Bueno, al parecer ya estamos en el lugar en que debemos estar
El último hombre de Mary Shelley es un libro de 523 páginas en letra pequeña lo que significa que hay mucho que leer.
Está dividido en tres volúmenes o partes (amén de una introducción), de las que cada una de ellas bien podría ser una novela.
Para el lector que conoce la vida de la escritora, y creo que todos más o menos la conocemos, es como hacer un repaso a su propia vida, con detalles curiosos y yo pienso que muy interesantes referentes a su relación amistosa con lord Byron. Pues cuando menciona y describe a lord Raymond poniendo en su boca opiniones y comentarios, cuando describe su carácter grandilocuente y muy dado al relumbrón heroico, se intuye un retrato más o menos encubierto de George Gordon, y nos conduce al personaje real con mucha mayor autoridad que las palabras de cualquier biografo; imagino que esos retazos fueron transcripciones auténticas, por lo que encierran un valor testimonial de primera mano.
Algo que también sorprende es la admiración que se trasluce en como trata a lord Raymond, y, sorprende, porque según sus muchos biografos, ella nunca experimentó demasiada simpatía por el poeta inglés, o sea Byron.
La última parte de libro dedicada a la extinción de la humanidad por la peste, resulta francamente depresiva y angustiosa, impregnada de muerte en cada una de sus frases, lo que nos lleva a Frankenstein y a su desesperación y su huida.
La vida de Mary estuvo jalonada por la desaparición de, primero su madre, luego el suicidio de Fanny Ymlay su hermana y de Henrietta, esposa de Percy Shelley, de quien Mary debió sentirse responsable, la muerte de sus hijos, la de Allegra hija de su hermanastra Clara y de Byron, la muerte de su marido... Demasiados fallecimientos para un espíritu sensible, cuyo sufrimiento no pudo paliar el único vástago que le quedó, de ahí que esta novela parezca más bien un dolorido canto fúnebre.
Con todo ello no quiero decir que la novela sea mala y aburrida, todo lo contrario, es muy interesante y reveladora, bien que con un lenguaje propio de la época en que fue escrita, rico y en ocasiones poético.
Aunque la obra transcurre desde el 2073 hasta el final de siglo, no vemos en ella la clásica atmósfera futurista llena de inventos a lo Julio Verne. Inglaterra sigue tan arcaica, en eso no se aparta de la realidad, y el único modernismo son los viajes en globo. Pero bueno, eso no es cuestíón de censura.
Ahora bien, por ser demasiado avanzada en otros aspectos, no me extraña que en su momento no llamase demasiado la atención. Hoy sí.
Yo opino que es una buena novela digna de reflexión, pero contra gustos no hay disputas.
estrellacg
Leyendo Vinieron las lluvias de Louis Bromfield.