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En la prehistoria del hardcore de Chicago (principios de los 80), hubo una banda efímera, que sin embargo supo grabar su nombre a fuego en los anales del género, con un único EP: "I am the game", de los Bloodsport. "Ghosts of Scrooge" y "Rhymes of reason" (1985) dan fe de su valía.
A mediados de los 90, Steve Kilbey (de los Church) y Grant McLennan (de los Go-Betweens) publicaron un par de discos bajo el nombre de Jack Frost. Sobre todo en el segundo (Snow Job) hay canciones más que notables, como "Jack Frost Blues" y, mi preferida, "Weightless and Wild" (Brisbane, Australia, 1996).
Las carreras en solitario de los miembros fundadores de los Go-Betweens demuestran a las claras que el talento de Robert Forster no llegaba, ni con mucho, al de Grant McLennan. Tras un pop humilde, cuasifranciscano en su falta de pretensiones, se esconde un compositor de primera, cuya trayectoria bien merece una batida.
Aquí dejo un par de pistas para quien quiera rastrear la pieza: "Put you down" y "What went wrong" (Brisbane, Australia, 1994).
Reconozcámoslo camaradas hermanos la guerra ha sido ganada por la trasnacional.
Re: I'm listening to...
Publicado: 23 Abr 2018 11:20
por Tessia
Bufo Alvarius escribió:Grant McLennan merece una acotación.
Las carreras en solitario de los miembros fundadores de los Go-Betweens demuestran a las claras que el talento de Robert Forster no llegaba, ni con mucho, al de Grant McLennan. Tras un pop humilde, cuasifranciscano en su falta de pretensiones, se esconde un compositor de primera, cuya trayectoria bien merece una batida.
Aquí dejo un par de pistas para quien quiera rastrear la pieza: "Put you down" y "What went wrong" (Brisbane, Australia, 1994).
Desde los Dolls, posiblemente no haya habido riffs de guitarra tan epidérmicos como los que desató, durante la década de los 80 y los 90, la Lee Harvey Oswald Band (hasta el nombre resulta todo un hallazgo).
“Jesus never lived on Mars” (1994), en especial, es arrolladora, una de las cimas del género. Teniendo en cuenta que Thunders y Nolan habían muerto, respectivamente, en 1991 y 1992, el “A taste of prison” (publicado poco después, en 1994) sigue siendo el más rendido homenaje que se haya podido hacer a esos dos malaventurados, caídos en combate.