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Yo estoy pasando poco por el hilo. Es que vais más adelantadas y me contáis cosas antes de que pasen.
Bueno, yo voy a mi ritmo. En el capítulo 4: Hans se ha enseñado ya a empaquetarse en la chaise-longe. Y cada personaje que sale está más p'allá que el anterior: uno suicida, el otro un filosofillo. Y ¡comer comer comer!
Parece más de humor que otra cosa por el tono que lleva. Pero sospecho que cambiará.
Ratpenat escribió:Yo estoy pasando poco por el hilo. Es que vais más adelantadas y me contáis cosas antes de que pasen.
Bueno, yo voy a mi ritmo. En el capítulo 4: Hans se ha enseñado ya a empaquetarse en la chaise-longe. Y cada personaje que sale está más p'allá que el anterior: uno suicida, el otro un filosofillo. Y ¡comer comer comer!
Parece más de humor que otra cosa por el tono que lleva. Pero sospecho que cambiará.
Rat, en estos libros no creo se descubra nada. Lo que cuenta es la prosa, los detalles. Al menos así lo veo yo. Pero lo de ir a tu ritmo es perfecto. Yo voy al mio, en la avanzadilla, para pisar la nieve virgen.
noramu escribió:Yo no he leído casi estos días. Así que voy al ritmo de Rat
No sabía yo que eso de calzarse unas mantas fuera un arte tan complicado...
Ten en cuenta que eran enfermos de pulmón y la cura consistía en sentarse en los balcones hiciese la temperatura que hiciese. Cuando leí esa parte, me acordé de las crisálidas de las mariposas y me pareció una bonita imagen ver en cada celdita bien envueltos los cuerpos de quienes muy probablemente van a cabar levantando el vuelo hacia el otro mundo.
Rat, esto no es que suceda (no sé cuál será el destino de ellos) sino algo que imaginé yo.
jilguero escribió:Ayer tarde ya acabé el capítulo IV y esta tarde espero empezar con el V.
La verdad es que estoy disfrutando con su lectura bastante más de lo que esperaba. Me imaginaba un texto más complejo y pesado de leer. Y en general no está siendo así. Es verdad que ayer, una de las disquisiciones filosóficas surgida en un encuentro con el italiano me llegó a cansar. Otras, en cambio, las encuentro muy interesantes.
Me llama la atención los nombres tan variados y atípicos que tienen las secciones de cada capítulo.
¿Sabéis si se los puso el autor o si son añadidos posteriores?
Vaya, yo diría que son del autor. Me cuesta pensar lo contrario.
Yo las charlas con Settembrini por ahora las estoy disfrutando. Lo que ha costado bastante más ha sido el discurso acerca del amor de Krokowski
jilguero escribió:Ayer tarde ya acabé el capítulo IV y esta tarde espero empezar con el V.
La verdad es que estoy disfrutando con su lectura bastante más de lo que esperaba. Me imaginaba un texto más complejo y pesado de leer. Y en general no está siendo así. Es verdad que ayer, una de las disquisiciones filosóficas surgida en un encuentro con el italiano me llegó a cansar. Otras, en cambio, las encuentro muy interesantes.
Me llama la atención los nombres tan variados y atípicos que tienen las secciones de cada capítulo.
¿Sabéis si se los puso el autor o si son añadidos posteriores?
Vaya, yo diría que son del autor. Me cuesta pensar lo contrario.
Yo las charlas con Settembrini por ahora las estoy disfrutando. Lo que ha costado bastante más ha sido el discurso acerca del amor de Krokowski
Yo te reconozco que me he ido cansando un poco de Settembrini, como pasa cuando conoces a alguien que el primer día te larga una perorata, te hace pensar y conlcuyes que es un tipo muy interesante. Pero que más adelante, cuando insiste mucho en largarte discursos, te acaba resultando pesado. Para colmo, ayer tarde apareció un tal Naptha y tuvieron un enfrentamientos dialéctico que me cansó y que leí en diagonal.
Mi sensación es como si Mann hubiese intentado concentrar ahí una saber humanista-enciclopédico pero que, leido ahora, nos damos cuenta que no lo hizo del todo bien puesto que ha envejecido. Veo más valioso todo lo relacionado con el comportamiento de los protagonistas, con esa barrera que se crea entre el mundo de los sanos y los enfermos, el cambio en la escala del tiempo de los unos de los otros.
Pero estos juicios míos son más bien "frívolos", puesto que los baso en sensaciones propias más que en conocimientos.
Ayer, por cierto, envidié a Hans, cuando se hallaba en su cuarto, tras un paseo, con la lupa en mano, determinando plantas. Eso es para mí uno de los grandes placeres de la vida: aprender quién es quien y, cuando luego paseas por el campo, irlas llamando por su nombre.
La montaña se me está haciendo un poco cuesta arriba. Terminado, por fin, el capítulo 4 estoy de acuerdo con lo que dice Jilguero que lo más interesante son los personajes y como interactúan en ese espacio cerrado. Pero se me está haciendo un poco repetitivo y el jueguecito con la señora Chouchou o como se llame un poco cansino.
