Una historia (poesía)

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yop
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Una historia (poesía)

Mensaje por yop »

esto que voy a escribir es una poesía. la hice para un concurso en el que debías escribir un poema de 400 versos, una locura... pero la hice. elegí que fuera un cuento porque así podría alargarme cuanto quisiera sin parecer repetitiva. no obligo a nadie a leerla pero al menos os la dejo aquí. no sé si servirá de consuelo decir que la he redicido un poco.

Había una vez un palacio
con puentes y torreones;
daba a un patio singular
uno de sus mil portones.

Y tan lleno estaba el patio
de personajes sin par
que si no fuera cual soy
nunca sabría empezar.

Se refiere a una niñita
la historia que nos ocupa.
Su madre, que estaba viuda
se llamaba doña Anuca.

Mas como esta no es la historia
de la madre de la niña
lo dejamos en su nombre
y seguimos...¡que no hay líneas!

La pequeña Margarita
tenía solo ocho años
y ya con esas edades
había bordado un paño;

y era éste tan bonito
y tan hermoso su encaje
que lo regaló a la reina
mediante su amigo el paje.

Franqueó él la enorme entrada
donde un lacayo fornido
le dijo que, por supuesto,
sería muy bienvenido.

Entró Juan en la gran sala...
¡no se lo había esperado!
Castañeaban sus dientes;
tenía los pies pesados.

Resultó que no era tanto
lo que había que temer:
la reina aceptó el regalo
y a Marga invitó a comer.

Y así se lo dijo el paje
a su amiga Margarita:
Madre habría de buscarle
algo de ropa bonita.

Salió al día siguiente
como había dicho el paje
para acudir a la cita,
vestida toda de encaje.

La niña, aunque bien comía,
como Madre le dijera
casi no probó la carne
por no parecer grosera

Tanto agradó esto a Su Gracia
que invitó a Margarita
a vivir en el palacio
y a hacerse una señorita.

Convinieron que así fuera
pero, como ella dudara,
dejaron que con frecuencia
a su madre visitara.

Empezó una nueva etapa
en la vida de la niña
y ésta es la que os contaré
en las siguientes líneas...

Para empezar, ya no era
“La Pequeña Margarita”;
era ahijada de la reina
y toda una señorita:

De seda y de terciopelo
eran ahora sus vestidos;
a sus amigos de antes
los dejó muy sorprendidos.

La niña se fue haciendo
Un dechado de finura
y, como era muy tranquila,
se aficionó a la lectura.

Al cumplir sus quince años
se celebró una gran fiesta
a que fueron invitados
príncipes de muchas tierras;

la reina, que no era madre,
quería que su ahijada
encontrase un buen marido
¡por duro que resultara!

Así pensando La Dama
le presentó –como pudo-
a todos los candidatos
que en la fiesta aquella hubo...

como siempre ha pasado
y como suele ocurrir,
la belleza de la joven
se extendió aquí y allí.

Pronto todo el mundo supo
de la ahijada de la reina:
los hombres la pretendían;
las damas querían verla.

Cada jornada, en palacio,
desde el día hasta la noche
aparecían tarjetas
y personajes en coche.

Margarita estaba tensa
y, aunque nadie lo sabía
-salvo su madrina, claro-
la pobre estaba aturdida.

De modo que la realeza
-con criados y doncellas-
se mudó a una casita
por un pueblo de Rondella.

Cuando terminó el verano
y volvieron al castillo
lo encontraron todo lleno
de muchas luces y brillo.

Y es que pronto llegaría
la fiesta de la cosecha,
a que, desde hacía años,
se le asignaba esa fecha.

Todo el mundo se vestía
con trajes muy elegantes
e, incluso los más pobres
llevaban capas y guantes.

Se iba acercando el día
que todo el pueblo esperaba:
el cumpleaños de la reina
y la boda de su ahijada.

Lo que ocurría esos días
ninguno lo sospechaba.
Tan solo otra vez su alteza
de aquello estaba enterada.

