acabado
"La última noche..." viene a ser una mezcla de las películas
"Perros de paja" y "Take shelter" |
, de las que no he podido evitar acordarme según iba avanzando en su lectura. De ritmo lento pero disfrutable, dista mucho se ser un thriller (salvo en un pasaje del final) tanto por estructura como por desarrollo. Sí se trata, en cambio, de intriga psicológica, si bien al principio se adhiere más a ese estilo que conocemos como narrativa y que tan poco usual es por estos lares. Sea como fuere, la novela se goza en cualquiera de sus vertientes. Y es que Santiago ha apelado a una de las máximas al acometer cualquier escrito: oraciones cortas, sin complicaciones, como si de un lego en su propia lengua materna se tratase. Lo que muchos profesores se afanan en recalcar una y mil veces al enseñar un idioma parece que ha calado en este escritor. Esto, junto con un innegable talento para la escritura, ya supone buena parte de su éxito, incluso aunque en ocasiones mezcle escenas que nada tienen que ver. Tampoco adolece de tempos y ritmos pese al brófego comienzo e inicial desarrollo, lo que augura un buen libro ya desde las primeras páginas.
Santiago es uno de esos raros ejemplares de los que leer hasta la lista de la compra resulta entretenido. Como pudiera ocurrir con Tana French, por ejemplo. De hecho, al igual que ésta, no cuenta entre sus virtudes con el oficio de otorgar un buen desenlace a sus novelas. Sigue antojándoseme inexplicable esta falta de labor pensante de cara al final de un relato. No sé si responde a la seguridad de saberse superior a la media o a la propia desidia que supone reflexionar durante un periodo más o menos largo. Lo cierto es que tampoco le hace falta pero, desgraciada o afortunadamente, hace más el que quiere que el que puede. Por eso, este tipo de escritores nunca alcanzará el top que otros menos dotados sí saborean.
Cuatro estrellitas para una buena novela, lenta de inicio pero tensa en su desarrollo, que naufraga un tanto al final, cuando los razonamientos se adeudan y el acreedor está ávido de conclusiones realmente sesudas. De todos modos, el viaje se disfruta, y mucho. Quien considere que la explicación final le satisface, encontrará en éste un libro inolvidable, siempre dentro del simple entretenimiento. Quien, como yo, eche en falta un poco más de trabajo por parte del autor, pensará en "La última noche..." como en una oportunidad perdida para alcanzar la excelencia. Dicho lo cual, sigue siendo mejor que la gran mayoría de libros que haya podido leer. Y sin esfuerzo. Ni por parte de Santiago ni por la mía. Un buen futuro le espera a un escritor que tiene lo más importante pero también un plus de trabajo por delante: creerse menos de lo que es para llegar a ser más de lo que cree.