El destino que se cruza (Relato)

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

Moderadores: Megan, kassiopea

Responder
flordefango
Mensajes: 3
Registrado: 16 Sep 2018 22:55
Ubicación: Toledo

El destino que se cruza (Relato)

Mensaje por flordefango »

Eran las diez de la noche, estaba aburrida en mi casa con ese mal que todos llamamos pensar, es el sinónimo del hundimiento hacía las cañerías de la desesperación, fumaba un cigarrillo, y su humo formaba en el aire siluetas femeninas de un erotismo sádico, tomaba con ansiedad en mis manos el vino tinto que había comprado hacia un rato, al cual le añadí algunas gotas aceleradoras de perdición.

Ahí recostada entre las baldosas pensaba en qué haría esta noche, que posibilidad lúbrica podría darme un respiro ante tanta purulencia de zozobra, seguían pasando lentamente las horas y yo entre esa insolencia de vino, con sabor a sangre fresca, entre tantas decisiones estúpidas, alumbró como un farol en mi mente la idea de adueñarme de la noche, de contaminar-me de calles vagabundas, de locos ingenuos en su caída hacía la red plástica de placeres psicotrópicos sosteniéndoles una falsa esperanza que sólo dura un rato. Por lo tanto me dispuse a embriagarme del éxtasis nocturno, de tal forma que me levanté con efectividad de mi cama, directa al baño, entre en la ducha, cerré la puerta, al frente vi mi imagen, una imagen desagradable que me hizo diminuta, sin embargo saque fuerza de mis angustias para abrir la llave, permitir que el agua cayera sobre mi rostro y se deslizará con neutralidad por mi cuerpo. Me puse una blusa negra de escote, con una falda de encajes rojos, medias veladas, unos tacones perversos, me maquille, termine mi máscara social y salí.

Esta vez fui a un bar under de esos que nadie nombra pero va mucha gente, era algo mísero en su estructura pero tenía una decoración sugerente. Encendida como el sexo de cualquier humano en su momento más feliz, el de pasión. Entré, fui a la barra y pedí una cerveza costeña bien fría , me dirigí al mesero que estaba distraído con una pinta de no sé qué hago aquí, que pusiera la canción de Die form, después de otras canciones un poco simples llegó mi tema, en ese momento como si el tiempo se hubiera detenido, la vi, llevaba un corsé negro, una falda corta con historias grabadas en sus arrugas, sus medias de malla, unos tacones negros, sus facciones sumisas y lo más importante de mi deseo hacía ella sus labios rojos, sus uñas rojas. Ver eso en una mujer me enloquecía. El tiempo no se detuvo más, ella entró, caminó hacía la barra, pidió una copa de vodka, cruzamos una mirada tímida. Pasaron algunos minutos y no hubo señal de nada, empecé a sentir tristeza, pensé que la noche sería como todas las rutinarias, pero algo en mí, como una voz de otra yo, me gritó con rigor que me acercará, la invitará a otra copa y esperará el momento preciso para saber si había ganado o perdido la partida.

