Bueno, esta es una de las pocas novelas de Conrad que no están ambientadas en el mundo marino y la verdad se hace algo extraño el habituarse al principio (si no es la primera, lógicamente), pero por lo que nos cuenta el propio autor fué una especie de necesidad personal el hacerlo para expresar sus propias inquietudes sobre el tema, esta basada en un hecho real ocurrido en 1894, un intento de atentado bastante patético ocurrido en Londres. "Es evidente que yo no tendría por qué haber escrito este libro. No tenía ninguna necesidad de ocuparme de este tema...
El agente Secreto, quiero decir, la historia, se me impuso a través de unas pocas palabras, pronunciadas por un amigo, durante una conversación acerca de la anarquía o, más bién las actividades anarquistas; no recuerdo ahora como surgió la cosa. Recuerdo, sin embargo, que comentamos la criminal futileza del asunto, doctrinar, accionar y mentalidad y el despreciable aspecto de esa alocada posición, considerandola una descarada estafa que explota las dolorosas miserias y apasionadas credulidades de una humanidad tan dispuesta a destruirse".
Pese al caracter inusual y "personalizado" de la trama seguimos encontrando que el plato fuerte, y que es donde Conrad ejerce su magisterio, "no esta en la sugestión, más o menos eficaz, que nos producen los hechos narrados ya que lo que para otros narradores es el eje primordial para él solo es un pretexto que le permite introducirnos en un mundo de intenso dramatismo, donde lo que interesa es la reacción del ser humano ante situaciones que ponen a prueba su temple o debilidad. El analisis de estos comportamientos suponen el último fin del relato".
Este último entrecomillado lo he sacado de la introducción (anónima) a la primera edición de otra buenísima novela de Conrad, y una de las últimas, publicada en Ediciones Destino como
El hermano de la Costa, aunque en otras editoriales, titulada
El pirata, en mi opinión, altamente recomendable, es de esas novelas de las que te acuerdas para siempre por el grato sabor que te deja, emanan sus páginas un suave lirismo y un entrañable afecto hacia el protagonista que te embriaga deliciosamente, un viejo marino que debe superar un último y peligroso desafio con el mar antes del esperado y merecido retiro en una época de rivalidad franco-britanica en los primeros tiempos de Napoleón.
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