Morir Todavía
Morir Todavía
Hola No sé si alguien ha visto la película de ``Morir Todavía´´ (Dead Again) . A mí me gustó mucho y decidí escribir la historia como práctica, pero al final sólo hice un poco más del prólogo. Por eso, sólo voy a colgar éste. Espero que os guste
Prólogo
<<Asesinato>>
Los pasos de Gray Baker resonaban en el frío suelo de baldosas blancas, produciendo sonidos metálicos. El hombre caminaba despacio pero con firmeza, ajeno a los lamentos de los presos.
<< Crimen Pasional>>
Un guardia le guiaba hasta la celda que deseaba visitar. Gray le miró y pensó que debía estar hastiado de andar siempre por aquellos corredores, inundados por la miseria y la frustración. Impasible, se atusó el pelo y siguió avanzando.
<<Strauss arrestado>>
Alisándose la chaqueta beige y colocándose bien la corbata, vislumbró por fin su destino. Aun así, en su rostro no se apreció ninguna modificación. Era un hombre frío que no dejaba entrever sus sentimientos, ni siquiera al visitar una cárcel.
<<Encontrada el arma del crimen: Unas tijeras de tamaño considerable. >>
-Por aquí, señor. Ya casi estamos.
<<El presunto homicida se ensañó con la víctima, Margaret Strauss, al clavárselas repetidas veces. No tuvo piedad entonces, y ahora no muestra signos de arrepentimiento>>
-Muy bien, gracias. -Gray Baker esperó a que el guarda le abriera la puerta, y después entró.
La penumbra se apoderó de él. Parpadeando, se mantuvo quieto, aguardando a que sus ojos se acostumbraran a ella. Al fondo, se oía un ruido.
<<Strauss ha sido culpado y condenado a muerte. >>
Cuando sus ojos se acostumbraron por fin a la tenue luz procedente de un bombilla situada en el techo, Gary Baker vio a Strauss y supo inmediatamente de dónde venían aquellos ruidos: Un hombre le estaba cortando el pelo.
<<Al comienzo de todo, Strauss había declarado que el asesino de su esposa era un ladrón. La tobillera que la mujer llevaba siempre no ha logrado recuperarse, lo que indica que podría tener relación con el asesinato. Poco después, se encontraron las huellas del famoso compositor, Roman Strauss, en las tijeras. Eso, junto a la declaración del ama de llaves, que afirma que el señor Strauss sufría ataques de celos, ha servido para declararle culpable, y hoy será ejectuado. >>
-Adelante, señor Bakerrr. Debo desirle que me he converrrtido en un admirrrador suyo. -la voz grave del compositor saludó al periodista, que se sentó en una silla, se quitó el sombrero y encendió un cigarro.
Acto seguido, el peluquero dejó los mechones y las tijeras sobre un periódico y salió de la celda.
-Me siento muy halagado. -Gray exhaló el humo y pasó una pierna por encima de la otra, logrando una postura en apariencia relajada. Era un hombre atractivo, de pelo, ojos y barba negros y con una estatura media.
Roman lanzó una risita amarga y juntó las manos, que estaban esposadas. Vestía con el uniforme carcelario y sus preciosos ojos azules se hallaban apagados, transmitiendo una honda resignación.
-Sin embargo, espero que no me haya hecho venir a este antro sólo para decirme que me admira.
-No, porrr supuesto que no. Quierrro que publique una notisia parrra su periódico.
-¿Cuál?
Roman se inclinó hacia delante, haciendo que la débil luz iluminara sus cabellos rubios.
-Quierrro que escrrriba que quise a mi mujer... y que siemprrre la querrré.
-Muy bien. -aceptó.
-Grrrasias.
-Pero, ¿usted la mató?
-Señor Strauss, es la hora. -un guardia abrió la puerta de la celda.
-¿La mató o no?
Roman se levantó y se inclinó sobre Gary. El carcelero no pudo ver ni escuchar lo que decía, pero el rostro del periodista se contrajo en una mueca y su cuerpo se tensó. Tras esto, el compositor cruzó la puerta y caminó junto al guardia.
Gray se puso en pie y, retirando los mechones de pelo recién cortados, leyó el titular del día.
<<Roman Strauss será ejecutado esta misma tarde. >>
El periodista apagó su cigarro, ya consumido, y lo guardó en la cajetilla. De repente, se dio cuenta de un detalle. Palideciendo, se giró y comprobó con horror que Roman y el carcelero ya habían recorrido un buen tramo del largo pasillo. Sin pensarlo dos veces, echó a correr.
-¡No! ¡Esperen!
Strauss esbozó una sonrisa y apretó el paso.
-¡Esperen! ¡Detengan a ese hombre!
