Las tormentas del 48 - Benito Pérez Galdós

[RAOUL]

Episodios Nacionales, 26 / Cuarta serie

Primer episodio de la Cuarta serie, LAS TORMENTAS DEL 48 hace alusión a los numerosos acontecimientos que recorrieron Europa en 1848 sacudiendo tronos y estados. Las secuelas que de tal borrasca llegaron a España se entreveran en él con el comienzo de las peripecias vitales y sentimentales de José García Fajardo en un Madrid donde una vez más el pueblo llano es el principal protagonista.

"Vive Dios, que no dejo pasar este día sin poner la primera piedra del grande edificio de mis Memorias... Españoles nacidos y por nacer: sabed que de algún tiempo acá me acosa la idea de conservar empapelados, con los fáciles ingredientes de tinta y pluma, los públicos acaecimientos y los privados casos que me interesen, toda impresión de lo que veo y oigo, y hasta las propias melancolías o las fugaces dulzuras que en la soledad balancean mi alma; sabed asimismo que, a la hora presente, idea tan saludable pasa del pensar al hacer. Antes que mi voluntad desmaye, que harto sé cuán fácilmente baja de la clara firmeza a la vaguedad perezosa, agarro el primer pedazo de papel que a mano encuentro, tiro de pluma y escribo: «Hoy 13 de Octubre de 1847, tomo tierra en esta playa de Vinaroz, orilla del Mediterráneo, después de una angustiosa y larga travesía en la urca Pepeta, ¡mala peste para Neptuno y Eolo!, desde el puerto de Ostia, en los Estados del Papa...».

[cascabel]

Es el único español, salvando al Manco, capaz de hacer de una balandra valenciana llamada Pepeta una nave que transporte a cuarenta mil Odiseos.

[Haidé]

Raoul, ¿has leído ya la tercera serie? ¡Qué ganas tengo!

[RAOUL]

Sí, Haidé, leí la tercera serie el año pasado - a excepción de "Zumalacárregui", episodio que abandoné por la mitad- y ahora le toca a la cuarta: los años del reinado de Isabel II.

Quizás la tercera serie sea más irregular que las dos anteriores, pero a mí también me gustó mucho. Hay momentos realmente inolvidables. Recuerdo uno en particular, que no es el más llamativo ni en sí mismo espectacular, y que consiste simplemente en la descripción de una mansión en el campo alavés. Me trajo inmediatamente a la memoria el episodio del caballero de Verde Gabán en el Quijote. Bueno, es que tuve hasta la sensación física mientras lo leía de respirar ese mismo aire fresco, ese ambiente de limpieza y orden, la blandura de las camas, el sabor y el tacto de los alimentos, el perfume de las flores, el olor a jabón de las habitaciones, la paz y el sosiego de toda la casa... ¡Qué maravilla! Para que luego hablen de Proust.

O sea que te la recomiendo también, por supuesto .Eso sí, te tengo que advertir. Creo que la segunda serie te dejó un poquito... digamos "cabreada", con este pobre país nuestro. La tercera, como sabes, trata en su mayor parte de la primera guerra carlista (guerra absurda, dura y cruel donde las haya). Me temo que cuando la leas vas a tener sobradas ocasiones para seguir enfadándote.

Pero que también la vas a disfrutar... Sin duda alguna

[Haidé]

Pues empezaré con la tercera próximamente, aunque me enfade y eche sapos y culebras de nosotros los españoles.
Creo que solo salimos bien parados más o menos, que tampoco muy muy bien, en la primera serie. Porque los españoles pelearnos entre nosotros y cavar nuestra fosa lo hacemos como nadie, pero que no venga nadie de fuera a meterse con nosotros, que lo echamos.

[RAOUL]

Sí, unidos siempre y sólo contra alguien o algo.

La verdad es que aprende uno mucho leyendo los Episodios. Es todo un retrato del alma nacional. Incluso te das cuenta de lo poco que hemos cambiado. Como cuando en un momento de crisis absoluta en el país -más grave incluso que la que ahora padecemos- se hace cargo del gobierno Juan y Medio (así se le llamaba a Mendizábal) entre vítores y aplauso general, como si se tratara de un nuevo Mesías, un Salvador que venía de la Inglaterra a resolver los problemas con un movimiento de chistera... Los españoles levantamos estatuas sobre pedestales sólo para poder apedrearlas luego más a gusto.

