nosequé escribió:Todo el mundo va por nick......
Si podéis leer un poco la biografía de Vicente, seguro que os gustaría. Un tipo de armas tomar, literalmente.
Ciertamente, su biografía es muy ilustrativa para muchas de sus novelas, pero me temo que no es el caso con la que nos ocupa...
Aprendí mucho de Blasco Ibáñez cuando visité su casa de la playa de la Malvarrosa, en Valencia, visita que os recomiendo... [No sé si esta recomendación ya la hice en este hilo, o en otro del novelista... no sé... cosas del Alzeimer, la senectud y de la abuelita Cebolleta...]
El itinerario de esta novela sigue, galopando insaciable por las procelosas praderas de una tela arácnida enredosa y eterna como el paraíso prometido por alguna que otra secta yijadista y demás...
Estamos con Marujita, niña díscola y hombruna, hasta que cae en las redes, pero no de la araña de marras, sino del amor... y ¡ah!, que resulta que su amor tiene que ver con su familia y cierto doctorcillo que mandó al abuelito a los infiernos de Pedro Botero... Mira, solo me falta el purgatorio... ¿o ese lo habían quitado de la geografía escatológica de la Cristiandad? ¿o lo que habían quitado fue el limbo?
Socorredme, que esta novela me trastoca... y no veo aún el final...
klatubaradaniktó