Tomé aire y me senté a su lado, quedé paralizada mirándola fijamente a sus ojos grises como la tarde de otoño donde compones el poema más mustio e intenso que contiene las pupilas de noche. Ella, miró sorprendida, y al ver mi parálisis, dijo: Hola. ¿Qué tal?
Me llamo Altaír. Mucho gusto, siéntate, tómate una copa y me cuentas de ti como lo hice yo.
Salí casi de un trance, me incorporé lo más rápido posible, también le dije:
Hola, estoy bien, ¿Qué tal tú? me llamo Gabriela. Y el placer es mío Altaír, (que nombre tan extraño no te ofendas, sino que nunca lo había escuchado)
- Dijo:
Comprendo. Respecto a tu primer interrogante, estoy jodida. (Un silencio postergado)
Mi nombre es poco conocido aquí, es árabe, su procedencia árabe une los conceptos de "el águila que vuela" y "el águila que baja" se supone que debería aspirar a elevarme… ¿Y el tuyo tiene algún significado?
-No, bueno en realidad no sé si lo tendrá es algo en lo que nunca he pensado, ahora que me lo preguntas sólo viene a mi mente que ha sido una jugarreta caprichosa de mis padres.
- Entiendo. Y bien, ¿qué te ha traído a este lado de la barra?
-Trate de pensar una respuesta rápida y eficaz, pero sentía que el tiempo iba tan veloz que no conseguía pronunciar palabra, hasta que dije después de ese flash lo primero que me vino a la mente tratando de ser atrevida.
-Me trajo el encanto de la mujer de labios rojos y mirada profunda.
No quiero que pienses que te acoso, sólo me gustaría conocerte, no sé lo que tú quieras. (Aunque yo sólo quería una noche de perdición sexual, para no tenerla de perdición mental)
-Quiero tomarme otras cinco copas de vino, que me lleves a un sitio donde la oscuridad busque por sí misma el placer de nuestros cuerpos. ¿Quieres?
-Le dije: Altaír, ¿segura de lo que dices o estas embriagada?, yo obviamente deseo, te deseo (Su respuesta me encantó, dio la impresión de no ser la que busca pareja estable)
-Estoy más que segura, tomémonos lo que quiero, y vayámonos.

Sin darnos cuenta ya nos dirigíamos a mi apartamento, en el taxi las dos íbamos en silencio. Quise romper el hielo, algo muy estúpido de mi parte y le pregunté, ¿por qué no estás bien? Te ves tan bonita, que parece que la paz se posará de forma morbosa en tus ojos.
-Estoy jodida, porque no me encuentro en ningún lugar, ni en tus ojos ni en los ojos del mundo. No encuentro más placer que unos segundos de espasmos que el azar me regala.

Me quedé callada, nos parecíamos tanto, pero en su mirada entre otras cosas resaltaba demasiado odio, no sólo por lo que me mencionó sino por otras cosas que quizá eran la causa de todo.

Dijo: Está noche te amaré con dulzura, me entregaré pidiéndote a cambio sólo que hagas lo que debes hacer.

Entendí que la máscara de mujer fuerte guardaba muy bien el anhelo de la sumisión en su vida sexual. Y que de alguna manera sospechaba que disfrutaría mucho de mi agresividad.