Historia triste y fascinante la nuestra. En fin...

[Haidé]

Sí, yo pensé que había un gran paralelismo con la situación que vivimos, y es que nunca aprendemos de los errores, tendemos a cometerlos una y otra vez, como en un círculo vicioso.

[RAOUL]

LLevo algo menos de la mitad. Aunque en el primer párrafo el protagonista (que cuenta con veintipocos años) anuncia ampulosamente el comienzo de sus Memorias, en realidad lo que leemos se ajusta más propiamente a lo que es un diario. Después de hacer una breve recopilación de su infancia y primera juventud, el Pepito Fajardo va relatando periódicamente, bajo fecha, los acontecimientos que le suceden desde finales de 1847.

Así que, después de trazar una rápida panorámica de una Italia en ebullición y de relatar su peripecia personal por aquellas tierras( he encontrado una página en internet que se refiere a esos capítulos http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/1 ... _2_030.pdf
y que dejo aquí para los interesados) Pepito regresa a España, a su Sigüenza natal, para inmediatamente trasladarse Madrid e iniciar sus andanzas por la capital. Que las conocerá quien lea la novela. . De momento, tengo que confesar que me resultan un poco sosotas.

Pues este Pepito, ya digo, no es el galopín gaditano, espabiladillo, que tuvo que labrarse solito su fortuna a sangre y fuego como fue Gabriel Araceli, ni el rebelde con causa que fue Salvador Monsalud, ni el caballero distinguido, aristocrático, romántico y de porte que fue Fernando Calpena... Es de extracción humilde, pero no baja, ha recibido una buena educación y, sobre todo y a diferencia de los anteriores, no está solo en el mundo sino que tiene padre, madre y un familión de hermanos, hermanas, cuñados y cuñadas. Tira a burgués y apunta a los salones nobles. Presume de inteligente. Y de listo. Ama la buena vida. Se le ve encantado de haberse conocido(en algún momento llega a definirse como "una biblioteca viviente") y un algo ligerito de cascos y veleta. No se hace demasiado simpático, francamente. De todos modos, aún estoy conociendo al menda.

Van apareciendo de refilón personajes de la serie anterior o de otras novelas de Galdós y que no diré cuáles son para no estropear ninguna sorpresa. La novela discurre discretamente. Hay rasgos de humor típicos de Don Benito. Jugosas referencias al funcionamiento de la Adminsitración. Y consejos que encierran una filosofía y una visión muy determinada de España como el que le da un cardenal italiano a Pepito:
"En la política de tu país puedes abrirte camino ancho, que allá tienes dos especies de hombres afortunados: los tontos y los que se pasan de listos. Procura tú ser de los últimos"

Acaba de llegar la noticia de la proclamación de la república en Francia. Y los moderados en el poder ponen sus barbas a remojar.

[RAOUL]

El problema que yo le veo a esta novela y la crítica que puedo hacerle es que no hay en ella demasiadas ideas argumentales. Ideas nuevas, atrayentes, originales, quiero decir. Resulta todo muy manido, mascado, trillado. En cierto modo, yo diría que aquí Galdós copia. Cierto que a quien copia es a sí mismo porque varias escenas parecen sacadas de otras novelas suyas, pero el resultado es que las andanzas de este Pepe Fajardo (que en realidad no son pocas ni por su naturaleza aburridas) carecen de interés en muchos momentos. Al paladar resultan triviales, banales, pelín fatigosas. Son, como ya opiné, sosotas. Y a fuerza de ser sosotas acaban siendo insípidas. Uno las lee, sí, pero apartando las moscas y distrayéndose más de la cuenta.
Es verdad que hay un momento en que Galdós, quizás viendo que el guiso no le está hirviendo bien ni tomándole buen color en el puchero, parece decidirse a echarle un poco de sal y pimienta a la cosa. Y así. a la altura del capítulo XIX, el asunto mejora hasta el punto de que el comensal (léase el lector) se come el último garbanzo (léase la última página) sin que le quede mal sabor de boca ni ganas de decirle al cocinero que por él se podía haber ahorrado el siguiente plato (léase, el siguiente episodio nacional).
Repito que esto lo digo desde el punto de vista argumental. Porque es Galdós quien escribe y siempre es una delicia leer a este hombre. No comprendo por qué se le llamaba Benito el garbancero, ni se le acusaba de estilo descuidado y desaliñado, cuando en realidad su prosa es una prosa cuidada, llena de giros y expresiones para apuntar, de metáforas graciosas, oportunas y bien traídas, de vocablos inusuales y castizos que da gusto conocer y aprender (un ejemplo: "gandumbas", palabra que expresa sonora y estupendamente su significado de haragán). Y en lo que se refiere a la presentación y construcción de personajes es sencillamente un maestro. En esta novela deja unas cuantas muestras.
En cuanto a la cosa histórica es verdad que aunque la novela se titula "Las tormentas del 48", las tormentas -lo que se dice las tormentas- donde se dieron y recias fue en Europa. En España no hubo sino algún chubasco ocasional de componente norte en la zona centro. Que no digo que no se saldara con unas cuantas bofetadas, cadáveres y represiones, pero bueno... Sale de refilón. Con todo en la novela sí hay interesantes menciones a la cesantía, los efectos de la desamortización y, sobre todo, el fortalecimiento de la nueva clase burguesa. Ya dije que también salen personajes de otras novelas de Galdós y de la tercera serie. Incluso aparece un protagonista de la segunda. ¡Ah, y también una futura emperatriz!