Las descripciones siguen siendo fantásticas. Me ha encantado la escena cerca de la cascada en la que Hans se queda "adormilado" en el banco.
noramu escribió:La montaña se me está haciendo un poco cuesta arriba. Terminado, por fin, el capítulo 4 estoy de acuerdo con lo que dice Jilguero que lo más interesante son los personajes y como interactúan en ese espacio cerrado. Pero se me está haciendo un poco repetitivo y el jueguecito con la señora Chouchou o como se llame un poco cansino.
Las descripciones siguen siendo fantásticas. Me ha encantado la escena cerca de la cascada en la que Hans se queda "adormilado" en el banco.
Noramu, yo ya estoy haciendo mi poda personal sin ningún reparo. Es curioso como a gente talentosa le cuesta encontrar la medida justa. Es muy raro encontrar obras redondas.
Pero, oye, mientras merezca la pena lo que cada uno entresaca, pues bien venida sean La montañas mágicas y similares.
A trancas y barrancas, y ejercitando el salto con pértiga, estoy enfilando la recta final.
Diría que me gusta como escribe este hombre y que me gusta mucho la escenografía (sanatorio+enfermos) que nos plantea.
Sin embargo, las largas disgreciones filosóficas y el cortejo amoroso de Hans y Clawdia se me van haciendo cada vez más insufribles . Y lo malo es que han ido en aumento...
No quiero desanimaros, pues cada uno es cada uno y sus gustos personales.
soy muy fan de este libro (y me hace falta releerlo). les animo a que lo terminen. las escenas finales son buenísimas. el desenlace de la discusión intelectual entre los pedagogos de hans, por ejemplo, es espectacular.
durito escribió:soy muy fan de este libro (y me hace falta releerlo). les animo a que lo terminen. las escenas finales son buenísimas. el desenlace de la discusión intelectual entre los pedagogos de Hans, por ejemplo, es espectacular.
Si lo voy a acabar y estaré atenta a esa discusión final con el pedagogo para no perdérmela puesto que son precisamente esas discusiones donde practico el salto con pértiga.
Verás, lo que me ha ocurrido. Empecé leyendo con ganas esas disquisiciones humanistas-filosóficas-pedagógicas. Hasta que llegó a una que versaba sobre biología/anatomía, tema del que entiendo un poco más. Y esa me sonó a mucha palabrería, a mucho ripio intelectual, y eso me ha hecho desconfiar de todas las demás en la que soy más incultas. Te diría que ha sido como si estás escuchando una conferencia con mucho interés, creyendo que aprendes cosas, y de repente tienes la sensación que el conferenciante es en cierto modo un charlatán (descubres que el dios tiene los pies de barro). Y ya sabes que, en cualquier aspecto de la vida, una vez se pierdes la confianza en alguien, volver a confiar en esa persona es una tarea casi imposible.
Digo estás cosas desde la mucha ignorancia que tengo, porque igual Mann hace en este libro ensayos "camuflados" sobre ciertos temas magistrales y me los estoy perdiendo. Pero lo que me engancha del libro es cuando se olvida de eso y me presenta simplemente a seres humanos enfermos y aislados, tratando de entretenerse como mejor pueden para olvidarse de por qué están allí.
Anoche, sin ir más lejos, tras dejar aquí mi comentario quejoso, nos presenta a una nueva enferma, una jovencita nordica con cierto aire angelical y que tiene cierto don de comunicación con una "presencia". El caso es que ahí, cuando presenta al nuevo personaje, volví a disfrutar un montón.
No sé cuánto tiempo hace que lo leíste. Igual cuando lo releas ya lo ves de otra manera. Con veinte años quizás este libro me hubiese impactado más que ahora que tengo más claro lo que busco en la lectura, lo que me creo y lo que no.
A mí también me cansaron mucho las lecciones magistrales de Settembrini y Naphta. Cuando recuerdo la novela, me acuerdo sobre todo de Hans, de su primo, de la nieve, de Claudia y el lápiz y demás acontecimientos sanatoriles. Inconscientemente a estos dos los he borrado de mi memoria, casi.
Jilguero, no recuerdo esa conversación que nombras sobre biología y anatomía. Supongo que como la ciencia avanza muy rápido, lo que se sabía por aquel tiempo del tema ahora habrá quedado desfasado. Digo yo, no sé.
Terminado y me alegro que así sea. No puedo decir que no me alegre de haberlo leído pues, sobre todo en la primera mitad, ha habido muchos momentos que los he disfrutado a tope. Pero en conjunto creo que una buena poda le sentaría bien. Es curioso lo que les cuesta a algunos buenos escritores encontrar la medida en cuanto al contenido.
Parece más de humor que otra cosa por el tono que lleva. Pero sospecho que cambiará.
Las cavilaciones de Juan Mute 
y el cortejo amoroso de Hans y Clawdia se me van haciendo cada vez más insufribles 
. Y lo malo es que han ido en aumento... 
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