disculpad si no he sido muy específico con el título, pero simplemente me gustaría que juzgárais sobre mi estilo de escritura. Tened en cuenta que es mi primera novela (en teoría segunda si tuvieramos en cuenta que antes dejé una a medias), porque veo cosas que creo que son mejorables. Mi estilo digamos que es más de ir al grano y no perderse con descripciones y metáforas como suelen pasar en la mayoría de libros que he leído.
Lo que voy a publicar sería el Prólogo de mi novela, pero tengo pensado en hacer un cambio por motivos argumentales.
Espero que lo disfrutéis
Al terminar las Guerras Gaa’l, el general Tartus se rebeló contra el gobierno del Convenio y realizó un golpe de estado, terminando erigiéndose como emperador. Desde entonces, el imperio oprimía a la población con leyes injustas e impuestos confiscatorios. Cualquiera que osara contrariarlo sería inmediatamente ejecutado, incluso a subordinados suyos que le sirvieron fielmente durante años. A raíz de los acontecimientos, un veterano de la guerra llamado Dolwin, junto a un grupo de valientes guerreros, decidieron fundar la hermandad de los Dark Hunters.
Los Dark Hunters no solamente estaban formados por guerreros, sino por ciudadanos y proscritos provenientes de todo el Convenio dispuestos a luchar por la libertad que se les había sido arrebatada. Al inicio habían pequeñas emboscadas y escaramuzas en zonas fronterizas del sector, pero más tarde ya pasaron a la guerra de guerrillas y posteriormente se convirtieron en batallas galácticas. Tartus, enfurecido por los sucesos que acontecían, decidió llevar a cabo ejecuciones públicas de ciudadanos localizados dentro de los sistemas donde habían sucedido las trifulcas, acusándolos de traidores y de ayudar a los enemigos del imperio.
Dada la dramática situación en la que se encontraban, Dolwin ideó un plan para acabar con el malvado tirano. La táctica era osada pero a la vez arriesgada. El plan consistía en llevar un falso ataque frontal contra el planeta Veragus, capital del imperio. Eso haría que el grueso de tropas imperiales se distrajeran combatiendo contra los falsos atacantes, mientras que Dolwin y un pequeño escuadrón se infiltraran en el palacio imperial y asesinar a Tartus. El ataque empezó en el segundo alba del día 43 de Yikas del sexto año después de las Guerras Gaal. Las tropas enemigas no se esperaban un asalto en el corazón del imperio. Rápidamente dirigieron naves para defenderse de los invasores. Mientras ocurría el combate, Dolwin se infiltró en uno de los cruceros de batalla enemigos y logró tomarlo por completo sin que los demás defensores lo supieran. Seguidamente tomaron rumbo hacia la superficie del planeta. Al final la nave colisionó contra el palacio, haciendo una apertura dentro de las paredes del edificio. Acto seguido, Dolwin y sus hombres desembarcaron de la nave en busca del emperador. Una vez dentro, recorrieron los pasillos, luchando contra la guardia imperial, hasta encontrar la sala del trono. El portón estaba fuertemente protegido por la guardia personal de Tartus. Los amigos del rebelde decidieron hacer frente a los protectores mientras Dolwin trataría de poner fin al conflicto. Mientras los soldados empezaban la refriega, él pasó a través de la puerta, cerrándose detrás de él completamente.
La batalla estaba bastante reñida entre ambos bandos, dado que las tropas soberanas eran superiores en número respecto a las insurgentes. Se podían oír armas blandiendo y chocando a través del portón, gritos de ímpetu que daba fuerza a los luchadores para vencer al adversario. Hasta que al cabo de unos minutos los ruidos cesaron. Los guerreros, al percatarse del silencio dentro de la sala, cesaron el combate. De esa escaramuza había un vencedor y un vencido. Ambos bandos estaban nerviosos, deseando cada uno de ellos que su líder fuera el vencedor. El pórtico empezó a arrastrarse lentamente. De allí emanaba una luz blanca y brillante, y en medio una figura negra, andando lentamente hacia donde se encontraban los demás. La luz se iba difuminando lentamente, revelando la identidad del que fuera victorioso. Y entonces se pudo distinguir al vencedor: Dolwin andaba cojeando lentamente, con su armadura llena de hendiduras y arañazos, y su cara ensangrentada, dibujando una sonrisa en ella. Los soldados imperiales se dirigieron rápidamente hacia dentro de la habitación, mientras que los soldados rebeldes hicieron lo mismo para socorrer a su líder. El tirano había sido vencido, y las tropas enemigas proclamaron su rendición. Hubo muchas bajas de ambos bandos y fueron enterrados en el planeta Virtus, lugar donde eran enterrados con honores los guerreros más valientes. El Convenio volvía a ser libre, y por fin un nuevo Cónsul sería elegido para gobernar la región con justicia y volver a reconstruirla de las cenizas.
Fruto de esos eventos, los Dark Hunters han permanecido ocultos entre las sombras, protegiendo al Convenio de las numerosas amenazas que planeaban hacerse con su control...