Me da envidia el matrimonio Dalloway, viajando con tantas maletas y baúles, igual con su biblioteca y cristalería. EL turismo en esa época muy pocos se lo podían permitir
En el capítulo III, cuando Clarissa después de cenar con sus anfitriones, escribe en su diario poniéndolos a caldo; gente rara, patanes... los mira por encima del hombro. A ver si a rarita va a ser ella.hierbamora escribió: Como dices, en un par de capítulos ha creado todo un universo. A los Dalloway ya los conocía por su otra novela, (un puntazo verlos también aquí) aunque no sé a qué te refieres con Clarissa, no acabé el capítulo porque entré en modo sueño.