Y ese celoso secreto
que Margarita guardaba
¡era que quedaba mucho
para la boda esperada!

La gente estaba impaciente
y ella no había elegido
-pese a haber tenido tiempo-
a su futuro marido.

Buscando mil soluciones
no daban con la certera
y al final se decidieron
por la más rara que hubiera:

-¡Ay Madrina! ¡Qué difícil!
¡Ya no se me ocurre nada
para encontrar un marido
que no me haga desdichada!

-Yo también estoy nerviosa,
mas, si caso hubieras hecho
cuando dije que eligieras
al conde de Calatrecho...

-Ese era un petimetre
demasiado pegajoso
-¡Vale! ¿Y ese caballero
de rostro alegre y hermoso?

-¿Cual, ese desesperado?
¿ese que solo quería
casarse con herederas
que le hicieran rico un día?

-Tienes razón...pero ¿y ese
con ojos color de pino...?
-Sólo una vez lo he visto:
un completo lechuguino.

-¡¿por qué ninguno te agrada?!
-Porque no son muy agudos
¿Y... pretendéis que me case
con uno de esos palurdos?

-No, ciertamente. Mas, uno
habrás de elegir aprisa
si quieres verte casada
y no centro de las risas.

-¡Ya sé lo que haré, Madrina!
Que aunque se que tu no apruebas
que lea novelas rosas
éstas me han dado una idea:

>>En ellas hay una chica
-la heroína de la historia-
que va en busca de aventuras
y vuelve llena de gloria...>>

-Pues no veo el parecido
con tu ya difícil caso;
no lo empañes más aún
y... ¡a ver si sales del paso!

-Tened paciencia, Madrina;
no he llegado a lo importante.
Ahora me toca contaros
la parte que nos atañe:

>>la heroína vuelve a casa
tras ver el mundo al completo
con el hombre que le quiere
y que es rico, bueno y apuesto.>>

-¡¿Qué te parece, Madrina?!
-¡Una auténtica bobada!
¡¿Cómo puede salir bien
una acción tan alocada?!

-Aún así quiero intentarlo:
¡es mi única salida!
-¿Y qué pasará si vuelves
sin marido...jovencita?

-No volveré hasta encontrarlo.
Te doy mi firme palabra.
Volveré con aquel hombre
que yo sepa que me ama.

Y ,como estaban las cosas,
la reina le dio el dinero,
le buscó el barco propicio
y la envió al extranjero.

Margaret inició un viaje
por todos los continentes.
Pasó por muchos lugares;
conoció a muchas gentes.

Se asombraba a cada paso
de la inmensidad del mundo.
De los libros a la vida
notaba un cambio rotundo.

Visitó bellos parajes
donde hizo muchos amigos,
pero ninguno de ellos
sería al fin su marido:

Ella buscaría a un hombre
siempre a quererle dispuesto,
trabajador, recto y bueno,
aventurero y apuesto.

Se daba perfecta cuenta
de que encontrar un soltero
en seis días que quedaban
para regresar al pueblo

no sería nada fácil
para alguien como ella:
exigente, testaruda
y de vergüenza sin huella.

Empezó a desanimarse
por lo poco que quedaba
y por no haber encontrado
al marido que buscaba.

Ya con un día restante
decidió que se volvía:
no había ninguna duda
de que no lo encontraría.

Pensó que quizá la reina
algún día olvidaría
el deshonor que -seguro-
por su causa sufriría.

Pero en un pueblo pequeño
como -pensó- lo era el suyo
de los chismes y rumores
siempre quedaba el murmullo.

De modo que aquel deseo
quedó pronto sepultado
por un futuro inminente
en su cerebro ideado.

Nunca jamás volvería
A sentirse una princesa.
Pensó que quizá su madre
le querría como era.

En realidad el palacio
no siempre fue su morada;
volvería con los suyos
para verse consolada.

Por una parte quería
que, pese a haberles fallado,
en su pueblo, al que volvía,
le acogieran con agrado.

Ya estaba el barco llegando
a su punto de partida
cuando ella vio a la reina
que miraba divertida.

