José de Espronceda

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FRANCISCO ARIAS SOLIS
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José de Espronceda

Mensaje por FRANCISCO ARIAS SOLIS »

JOSE DE ESPRONCEDA
(1808-1842)

“¡Hojas del árbol caídas,
juguetes del tiempo son;
las ilusiones perdidas
¡ay! son hojas desprendidas
del árbol del corazón!”
José de Espronceda.

LA VOZ DEL VERDADERO POETA ROMANTICO

Espronceda es la gran figura del la lírica romántica de nuestra literatura. De todos los románticos españoles, incluido Larra, Espronceda es el único que mantiene hasta las consecuencias finales el pensamiento liberal, con una actitud de inusitada seriedad sin claudicación alguna en aras de beneficios personales.

Si alguien merece en España ser calificado con los atributos del Romanticismo es José de Espronceda. Y ello hasta el punto de que para Robert Marrast es el único poeta romántico nacional, autor a su vez del único poema que merece tal nombre: “El diablo mundo es el único verdadero poema romántico español”.

José de Espronceda Delgado nace en el término de Villafranca, en un lugarejo conocido como Pajares de la Vega, en la carretera de Villafranca de los Barros a Almendralejo, el 25 de marzo de 1808, cuando su padre sargento mayor del Regimiento de Caballería de Borbón, se trasladaba con sus tropas a Badajoz, después de los sucesos de Aranjuez, que acarrearon la caída de Godoy. Espronceda es de origen andaluz, gaditano por su padre y granadino por su madre.

En 1821, establecida ya su familia en Madrid, ingresa en el colegio de San Mateo, dirigido por el sevillano Alberto Lista, como extensión de la actividad del colegio se crea una sociedad literaria , la Academia del Mirto, en cuyas sesiones lee Espronceda sus primeras obras. En 1823, el poeta se incorpora en la sociedad secreta “Los Numantinos” , brazo político, de la Academia del Mirto, de la que formaban parte, entre otros, Patricio de la Escosura, Ventura de la Vega y Bernardino Núñez Arce. Poco después Espronceda es víctima de un proceso judicial inmediato por firmar un manifiesto de protesta contra la ejecución de Riego, condenado a cinco años de prisión, apenas estará recluido unos meses en un convento de Guadalajara.

Hacia julio de 1827, Espronceda marcha a Lisboa, su viaje tiene relación con el de otros exiliados. Expulsado de Portugal marcha a Londres, donde frecuenta la tertulia de desterrados y conoce entre otros al guerrillero Mina y al coronel Francisco Mancha, cuya hija Teresa, casada con un comerciante español, rapta el poeta en 1831. Considerado como “revolucionario y liberal” ha de pasar a Francia. Se sabe que estuvo envuelto en las jornadas revolucionarias de París (1830). Desde 1831 a 1833 se dedica a organizar su vida en Paría con Teresa. Escribe la tragedia Blanca de Borbón. En marzo de 1833 regresa a Madrid amparado por la ley de amnistía., pero pronto es confinado por sus versos en Cuéllar.

En los primeros meses de 1834 forma parte de la redacción del periódico El Siglo. Pronto conspiró contra el Gobierno de Martínez de la Rosa y se enfrentó abiertamente con el ministro Javier del Burgo, que suprimió el periódico en que Espronceda colaboraba. Harto de la censura gubernamental, Espronceda decidió sacar el 7 de marzo de 1834 el periódico con sólo los titulares y las noticias en blanco, y esto fue suficiente para que el periódico dejara de publicarse por orden gubernativa, lo que motivó las siguientes palabras de Larra: “Deducimos de todo lo dicho y de la muerte que alcanza nuestro buen Siglo, a pesar de toda su ilustración y grandeza, que el siglo es chico como son los hombres, y que en tiempos como éstos los hombres prudentes no deben hablar, ni muchos menos callar”. En septiembre de 1834, Espronceda es desterrado nuevamente, esta vez en Badajoz.

Espronceda forma parte de la redacción de El Artista, allí publica el cuento La pata de palo, fragmentos de El Pelayo y La canción del pirata.