[azucena]

Que comentarios más interesantes haces, Raoul Es un placer leerte... y además me he reído mucho con "se le ve encantado de haberse conocido"
Me quedé en la primera serie, así que para llegar a donde estás tú me queda mucho, pero paciencia, llegaré . Lo que comentas de copiarse a si mismo me recuerda, salvando las distancias, claro, a Ibáñez con Mortadelo y Filemón, que aunque los últimos estén bien son más de lo que yas nos había dado anteriormente. Y aunque sea una pena, en cierta forma es comprensible cuando se tiene una obra tan extensa ¿no te parece? Al menos ha intentado hacer un personaje protagonista muy distinto de los otros "el encantado de haberse conocido"

[RAOUL]

Sí, yo creo que Galdós no falla en los personajes, en la presentación de los personajes, en su construcción, ni en cómo cuenta lo que cuenta. Pero quizás sí flojea en lo que se llama las ideas argumentales. Y cuando se ha leído mucho a Galdós uno piensa: "Esto ya me lo conozco, esto me suena".
De todos modos, siempre o casi siempre es interesante. Aunque a mí me hubiera gustado que se acercara más a los personajes históricos y a la época histórica. A ver si con "Narváez", título que ya promete, va más en ese sentido.

Azucena, como tú dices, con tiempo... La segunda serie que es la que te toca, está muy bien. Aunque también podrías pasarte directamente a la cuarta

Por cierto,

esos avatares que os ha dado ahora por poneros a las chicas de este subforo me ponen un poco nervioso

[Hypathia]

Me encantan estas conversaciones. Yo a ver si avanzo en la lectura de los Episodios nacionales.

Benito el garbancero... ¿Ese epíteto no se lo concedió gentilmente Valle-Inclán? Ya sabéis como era don Ramón María, en fin.

[evaluna]

Marichismis al ataque!! ¿por qué el epiteto de Garbancero?¿O era un elogio comparandolo con Cicerón ?

[azucena]

Ains, los sobrenombres y apodos, costumbre bonita donde las haya

Hyp ¿por donde los llevas? cuando no estés muy liada y yo vuelva a leer (no sé cual de las dos cosas será antes ) podríamos ponernos ¿chi?

Me apunto que se crees que se puede saltar de la primera a la cuarta... aunque no sé ¿no es mejor todo seguido? y más con los personajes compartidos. ¡Lo pienso! ¡y gracias!

El avatar es una bromilla. Y no creas que no me inquieta también un poquito con esa sonrisilla que trae la niña

[RAOUL]

Marichismis al ataque!! ¿por qué el epiteto de Garbancero?¿O era un elogio comparandolo con Cicerón ?

Creo que fue Valle-Inclán, sí. Aunque otros dicen que fue Baroja.

http://www.elboomeran.com/blog-post/8/2 ... arbancero/

Azucena, esa niña tuya me da un poco de miedo. Pero lo de evaluna con esas dos niñas peinándose me pone los pelos de punta.
Y ya lo de Haidé o Hypathia, por ejemplo... No sé, no sé