Otro cuento de efecto breve brillante, de los mejores que he leído en la recopilación del autor. En el relato, primero somos testigos del infeliz matrimonio, de la desilusión que siente la pareja recientemente casada, que se ve agravada por el carácter duro, frío y poco comunicativo del marido, poco dado también a mostrar sus sentimientos (pese a que ama con locura a su joven esposa).
Con esta línea narrativa, tan opresiva y depresiva, el final trágico vuelve a palparse en el aire, pero hacia la mitad del relato da un giro radical, magistral (muy difícil de lograr si se tiene en cuenta la brevedad del relato). Esta vez es cuando ella cae gravemente enferma, y vivirá postrada en la cama hasta el final de sus días (y entre el primer hecho y éste no parece haber conexión alguna, parece ser totalmente arbitrario). Como dice la sinopsis, una enfermedad muy extraña que los médicos no logran reconocer a tiempo y que tampoco pueden evitar.
Sólo en el último párrafo se conocen las verdaderas causas de su rápida muerte, y vuelve a ser un final perfectamente creíble y real, con exposición técnica o enseñanza de Quiroga incluida. El final vuelve a dejarte otra vez totalmente sorprendido, es también bastante repulsivo y grotesco. Invita a revisar el almohadón antes de irte a dormir (sobre todo los lectores nocturnos), y el saber que el peligro puede estar en todas partes y donde menos te lo esperas. Se podría decir que es una visión distinta del vampirismo anglosajón, muy original, pero éste además tiene explicación
racional para todo lo ocurrido.