Esos turbios instantes...

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Vlad Pepes
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Esos turbios instantes...

Mensaje por Vlad Pepes »

Bueno, os dejo un relato corto que escribí hace tiempo una tarde de jaqueca recalcitrante. Perdón por lo caótico de la infamia, pero fue un experimento y no hay ganas de revisarlo a estas alturas :roll: Gracias por leerlo :wink:

La alarma sonó de manera realmente estridente, y no había duda de que el pitido se le quedaría allí dentro durante horas. Una, dos, tres horas submarinas. Todos sabemos que el tiempo no transcurre igual cuando estás bajo el agua, y mucho menos cuando te llamas Ralph y vives en un hotel de lujo a seiscientos metros de profundidad en pleno Atlántico. El aire que ellos respiran no es el mismo, hiede a hierro de las arcaicas canalizaciones, y el ambiente es brutalmente opresivo. No es para menos, hay agua por todas partes.

Ralph no es un tipo normal. No podemos hablar de él como hablamos de tu vecina de arriba. Aparte de que no tiene las mismas tetas, Ralph jamás ha aprendido a atarse los cordones. Es como esos hombres-huevo de dibujo animado, gira y gira pero nunca avanza. No le dan miedo los tiburones (más bien ellos le temen) y le gusta mezclar cosas raras en la comida, prefiero no preguntarle. No tiene amigos propiamente dichos. Hay gente que se interesa por él, pero nadie habla con Ralph más de una hora seguida, hay peligro de caer en los brazos de la locura más siniestra que acecha bajo el mar. Deja sitio, Cthulhu. Sin embargo no creo que Ralph esté loco. Su estado de paranoia constante es tan inherente a él como el perpetuo estado de celo al conjunto de los hombres. De todos modos, me parece genial que conservemos nuestra virilidad como oro en paño.

Pequeño inciso: las malditas máquinas de follar de mi distrito llevan dos semanas sin funcionar. Señores y señoras, falta poco para que volvamos a ver prostitutas en las calles de Fukuyama. Claro que no serán de mucha calidad. Joder, ¿quién puede discutir el progreso tecnológico cuando echando una moneda en una ranura tienes la dosis de satisfacción sexual que desees a tu disposición?

Volvamos a Ralph: evidentemente, y enlazando con el tema lúbrico, este personajillo no tiene erecciones de nigún tipo al levantarse. No le interesa la interacción física con otros humanos. Por tanto, podemos suponer que aquello por lo que se ldespertó tremendamente sobresaltado esta mañana es algo casi inimaginable para el resto de los hombres, que no tenemos cerebro suficiente para dejarnos la cabeza en sueños perturbadores. Ralph se despertó, gritó y deshizo su cama como un loco. Esta operación le llevó dieciocho minutos, período de tiempo en el que posiblemente volvió a quedarse dormido, para después continuar con su tarea. Las cómodas e impolutas sábanas quedaron desperdigadas por la habitación, la almohada destrozada y el pijama rajado por la mitad. Así que tenemos a Ralph, subnormal de procedencia atlántica, gritando y corriendo en paños menores por el hotel de lujo subacuático donde nació. Nadie le presta atención, la presencia de Morfeo es aún fuerte entre los ralphinitas.

Posteriormente, sabemos que Ralph provoca estropicios de poca consideración en todo el lugar. Su comportamiento es extrañamente frenético, cuando él es de disposición tranquila y reposada. Las cacerolas vuelan por la cocina, suenan algunas sirenas, vuelca un proyector de 500 kilos en pleno salón de ceremonias (sin despertar a los paisanos), se le pierde el rastro durante quince minutos. La próxima vez que le vemos es en la suite principal, empujando un carrito del servicio. La seguridad ha saltado, hay tal estruendo de pitidos y martillazos de alarma que el señor Gobernador de Fukuyama sale acompañado de tres bellas señoritas racialmente diversas de la cama que los cuatro comparten de manera fraternal en la habitación. Tiene unas ganas enormes de reventarle la cara a golpes a Ralph, pero no le da tiempo a hacerlo.

Dos delfines atraviesan frente al rostro de este idiota memorable, él se lanza en dirección al mamparo de cristal enardecido por un fuego interno incognoscible, a la vez que precedido por el carrito (que ahora percibimos cargado de botellas de líquido sospechoso). La última mueca del rostro del Gobernador es reveladora, nos hace comprender que Ralph no es más que un desalmado terrorista ecológico o algo parecido. Hay una detonación, cristal grueso roto y la cámara deja de funcionar. Mueren dos mil personas y el hotel se va a pique, pero yo publico esta noticia principalmente en memoria de esas tres jóvenes que reposan cerca de Ralph en el fondo marino. No creo que fueran hacerlo, pero ya nunca podrán ejercer de putas en la calle donde vivo, para mi desgracia.
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lucia
Cruela de vil
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Registrado: 26 Dic 2003 18:50

Re: Esos turbios instantes...

Mensaje por lucia »

El experimento puede considerarse un éxito :cunao:
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