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Una señorita no se dedica a cortejar a los hombres... pero a Esme Crabb le importan un bledo las convenciones sociales. A diferencia de las dos cabezas de chorlito de sus hermanas, esta orgullosa y práctica montañesa sabe que la labia no llena el estómago: así que toma la decisión de encontrar a un hombre sensato con el que casarse. Cleavis Rhy le parece una buena elección... y entre las cajas de galletas y los tarros de mermelada de la tienda de los Rhy, Esme pone en marcha su plan...
No se da cuenta de que su atrevida estrategia para enamorar a alguien como Cleavis Rhy provocará un gran revuelo en el pueblo, pero también en su propio corazón...
Una historia deliciosa, sexy y absolutamente desternillante.
Lo que me he llegado a reír con las chifladuras de la Esme y los apuros en los que mete al pobre Cleavis!!! Me encanta cómo escribe Pamela Morsi y otros libros suyos que he leído tienen también bastante humor pero es que este se lleva la palma.
La pobre Esme no es tan tonta como sus hermanas (de hecho es bastante espabilada) pero la impulsividad la mata juasss. En cuanto toma su decisión de casarse con Cleavis para sacar a su padre y sus hermanas de la vida de miseria en la que han estado hundidos toda su vida, lo somete a un acoso sexual brutal JAJAJAJA. Vamos, dicho así no tiene ninguna gracia, pero en el libro te meas. Es que él es muy estirado, es el hombre más rico del pueblo y encima estudió en la "gran ciudad" y se las da de caballero. Vamos que aunque pierda el oremus cada vez que Esme se arremanga la falda para subirse las medias (a falta del famoso liguero del título!) ni borracho se casaría jamás con una paleta muerta de hambre como ella.
Esme no solo vive en una ¡cueva! en la montaña con su familia, sino que es hija del haragán del pueblo, un auténtico inútil que no sabe más que divertirse y hacer lo que le apetezca, siempre que para ello no tenga que levantar ni un dedo. Ella es la única persona trabajadora y sensata de la familia. Ha salido a la madre, que murió (de agotamiento dicen todos en el pueblo), cuando Esme todavía era muy pequeña.
Unas líneas divertidas del libro:
Yohan Crabb era el hombre más perezoso de Vader, Tennessee. Era un hecho sabido por todos. Algunos pensaban que seguramente era el hombre más gandul del mundo, pero hasta la fecha nadie había podido probarlo.
Habría sido lo bastante triste si Yo Crabb fuera borracho y perezoso. Pero Crabb era un hombre temeroso de Dios, por lo que nunca probó una gota de alcohol. Simplemente era gandul y punto.
Se decía que cuando Yo nació y su madre extranjera con ese acento suyo tan extraño pidió con su último aliento que lo llamaran Yohan, lo que en realidad había intentado decir era: "Hijo, todos igual que Yo han de ver que nunca darás un palo al agua".
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