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Yo todavía no he llegado al momento en que se sabe lo que llevo sospechando casi desde su llegada.
Estos ambientes de edificios aislados en medio de la naturaleza me encantan porque me convierto en una huésped más con facilidad. Lo único malo, en este caso, es que me recuerda mucho a un hermano de mi padre que murió a los 16 años en un hospital de la sierra de Guadarrama. Leer lo que dejó escrito el padre (mi abuelo) que lo acompañaba es tristísimo. Como dice Sue, la tuberculosis era un azote tremendo. Y era tal el miedo que ver las mejillas sonrosadas asustaba a las madres, por miedo a que delatar fiebre en los niños.
Y sí, me gusta esta prosa clásica y esta manera de dibujar personajes también clásica.
Después del fallido intento de leer a Pynchon, un gustazo volver a los territorios conocidos.
Ya llegué a saber lo que intuía. Sigo estando en el capítulo III, pero a punto de conocer al señor Albin.
Es curiosísimo el ambiente y curiosísimos la mayoría de los personajes. Y qué dura la situación, jugando a olvidarse de que igual
no salen nunca de allí.
De momento, me está pareciendo un texto bueno y muy fácil de leer. Supongo que se complicará en algún momento, porque la fama de texto duro le tiene que venir de algo.
Me he encontrado esto por Internet. Es a propósito del método explicado por el primo de Hans para curar la tuberculosis.
En mayo de 1919, la prensa de Nueva York dedica grandes elogios al nuevo método de curación de la tuberculosis, aplicado en el hospital metropolitano por el doctor brasileño Oliveira, ante un gran número de especialistas. El procedimiento consiste en inyectar en la cavidad de la pleura una dosis de nitrógeno presionado a cien centímetros y cuya propiedad es la desecación del pulmón, afectándolo con tal intensidad que lo neutraliza por completo y destruye los gérmenes de la tuberculosis. El pulmón, con esta saturación de nitrógeno, deja de funcionar interiormente y tarda algún tiempo en recobrar sus funciones respiratorias. Ello no implica ninguna crisis para la respiración, pues un solo pulmón basta para efectuar la absorción del oxígeno y proveer de impulso al dístole y síntole del corazón.
El primer experimento se hizo en un tuberculoso terciario, cuyo estado era gravísimo. Se le administró al paciente un anestésico suave que no produce la pérdida de conocimiento. Se acercó a la mesa un depósito cónico cargado de nitrógeno, a presión de cien centímetros. Después de esterilizada una aguja hipodérmica muy parecida a las utilizadas para inyecciones subcutáneas, fue introducida con un movimiento rápido en el costado derecho, a través de la cavidad pleural del pulmón.
…/ Se inyectó el nitrógeno a presión en la cavidad del pulmón durante varios minutos. Al retirar la aguja se produjo la crisis en el pulmón y al cesar los movimientos respiratorios del mismo se impidió la propagación del germen tuberculoso.
Ratpenat escribió:Me he encontrado esto por Internet. Es a propósito del método explicado por el primo de Hans para curar la tuberculosis.
En mayo de 1919, la prensa de Nueva York dedica grandes elogios al nuevo método de curación de la tuberculosis, aplicado en el hospital metropolitano por el doctor brasileño Oliveira, ante un gran número de especialistas. El procedimiento consiste en inyectar en la cavidad de la pleura una dosis de nitrógeno presionado a cien centímetros y cuya propiedad es la desecación del pulmón, afectándolo con tal intensidad que lo neutraliza por completo y destruye los gérmenes de la tuberculosis. El pulmón, con esta saturación de nitrógeno, deja de funcionar interiormente y tarda algún tiempo en recobrar sus funciones respiratorias. Ello no implica ninguna crisis para la respiración, pues un solo pulmón basta para efectuar la absorción del oxígeno y proveer de impulso al dístole y síntole del corazón.
El primer experimento se hizo en un tuberculoso terciario, cuyo estado era gravísimo. Se le administró al paciente un anestésico suave que no produce la pérdida de conocimiento. Se acercó a la mesa un depósito cónico cargado de nitrógeno, a presión de cien centímetros. Después de esterilizada una aguja hipodérmica muy parecida a las utilizadas para inyecciones subcutáneas, fue introducida con un movimiento rápido en el costado derecho, a través de la cavidad pleural del pulmón.
…/ Se inyectó el nitrógeno a presión en la cavidad del pulmón durante varios minutos. Al retirar la aguja se produjo la crisis en el pulmón y al cesar los movimientos respiratorios del mismo se impidió la propagación del germen tuberculoso.
Rat, a mi tío el que murió adolescente se lo aplicaron pero no le valió de nada. En cambio, un tío por parte materna, se lo hicieron y se salvó, aunque perdió un pulmón. Hubo una generación que se les unió el azote de la tuberculosis con la hambruna postguerra civil y lo pasaron fatal.
Cómo bien comentaba Noramu, no paran de comer. No sé si será buscando que una buena alimentación les ayude a mejorar o una manera de compartimentar el día y que no se les haga eterno.
Mañana empiezo el capítulo IV.
Última edición por jilguero el 02 Mar 2017 09:46, editado 1 vez en total.
