Sin duda el nombre de Paul Bourger poco o nada dirá a la inmensa mayoría de los lectores de hoy. Fue, sin embargo, un autor traducido con reiteración y leído con especial interés en los años finales del siglo XIX y primeros del XX. Sabemos, además, que El discípulo, con diferencia su mejor obra, influyó muy directamente en Nietzsche de modo muy especial en su elaboración de la teoría del Superhombre.
Adrien Sixte, profesor y apóstol del positivismo más materialista, defensor a ultranza de teorías que consideran que la ciencia puede explicarlo todo, hasta los pliegues más recónditos de la psicología humana, recibe una citación para asistir como testigo al juicio contra su joven discípulo Robert Greslou, acusado de haber envenenado, por despecho amoroso, a la joven Carlota Jussat, hija de una familia noble en cuya casa trabajaba como preceptor. Sobre el recae la sospecha de ser el responsable moral del comportamiento de su alumno quien, desde la cárcel, le remitirá por escrito la dolorosa confesión de sus relaciones con la joven pidiéndole algo así como su "absolución intelectual" y dejando en sus manos el secreto que podría salvarle del cadalso.
De melodrama intelectual podemos calificar esta novela en la que las ideas y la pasión, la razón y los sentimientos se funden de manera extraordinaria y con ecos narrativos muy cercanos a El rojo y el negro de Stendhal o a Una tragedia americana de Theodore Dreiser.
Autor: Paul Bourget
Título original: Le Disciple
Año de publicación: 1889
Editorial: Debate
Colección: Narrativa
Año de la edición: 2003
ISBN: 978-84-946575-1-1
Páginas: 237
Traducción: Inés Bértolo Fernández