Esto nos va a durar muy poco debido a sus pocas páginas.
Volvemos con la prosa excelsa de John Connolly que si la combinamos en un relato de poca duración nos deja ante nosotros caviar,
caviar connollyniano.
En los capitulos
1 y 2 conocemos la
tenebrosa casa de los horrores donde John Grady se erigió en su día como un abominable asesino de niños. Charlie acepta el caso y Connolly nos pone en escena, de manera magnífica como siempre, la maldita casa haciéndonos partícipes de tal manera que la podemos ver ante nuestros ojos. |
Hay críticas al autor irlandés sobre esta entrega en el sentido de su planteamiento, he leido poco para no comerme ningún spoiler pero da la sensación que se le achaca el meter "Más allá del espejo" casi con calzador entre la cuarta y quinta novela de la saga. No es mi caso, por supuesto, conocer a Parker en su foro mas interno me encanta, lo degusto, como por ejemplo esta cita:
"Con el tiempo, esas voces de mi pasado se acallarían. Mi abuelo, mis padres..., todos habían desaparecido ya. Resultó que me convertí en aquello que más temía cuando era niño: un hombre cuya sangre sólo corría por sus venas, una figura sin lazos visibles con quienes lo habían traído a este mundo. Y cuando intenté echar el ancla creando mi familia propia, también esta me fue areebatada, y quedé a la deriva, y por un tiempo estuve extraviado en lugares sin nombre." |
Y de repente aparece el villano de turno, El Coleccionista, supongo que será porque lo he sufrido casi por dentro pero en un primer momento apareció ante mis ojos el perdicador Faulkner.... que pesadilla jejeje que manera innata tiene Connolly de crear a los
malos, brillante.
Me he quedado también con el Desperate Measure,
"la clase de bar donde la mayoría de gente no podría la vista, y mucho menos los pies.", vamos un bar de mala muerte donde quizás frecuentan mas hombres muertos que con vida. |
En capítulo 4 Parker nos sigue deleitando con sus filosofadas, permíteme otro pasaje:
"Porque aún venía a mí. En las horas muertas, durante el crepúsculo, en esos momentos entre la vigilia y sueño en el que el mundo aún no habiía cobrado plena forma en torno a mí, allí estaba ella. A veces la acompañaba su madre, envuelta en sombras, un recordatorio de mi deber para con ellas, y para con todos aquellos como ellas. A menudo soñaba con sentirme en paz, con no experimentar ya más esas visiones. Ahora sé que mi destino no es ése, no ahora, y que sólo me llegará la paz cuando cierre los ojos y ocupe por fin mi lugar junto a ellas en las tinieblas.” |
Rachel, siempre Rachel, no hay novela donde no esté ella para escucharle y enseñarle el camino, como dice Parker
"ella, a saber como, se me había adelantado tres pasos mientras me distraía observando el paso de una nube".
En fin, disculpa el tocho, pero es que disfruto como un enano.