Finalmente me lo terminé el jueves pero no me había dado la gana pasar por este hilo porque seguía cabreado con la puñalada trapera que le mete Clarín al Magistral en los últimos capítulos.
Lo primero:
Eliena escribió:Me ha encantado. Los personajes son magníficos, perfectamente retratados. La España añeja dibujada al mínimo detalle. La hipocresía de la sociedad, las envidias, el que dirán. Además son personajes muy reconocibles incluso en la actualidad. Quien no conoce a una Visitación o a un Víctor, incluso a un Mejias. El personaje que menos me ha convencido es Ana Ozores, está muy llevada al extremo, bueno ella en sí ya es así de extremos... pero no sé, no me a terminado de convencer como protagonista. En cambio el Magistral me ha fascinado y horrorizado a partes iguales. Tiene tanta fuerza que me imagino a Clarín intentando controlarlo sin éxito, porque eclipsaba a Ana y al resto.
Que me lo he pasado muy bien, aunque tiene partes espesas, espesas... el ingenio de Clarín las salva, claro. Recomendalísma
Básicamente de acuerdo en todo, sobre todo en lo que dices sobre Ana Ozores y el Magistral.
Siendo los dos personajes protagonistas, a mí me parece que el de Ana es un pelín sosito y me ha costado bastante empatizar, mientras que el del Magistral está lleno de claroscuros magníficos.
Los personajes secundarios son excelentes, y creo que los capítulos dedicados a ellos son los que más he disfrutado.
Una novela estupenda, en definitiva.
Peeeeeeeeeeero...
Eliena escribió:Pseudoabulafia escribió:Lo siento por los adoradores de este libro (entre los que me encuentro), pero lo que hace Clarín con el personaje del Magistral me parece una chapuza efectista. Hale, ya lo he dicho.
Hale, dicho queda
A mi no me choca tanto, poco a poco
se ha ido desquiciando, quiero decir que la transformación ha sido gradual. Creo que lo que le pasaba es que no soportaba perder |
Sí, si precisamente ese es uno de los puntos mejores y más interesantes del personaje:
Su transformación y envilecimiento por culpa de los celos es brutal y muy buena. Además está perfectamente «justificada» y no desentona nada con el personaje. Cuando digo justificada quiero decir que la transformación es coherente con el personaje y con los pensamientos que nos ha ido revelando durante la novela.
Lo que me cabrea es el envilecimiento innecesario al que le ha sometido Clarín en los últimos capítulos. Es que no sé a santo de qué a tenido que meter lo de los cepillares de criadas, salvo por dar efecto y un giro sensacionalista al final de la novela, que para mí la estropea un poco.
Que no digo que el personaje no hubiese podido desfogarse carnalmente, que tampoco estaría completamente fuera de lugar con él, pero coñes, si se ha tirado capítulos enteros para describir los dimes y diretes de la vida de Magistral, sus pensamientos, sus temores, sus elucubraciones... ¡¿luego resulta que tirarse a la sirvienta lo resuelve Clarín con dos párrafos y medio?! ¿y se queda tan campante sin darle más vueltas?
Vamos, hombre, que luego mucho nos puede decir que Petra estaba muy interesada y motivada para que el Magistral «la hiciese suya», pero ¡¿en media hora y santas pascuas?!
Lo que dice Lizzy de sutilidad con el clero es una buena explicación, pero coñes, ¿solo tiene sutileza en el tema sexual? Porque en todo lo demás el clero sale bastante malparado en esta novela. Y además al final es bastante claro y a mí no me cabe dudas de que el Magistral se ha cepillado a Petra y Teresina, aunque sin ser absolutamente explícito al decirlo. Pero vamos, que es que si no lo de la liga no puede tener doble sentido ninguno. |
LizzyDarcy escribió:Eliena escribió:Terminé ayer. Trepidantes las últimas páginas
pobre hombrecillo Don Victor, mira que irse a cazar con su amigo con todo el lío que tenía en casa ¡qué de pensamientos en ese tren! Qué bien llevada su reacción, bravo Clarín! |
Completamente de acuerdo, esa parte de don Víctor es magnífica,
cómo va evolucionando su pensamiento. Y que muriera en ese duelo y Mejía se fuera de rositas, me dio pena, pero bueno, siempre pasa así, los inocentes se llevan la peor parte. |
Don Víctor es otro de los personajes en los que el final me ha defraudado un poco, pero no por el personaje en sí sino por la forma de tratarlo.
Coñes, si es que después de describirnos a un personaje asexual durante toda la novela, ¿a última hora lo convierte deprisa y corriendo en un picarón, en un viejo verde? ¿a qué venía eso?
Me quedo con que a lo mejor el personaje en realidad el gustaban tanto las obras «galantes» que leía que sentía la necesidad de hacerse el Tenorio y que es posible que no le moviese el deseo sexual sino la honrilla viril.
También me cabreó que después de haber dado carpetazo a los devaneos sexuales del Magistral en media página, se tire medio capítulo para relatar la escena de campo del ex-regente, y si cazó cordornices o perdices. Ojo, que no es que no me guste ese medio capítulo, porque la forma de resolver el personaje está muy bien, sino por el agravio comparativo hacia el Magistral: tanto detalle para uno y tan poco para el otro. |
Voy a leer otros comentarios del miniclub.