De suposición nada, Andromaca, que yo he pensado exactamente lo mismo... Pero es que este libro te hace pensar mal, muy mal, y lo peor de todo es que con razón, jaja.
¿Y cómo que no le diste importancia a la escena del bizcocho? Si fue... impactante. Y además la forma tan, pero tan maravillosa de describirlo, y en el último párrafo del capítulo, para que impacte más, para que se grabe más. Si es que nada es casual.
Qué puedo decir del Magistral, que me tiene loca, loca...
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Macho es desde luego, pero eso de que "no caiga" lo pongo muy un duda. Que ha caído en el pasado es clarísimo, pero ¿en el presente? Antes de Teresina, ¿qué ha habido? Vetusta habla de sus amoríos, pero ¿son mentiras o verdades? ¿Cuántos años lleva célibe? ¿O nunca lo ha sido? Es un hombre para el mundo, y no para la Iglesia. Esa es su tragedia. Aunque de esto ya tendremos tiempo de comentar... |
Genial el encuentro de don Fermín con el cura de montaña. ¡Menudo carácter! Me encanta la reflexión que hace justo antes, comparándose con el Obispo. Y ese
"¿A quién dominaba él? ¡A escarabajos!" Para mi, el Magistral es el verdadero protagonista del libro. Tiene una complejidad, que asusta. ¿Es bueno o es malo? ¿Cuáles son sus verdadera motivaciones? ¿Cuáles son sus verdaderos deseos? Hay tantas, y tantas preguntas sobre el personaje... |
Me quedan dos capítulos, y permitidme que me desahogue porque no lo he podido pasar peor en el XXVIII. He llegado a odiar a Ana; la he despreciado, he tenido ganas de cogerla y tirarla por una ventana... La entiendo, por una parte, pero me da rabia que esté tan ciega, que sea tan inocente, que los años que tiene no le pesen, sino que la hagan más inmadura. Su problema es que no encuentra un punto medio; en realidad no sabe lo que quiere, en realidad está completamente perdida y busca "algo" que no comprende, entre otras cosas, porque nadie se lo ha explicado.
El Magistral, por mucho que me guste, no ha actuado bien:
No debería haberse portado como un cura, como el Magistral, como el Provisor, como el hombre de fe, intachable y sabio. Debería haber sido, simplemente, un hombre; el hombre que es en realidad, el hombre que sabe lo que es el mundo y conoce sus peligros. ¿Se entiende lo que quiero decir? A Ana no se le llega por la religión, sino por el amor. Y no quiere decir que don Fermín le confesara sus sentimientos, sino que le tendría que haber hablado como un verdadero amigo, el amigo que le dice "Ten cuidado, Ana, que la infidelidad no es el camino. Que ese hombre no te conviene, y tu marido no se lo merece". En fin. Alguien que le abriese los ojos. |
Estoy en un sin vivir, de verdad. Quiero saber el desenlace, pero no quiero terminar el libro. ¡Me gusta tanto!, jaja.