Dije, no te preocupes.
Llegamos a mí edificio que se alzaba como una tumba de cemento, estacioné el coche.
Bájate y ábreme la puerta. Ella con una mirada sorprendida pero fogosa, abrió mi puerta, me brindó su mano para ayudarme a bajar, aunque no lo necesitará.
Subimos al tercer piso, se sentó en la sala y le pedí que sirviera dos copas de vino.
En mi mente sentía como si fuera otra persona, hacía unas horas me odiaba pero en ese momento, en ese instante, me sentía como una Diosa caprichosa. Así que volví en mí, la mujer fuerte y decidida que tenía el control, me senté a su lado, conversamos un rato sobre cosas triviales, y aunque desde el principio me moría por besarle, me abstuve. Pasó una hora; de vino en vino hubo acercamientos y bese esos labios ardientes que se mezclaban con la dulzura de una niña, se quedo mirando mi cuerpo, y luego mis labios esperando que dijera algo, hasta que por fin salió mi voz de forma autoritaria le dije que se quitase la ropa. Sin decir nada, agachó la cabeza y empezó a desnudarse, mientras yo me quite la blusa, la falda, y deje sólo mi encaje. La mire y estaba en sus medias de malla sin sostén, con el cabello alborotado en su rostro y una mirada obediente.
Se recostó, me preguntó ¿Y tú por qué estás bien?
-Le contesté que estar bien, era una cortesía de mi parte para no aburrirla con cosas que no le importarían, que cuando ella me habló de que estaba jodida, entendí que quizá nos parecíamos, así que podríamos amarnos la noche entera sin preguntas, ni curiosidades mutuas.
Nos besamos no se por cuánto tiempo, visitamos los castillos de caricias que vivían en nuestros templos, fundimos nuestra poesía en un sola figura, le di algunas palmadas en su trasero porque ambas lo disfrutábamos, hice obras de arte en su espalda con mis uñas, mordí cada parte de sus senos, sabían a cereza, al morderlos estrechaba la desesperación de dos almas errantes. Nos amamos la noche entera, hicimos de nuestros cuerpos una cascada de complacencia y al final del crepúsculo, cuando ambas gemíamos por un segundo fuimos felices. De esas felicidades que no siempre se dan, puedes tener sexo con cualquiera pero no hacerlo de forma sagrada con todos los que aparezcan, estas ocasiones son mágicas y por desgracia poco usuales.
A las siete de la mañana se despertó, se vistió.
Entretanto desperté, con una sensación de vacío, me giré para despedirme, no vi la misma mujer, aunque vestía igual, no era la misma, esta tenía la mirada muerta con una fugaz chispa de satisfacción.
-dije: Adiós. – (Quedando en mi cama como los días anteriores, muerta en vida, sin atreverme a nada más que esperar el fin de todo. Extrañándola desde ese instante porque tenía plena seguridad que pasaría mucho tiempo para volver a salir del globo sepulturero de tristeza que me envolvía. Y, así saliera dispuesta a una promiscuidad taciturna no habría otra fémina descompuesta interpretando su papel de manceba apoderándose de mi protector amor de 12 horas. )
Respondió: Hasta nunca.
Caminó por la calle, abordo un taxi, fue a un barrio cerca de su casa donde suelen vender todo tipo de drogas, compró cocaína, empezó a caminar apresurada hacia su casa, se fumó un porro, lloró mientras su pecho expiraba de angustia, saco la coca e inició su descenso.
En la calle salvaje de arboles artificiales donde caminaban animales erguidos simulando vivir felices sin observar nada.

Demasiado drogada, con sus ojos abiertos como los que abre el reloj al tratar de despertarnos; caminó y caminó, sintiendo cada piedra instalándose en la planta de sus pies atormentándola, como si lo que estaba haciendo fuera una promesa de esas que hacen los penitentes al sacrificarse recorriendo largas cantidades de carretera para recibir un milagro que nunca llega, pero el de ella llegaría porque ella misma decidía su destino, no creía en algo que no vio jamás, a lo lejos venía un coche a mucha velocidad, se lanzó hacía su encuentro, ese instante se detuvo el tiempo, ya no había caminos de regreso, pero halló fugazmente la mirada del conductor, era su hermano.
Al despertar, desubicada. Se dio cuenta que aún respiraba de forma natural, pero sus piernas jamás volvieron a responder.
No tiene los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.
Avatar de Usuario
Megan
Beatlemaníaca
Mensajes: 19461
Registrado: 30 Mar 2008 04:52
Ubicación: Uruguay

Re: El destino que se cruza

Mensaje por Megan »

Bienvenida flordefango :D

Me gustó tu relato, sobre todo como se denota la angustia en ambas mujeres, la descripción del acto sexual está bien manejada, el final es lúgubre pero no está nada mal. Resumiendo: si estás empezando, vas por muy buen camino.

Creo que tenes que cuidar los tildes y ver un poco el tema de las conversaciones, las comenzaste bien pero después las relataste como si las describieras, no como si fuera un diálogo.

Otra cosa, si ellas se van del bar en un taxi, no pueden llegar en el auto de una al apartamento, fijate en eso.

Esperamos que te pases seguido por acá, saludos :D
Imagen

🌷🌷🌷Give Peace a Chance, John Lennon🌷🌷🌷

Lee, escribe y comenta en Los Foreros Escriben
Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84413
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

Re: El destino que se cruza (Relato)

Mensaje por lucia »

Aparte de lo que te dice Megan, y lo de la puntuación, que seguro que ya lo sabes, queda muy raro que casi todo el texto esté en primera persona y luego pases a la tercera, porque imagino que el accidente es de la narradora y no de la mujer que conoció en el bar, ¿no?
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
Responder