24 lenguas y en Alemania entró en las listas de libros más vendidos. Cuando esto le pasa a un autor nuevo, puede suponerle un peso difícil de soportar pues, como es sabido, una primera novela de éxito suele implicar la exigencia de superación en obras sucesivas, cosa que no siempre se consigue. Piñol lo ha hecho.
Pandora en el Congo es una de las mejores novelas publicadas este año y, si no hay ninguna sorpresa, podría ser el mejor libro del año. La obra merece una calificación de sobresaliente cum laude y significa la consagración de Piñol como uno de los autores contemporáneos más importantes de la literatura catalana. Se dice que es la segunda entrega del autor de una serie de tres novelas que, si atendemos a lo que se ha publicado hasta el momento, tienen muchos puntos de relación. Aportaremos diversos argumentos que defienden su magistralidad, a nuestro modo de ver.
En primer lugar, deberíamos destacar la estructura bien trabada de la obra, hasta la última página. Sánchez Piñol sabe escribir novelas, sabe cuando dejar un hilo argumental suelto, sabe cuando retomarlo para unirlo graciosamente con el resto de tramas. El lector irá disfrutando progresivamente de esta maestría organizativa de la narración, una historia que es ficción en estado puro. Ya está bien leer obras basadas en hechos reales; la realidad y la historia son siempre una base de gran potencial narrativo. Sin embargo, resulta más complicado encontrar una buena ficción en estado puro como Pandora en el Congo, bien pensada, bien trenzada.
El estilo de Piñol es directo y fresco. Huye del preciosismo literario y busca la efectividad comunicativa. Por esto, se puede decir que Piñol no pretende hacer de su libro una especie de objeto artístico, sino que cumpla satisfactoriamente la función de transmitir una historia. En este sentido, se parece más a la narrativa periodística. De hecho, diría que Pandora en el Congo es una crónica. Este género se plasma a partir del relato de hechos ocurridos en el pasado, en un intervalo que va aproximadamente de 1914 a 1918, un período histórico que para el protagonista tiene un inicio y un final, como sentencia la primera frase del libro: “Esta historia comenzó con tres entierros y terminó con un corazón roto: el mío”.
Esta es otra gran virtud de Piñol. Un escritor de ficción no debe hacer otra cosa que escribir buenas historias. Las historias de este autor son absorbentes. Conozco una persona letrada que leyó La piel fría en 24 horas porqué no pudo parar. Pandora en el Congo es también un texto que atrapa el lector en cada página; es imposible dejarlo.
La trama narra la historia a través de Thomas Thomsom, un joven escritor de la Inglaterra de principios del siglo XX que empieza a cultivar la profesión en régimen precario, como “negro”. Thomas es contratado para escribir las aventuras de Marcus Garvey, un condenado por el asesinato de dos hermanos que pertenecen a la clase aristocrática. Se espera que la obra contribuya a demostrar la inocencia del preso. Los hechos sucedieron durante una expedición para encontrar diamantes en la selva del Congo.
La novela desarrolla las historias de Thomsom y de Garvey de forma paralela. Garvey es entrevistado por el escritor, que plasma capítulos de una trama con tintes fantásticos desde el inicio. La expedición se convierte en un viaje al infierno de la selva, donde desaparece la humanidad, víctima de la violencia y del terror. Pronto surgen motivos literarios que ya estaban presentes en La piel fría: la violencia, el miedo, el sexo y, especialmente, el amor.
Cuando la expedición llega al corazón de África, sus integrantes empiezan a excavar una mina de donde extraerán oro. Pero descubrirán la existencia de un mundo subterráneo, una civilización avanzada tanto o más cruel que la de los humanos: los técton. No hace falta subrayar que existe un claro paralelismo con los citauca de La piel fría. Los técton son lo desconocido, un mundo que funciona con otras lógicas, pero en el que también es posible el amor.
Pandora en el Congo es sobretodo una historia de amor, la que surge de la relación entre Marcus Garvey y Agman, una técton que será secuestrada por los expedicionarios y que también tiene su personaje paralelo en la citauca Aneris de La piel fría. Al final se trata de una historia sobre la lucha del amor contra la incomprensión, contra la violencia y contra la irracionalidad y la deshumanización, pero que además nos recompensa con un final sorprendente.
Se ha comparado la narrativa de Piñol con la de Joseph Conrad o con la de H. P. Lovecraft. Podemos decir que existen puntos que permiten establecer contactos. Es evidente que la expedición de Pandora en el Congo tiene reminiscencias del viaje al infierno de El corazón de las tinieblas de Conrad, o que sus personajes sobrenaturales nos recuerdan a aquel terror gótico de Los mitos de Cthulhu, donde aparecen seres híbridos, prehumanos y monstruosos que habitan mundos caóticos, submundos acuáticos o dimensiones cósmicas desconocidas. En la literatura no hay nada absolutamente original.
A pesar de estos referentes conocidos, queremos destacar que la literatura piñoliana tiene algunos aspectos, como mínimo, particulares. En primer lugar, tiene el punto fuerte de crear historias con referentes universales, se habla de la Inglaterra victoriana, del África colonial, de islas del Pacífico... referentes que funcionan en Cataluña y en Estambul. Este hecho es bastante inusual en el panorama de las letras catalanas y españolas y nos atreveríamos a decir que es una de las claves de su éxito en otros países.
Por otra parte, podemos decir que la historia piñoliana tiene una virtud que no encontramos en muchas otras historias: la de ser una obra con múltiples niveles de lectura. Es obvio que sus novelas se pueden leer como simples aventuras. Pero tienen el valor añadido de presentar un sistema con la estructura de las capas de una cebolla. Cada capa nos ofrece una historia bastante homogénea, que no chirría, que no molesta. A menudo sucede que los escritores que trabajan en múltiples lecturas acaban mosqueando a todos los lectores. Piñol tiene la ventaja de ser potencialmente apto para todos los públicos; desde un lector elemental a un lector refinado, desde un lector joven –aunque pensamos que necesitaría una especie de guía para no perderse en la selva de violencia y sexo– a un lector más adulto y formado. He aquí la llave del éxito, buena literatura para un público amplio. Quien piense que este es un binomio irreconciliable que lea a Piñol."