Al final del corredor, apareció una mujer joven y bonita. Nada más verla, Roman dio un empujón al carcelero y corrió hacia ella.
-¡Nooo! ¡Se ha llevado las tijeras! -gritó el periodista con el corazón desbocado.
Demasiado tarde. El compositor ya había llegado junto a la mujer y acababa de sacar las tijeras de su manga izquierda para clavárselas en la garganta.
Prólogo
<<Asesinato>>
Los pasos de Gray Baker resonaban en el frío suelo de baldosas blancas, produciendo sonidos metálicos. El hombre caminaba despacio pero con firmeza, ajeno a los lamentos de los presos.
<< Crimen Pasional>>
Un guardia le guiaba hasta la celda que deseaba visitar. Gray le miró y pensó que debía estar hastiado de andar siempre por aquellos corredores, inundados por la miseria y la frustración. Impasible, se atusó el pelo y siguió avanzando.
<<Strauss arrestado>>
Alisándose la chaqueta beige y colocándose bien la corbata, vislumbró por fin su destino. Aun así, en su rostro no se apreció ninguna modificación. Era un hombre frío que no dejaba entrever sus sentimientos, ni siquiera al visitar una cárcel.
<<Encontrada el arma del crimen: Unas tijeras de tamaño considerable. >>
-Por aquí, señor. Ya casi estamos.
<<El presunto homicida se ensañó con la víctima, Margaret Strauss, al clavárselas repetidas veces. No tuvo piedad entonces, y ahora no muestra signos de arrepentimiento>>
-Muy bien, gracias. -Gray Baker esperó a que el guarda le abriera la puerta, y después entró.
La penumbra se apoderó de él. Parpadeando, se mantuvo quieto, aguardando a que sus ojos se acostumbraran a ella. Al fondo, se oía un ruido.
<<Strauss ha sido culpado y condenado a muerte. >>
Cuando sus ojos se acostumbraron por fin a la tenue luz procedente de un bombilla situada en el techo, Gary Baker vio a Strauss y supo inmediatamente de dónde venían aquellos ruidos: Un hombre le estaba cortando el pelo.
<<Al comienzo de todo, Strauss había declarado que el asesino de su esposa era un ladrón. La tobillera que la mujer llevaba siempre no ha logrado recuperarse, lo que indica que podría tener relación con el asesinato. Poco después, se encontraron las huellas del famoso compositor, Roman Strauss, en las tijeras. Eso, junto a la declaración del ama de llaves, que afirma que el señor Strauss sufría ataques de celos, ha servido para declararle culpable, y hoy será ejectuado. >>
-Adelante, señor Bakerrr. Debo desirle que me he converrrtido en un admirrrador suyo. -la voz grave del compositor saludó al periodista, que se sentó en una silla, se quitó el sombrero y encendió un cigarro.
Acto seguido, el peluquero dejó los mechones y las tijeras sobre un periódico y salió de la celda.
-Me siento muy halagado. -Gray exhaló el humo y pasó una pierna por encima de la otra, logrando una postura en apariencia relajada. Era un hombre atractivo, de pelo, ojos y barba negros y con una estatura media.
Roman lanzó una risita amarga y juntó las manos, que estaban esposadas. Vestía con el uniforme carcelario y sus preciosos ojos azules se hallaban apagados, transmitiendo una honda resignación.
-Sin embargo, espero que no me haya hecho venir a este antro sólo para decirme que me admira.
-No, porrr supuesto que no. Quierrro que publique una notisia parrra su periódico.
-¿Cuál?
Roman se inclinó hacia delante, haciendo que la débil luz iluminara sus cabellos rubios.
-Quierrro que escrrriba que quise a mi mujer... y que siemprrre la querrré.
-Muy bien. -aceptó.
-Grrrasias.
-Pero, ¿usted la mató?
-Señor Strauss, es la hora. -un guardia abrió la puerta de la celda.
-¿La mató o no?
Roman se levantó y se inclinó sobre Gary. El carcelero no pudo ver ni escuchar lo que decía, pero el rostro del periodista se contrajo en una mueca y su cuerpo se tensó. Tras esto, el compositor cruzó la puerta y caminó junto al guardia.
Gray se puso en pie y, retirando los mechones de pelo recién cortados, leyó el titular del día.
<<Roman Strauss será ejecutado esta misma tarde. >>
El periodista apagó su cigarro, ya consumido, y lo guardó en la cajetilla. De repente, se dio cuenta de un detalle. Palideciendo, se giró y comprobó con horror que Roman y el carcelero ya habían recorrido un buen tramo del largo pasillo. Sin pensarlo dos veces, echó a correr.
-¡No! ¡Esperen!
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Esto ya lo colgaste hace unos días.
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