Su majestad se alegraba
del regreso de la niña
pues tenía que contarle
que al perfecto hombre tenía.

Margaret no lo sabía,
por eso estaba nerviosa:
pensaba que era su boda
lo que la hacía dichosa.

Y aún más se descompuso
cuando vio que la miraba
y veía que con ella
ningún hidalgo bajaba.

Pero -sospechosamente-
la reina, ni se mostraba
ni estaba -quede ya dicho-
de su disgusto enterada.

Pronto había deducido
que Marga habría olvidado,
con todas las diversiones,
el convenio que acordaron.

Por eso, desde su ausencia
habíase consagrado
a la difícil tarea
de buscarle un hombre honrado.

Y resultaba difícil
porque no se le ocurrían
más que aquellos pocos hombres
que la chica conocía;

y esos pocos conocidos
de la más sublime clase
eran poco para ella
pues quería uno que amase.

Y como bien quedó dicho
en unos versos lejanos:
a sí mismos, bien se amaban;
con los demás, eran vanos.

Pues bien: como todos éstos
quedaban fuera del cuadro,
ahora solo le quedaba
buscar alguno en el campo.

-Quizá alguno de su pueblo
que de niña la quisiera...
alguien tal como un hermano
que siempre la protegiera...

>>Alegre, humilde y valiente...
no blando, pero sí tierno,
muy sensato y que supiera
pararle los pies con tiento.

>>Sí. Ese era su hombre.
Y tan pronto vio a su ahijada
la reina le dio las nuevas
dejándola desmayada.

Al despertar, Margarita
no sabía qué decirle:
defraudarle no quería,
pero tampoco mentirle.

Mas hay otro personaje
de seguro muy importante
y si queremos que actúe
no estaría bien saltarle.

El personaje es Juanito,
no tan niño ya cual antes:
tiene diecinueve años
y un futuro por delante.

Ahora es vicesecretario,
pero sigue igual que siempre:
enamorado de Marga
y esperándola impaciente.

Está un poco más tranquilo
que cuando ella inició el viaje:
fue su majestad, la reina
quien disipó sus pesares.

Y él esperaba nervioso
a que Margaret llegara
para ponerle al corriente,
solo si le interesaba,:

>>De lo que había sufrido
por no tenerla a su lado
mandándole tantas cosas
como si fuera un criado.

>>De cómo había aguantado
a los que la pretendían
callándose con prudencia
por si acaso a uno elegía.

>>Y de cuánto había esperado
a que volviera del viaje
todavía sin marido
para, al fin ... poder casarse.

Y, cómo no, asintió ella.
Pues supo que era su amigo
el que su amor merecía
y...al que siempre había querido.
Última edición por yop el 06 Jun 2010 12:03, editado 1 vez en total.
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lucia
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Re: Una historia (poesía)

Mensaje por lucia »

Está simpático y se haría más fácil de leer si juntases las líneas de una misma estrofa :D

Lo único que descoloca un poco es que a veces la llames Margarita y otras Margaret.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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yop
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Re: Una historia (poesía)

Mensaje por yop »

lucia escribió:Está simpático y se haría más fácil de leer si juntases las líneas de una misma estrofa :D

Lo único que descoloca un poco es que a veces la llames Margarita y otras Margaret.

gracias por el consejo, lucia. aunque no sé si se perdería la rima si juntase los versos, ¿o te refieres a que no deje tanto espacio entre ellos? eso sí lo haré. lo de cambiarle el nombre lo exigía la métrica. no sé si habrás notado que se lee de carrerilla, je je! :lol:

gracias de nuevo por leerlo y los consejos, un saludo!
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lucia
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Re: Una historia (poesía)

Mensaje por lucia »

Me refería a la línea en blanco entre versos :mrgreen:
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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yop
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Re: Una historia (poesía)

Mensaje por yop »

lucia escribió:Me refería a la línea en blanco entre versos :mrgreen:

ah! bueno, eso lo arreglo yo ahora mismo!
un saludo!
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