En enero de 1836, aparece en El Español su artículo “Libertad, igualdad y fraternidad”. La libertad no es posible sin la incorporación al proceso político de las masas desposeídas; para ello –dice Espronceda- se requiere que la acción política vaya acompañada de reivindicaciones sociales. Espronceda se interesa ya entonces por la situación del campesinado andaluz y se presenta como diputado por Almería. Los resultados de las elecciones fueron anulados. Abandonado por Teresa por sus frecuentes ausencias y jactancias de conquistador, pronto se embarca en otra pasión con una famosa mujer de las noches madrileñas, Carmen Osorio. Un día de 1837, Espronceda pasa por una calle y a través de una reja de un piso bajo ve el cadáver recién muerto de su antigua amante: de este episodio saldrá el Canto a Teresa, el mejor poema del romanticismo español. En los últimos meses de 1837 publica fragmentos de El estudiante de Salamanca. Un detenido viaje por Andalucía, de carácter político, que le lleva a Granada, Málaga, Sevilla y Cádiz, fortalece su posición como figura del movimiento progresista. Espronceda mantuvo la agitación política permanentemente y no sólo contra los moderados, sino también contra los progresistas, como lo demostró en su ferviente oposición a Mendizábal y su desamortización (1836), que en nada beneficiaba a los pobres.

Su republicanismo y sus sentimientos de liberación popular le llevan al Partido Demócrata, el más radical de los entonces existentes, y a la defensa del periódico republicano El Huracón, del cual logró la absolución en la causa que se le seguía por subversión (1840).

A partir de 1841, consolidado en un puesto diplomático, su fervor revolucionario parece menguar: se relaciona entonces con una dama honesta, Bernarda de Beruete. En marzo de 1842, se incorpora a las Cortes por haber sido elegido en el “honroso cargo” de diputado por Almería.

Algunas de las poesías sueltas de Espronceda son verdaderamente famosas, como El canto del cosaco, A Jarifa en una orgía, A la patria, La canción del cosaco, El verdugo, Himno al Sol, Reo de muerte y La canción del pirata.

Del conjunto de su obra sobresalen dos creaciones más extensas: El estudiante de salamanca (1840) y El diablo mundo (1841). La primera es una leyenda en las que se mezclan elementos líricos. Basándose en la figura del donjuán, Espronceda utiliza elementos de su leyenda, como la burla de la mujer, la rebeldía religiosa y el cinismo del personaje, Don Félix de Montemar, un “corazón gastado” por los años y la experiencia. Espronceda recoge aquí todos los elementos que sintetizan el Romanticismo español: rebeldía, individualismo, violencia, afán de aventuras, misterio, amor y muerte. En cuanto a El diablo mundo, inconclusa, intentó ser la obra más ambiciosa de Espronceda. Consta de una Introducción y seis Cantos en los que ambiciona desarrollar la historia de la Humanidad, influido quizá por lo que otros románticos europeos –Goethe, Víctor Hugo, Vigny- ya habían intentado. Del conjunto de la obra se desgaja el Canto a Teresa, ajeno por completo al resto, compuesto en octavas y en primera persona, es uno de los poemas de amor más bellos no sólo del Romanticismo sino de toda la poesía española. Elegía profunda elevada por la pérdida de la mujer amada. “Este canto es un deshago de su corazón”. Y como tal deshago carece de mesura.

El 15 de mayo de 1842, Espronceda participa en un homenaje a Espartero; unos días después, el 23 de mayo, cuando se disponía a contraer matrimonio con Bernarda, se produce la inesperada muerte del poeta, debido a un repentino ataque de difteria. La consternación general, expresada en el entierro, da una clara idea del respeto y el cariño popular despertado por el luchador político y el admirado poeta romántico y liberal, que descubrió una nueva forma de dignidad humana, la forma de la libertad. “Y si caigo / ¿qué es la vida? / Por perdida / ya la di, / cuando el yugo / del esclavo, / como un bravo, / sacudí”.

Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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Será vano el intento de humanizar las guerras. Lo humano es evitarlas.

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Gracias.
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