Cap. 4
Vaya con el italiano. Lo poco que le ha costado deconstruir la teoría de Hans sobre la honorabilidad de la enfermedad y su idea de incompatibilidad con la cortedad de mente ( Dummheit).
Cada vez estoy más convencida de que Thomas Mann era un cínico de mucho cuidado.
noramu escribió:Cap. 4
Vaya con el italiano. Lo poco que le ha costado deconstruir la teoría de Hans sobre la honorabilidad de la enfermedad y su idea de incompatibilidad con la cortedad de mente ( Dummheit).
Cada vez estoy más convencida de que Thomas Mann era un cínico de mucho cuidado.
El italiano es un elemento de cuidado. Muy lúcido pero no sé yo si buen compañero en las circunstancias en las que se encuentran.
Yo acabo de conocer a un compañero de escuela, Hippe, del que se ha acordado por su parecido con una de las enfermas.
De momento me está resultando una lectura muy grata.
Sue_Storm escribió:La sobrealimentación era una forma de tratamiento.
Eso no lo sabía. Ya decía yo que tanto comer no me cuadraba.
noramu escribió:Cada vez estoy más convencida de que Thomas Mann era un cínico de mucho cuidado.
Y tanto, lanza unos dardos y muy irónico, recuerdo haberme reído en muchas partes de la novela, cada vez que aparecía la señora Stöhr y otros personajes que ya conoceréis.
Os sigo, guardo un recuerdo muy bueno esta lectura
Yo hice un trabajo sobre Thomas Mann cuando estudiaba alemán. Era un reprimido cuya vía de escape era la escritura. Por lo que vi en su día tenía también unos diarios de los que no se supo hasta que murió en los que describía detalladamente cosas como sus masturbaciones o sus defecaciones.
También me leí en su día la muerte en Venecia. Y otro relato suyo del que ya no me acuerdo.
A ver si este finde me pongo a leer más, porque ya me lleváis mucha delantera y acabaré el último como siempre
Ayer tarde ya acabé el capítulo IV y esta tarde espero empezar con el V.
La verdad es que estoy disfrutando con su lectura bastante más de lo que esperaba. Me imaginaba un texto más complejo y pesado de leer. Y en general no está siendo así. Es verdad que ayer, una de las disquisiciones filosóficas surgida en un encuentro con el italiano me llegó a cansar. Otras, en cambio, las encuentro muy interesantes.
Me llama la atención los nombres tan variados y atípicos que tienen las secciones de cada capítulo.
¿Sabéis si se los puso el autor o si son añadidos posteriores?
Ya estamos en Navidad. Qué frío.
Ayer a Hans le dio por ilustrarse sobre los seres vivos y anatomía y os reconozco que logró cansarme. Pero hice lectura deslizante y asunto arreglado.
Una parrafada que me ha hecho reflexionar un rato:
"...se leía mucho en las salas y en los balcones privados del Sanatorio Internacional Berghof, sobre todo los principiantes y los pensionistas que pasaban costas temporadas. pues los pensionistas que se hallaban allí desde hacía largos meses o desde hacía años, habían aprendido, desde hacia tiempo, a destruir el tiempo sin distracciones ni ocupaciones intelectuales, y a hacer que este resbalase gracias a un virtuosismo interior. Declaraban incluso que era una falta de habilidad propia de novicios eso de agarrarse como recurso a los libros. Como mucho, se debía poner uno sobre las rodillas o sobre la mesita, lo que era ya suficiente para que se sintiera provisto de lo necesario."
Me ha dado que pensar porque tengo muy bien conceptuada la lectura y la actividad intelectual como un bien en sí mismo, y al leer este párrafo me ha hecho plantearme si no será una evasión también que nos distrae. Pero en tal caso, ¿de qué?
Por otro lado, ahora los dos primos se dedican a visitar a quienes están más enfermos. Me están resultando muy interesante esas visitas. En concreto, esta me ha resultado conmovedora (conviene leer estas cosas sin sacarlas del contexto de la época):
"...soportaba aquellas calamidades dignas de Job con una paciencia y tenacidad sorprendentes, con la fuerza de resistencia elemental de su raza y su sexo, que triunfaban de la miseria de su cuerpo moreno, y se preocupaba en hacerse un tocado que le sentase bien, arreglándose incluso con coquetería la gasa que debía llevar en torno a la cabeza por alguna repugnante razón."
Me conmueve esa lucha por no perder la dignidad que, en el caso de esta mujer coqueta, ella considera estrechamente ligada a tener buen aspecto.
Sigo leyendo con gusto la novela, si bien cada vez se me hacen más cuesta arriba las disquisiciones filosóficas. Esas partes me resultan un tanto pedantes y, sobre todo, creo que han envejecido mal. En cambio, los personajes, su día a día, aunque los tiempos sean otros y las costumbres también, encuentro que han envejecido mucho mejor, que su esencia sigue siendo de gran actualidad.
¿Por dónde vais los demás? Con este silencio tengo la sensación de ser la única visitante del Sanatorio Internacional de Berghof
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y muy irónico, recuerdo haberme reído en muchas partes de la novela, cada vez que aparecía la señora Stöhr y otros personajes que ya conoceréis.
