Palabras para Julio.
Palabras para Julio.
Dedicado a mi amigo Eleanis, con el que últimamente intercambio recetas de cocina.
Un hombre solo, una mujer, así tomados de uno en uno son como polvo no son nada, no son nada...
bonita canción, si señor. Pero esto no va de eso...
No digo más. Mentes calenturientas: elucubrad, disponed, imaginad, dilucidad. Socarrones, reíros, bromistas, cebaos.
Un hombre y una lista de alimentos
Un hombre y sus pensamientos.
un hombre solo
un hombre en la cocina.
La cocina.
Cuando un macho entra en la cocina lo hace normalmente de una manera: obligado, a punta de pistola con el cañón introducido en el culo, con los tiburones nadando bajo sus botas, con la guillotina mirándole a los ojos de soslayo, delante de los leones, o… perseguido por su suegra.
¿Por qué entra voluntariamente un hombre en la cocina? ¡Porque está solo!
¡Solo!
Es entonces únicamente cuando se enfrenta a esos armatostes culinarios, ollas, sartenes de varias dimensiones, esos “cacharros extraños”, espumaderas, coladores, ralladores y ¡¡un túrmix! ¿Qué diablos será eso? Y lo que es más grave… ¿para qué sirve? La batidora, la licuadora ¡seres extraños!
Cómo hace un hombre una tortilla de patatas:
Se pone un vinito,
lo huele y chasquea la lengua de placer
se enciende un cigarro
expulsa las volutas hacia el techo formando aros de humo
se arrasca la entrepierna
se la coloca en su sitio (que debe andar por el centro)
se pone un segundo vinito
observa el dibujo de las baldosas
los cuchillos afilados le recuerdan la hipoteca
se pone otro vinito
recuerda la cara de su suegra y recuerda porque se ha divorciado
se estremece.
Suspira, apaga el cigarro y se coloca un delantal. Abre cajones. Cierra cajones. Medita, duda, sopesa. Coloca la sartén en el fuego, y la llena de aceite hasta los bordes (así se harán mejor las patatas), y satisfecho de si mismo decide que es un buen momento para comenzar a pelar patatas.
Se escancia otro vinito y se ríe pensando en el tanga de Maripili, la del quiosco, que esta mañana al servírselo le ha proporcionado unas vistas panorámicas y diáfanas de su posaderas.
Y por asociación de ideas le vienen a la mente las tetas de su compañera de curro. Grandes, oscilantes, sugestivas, perfumadas. Uf, uf, uf. ¿Le está tirando los trastos o son imaginaciones suyas? Suelta la patata y el cuchillo y agarra el teléfono inalámbrico. José debe saber algo, siempre se ríe cuando los ve juntos, tal vez ella, la muy guarrilla... ¡que buena está!
Su empleada de hogar asoma la jeta (bigote incluido) y le pregunta agriamente si todo va bien. Eleanis le confirma que si, y le hace un gesto con la mano para que se largue. Su empleada le recuerda a una camiseta tuneada que vio en un concierto de Patti Smith donde rezaba lo siguiente: por ti me dejé crecer el sobaco. Sí, ella tiene bigote, negro, disperso, la mayoría de las veces sudado. Un rictus de asco se adueña de su cara y ya no puede recuperar la imagen del tanga. Imposible de todo punto.
El humo negro del aceite se dispersa por la casa ¡horror! ¡El aceite, lo había olvidado!
¡Agua! Le tira una jarra de agua y se distancia prudentemente, tal como lo haría John Rambo para protegerse de una granada. ¡Una lengua de fuego sube hasta el techo y Eleanis la mira con ojos desorbitados!. Paralizado y acurrucado en un rincón de la cocina no ve a Sally cuando ésta entra, coloca una tapadera sobre la sartén y la retira del fuego colocándola en el suelo de la cocina. El fuego aún enseña su indecorosa lengua pero ya está controlado.
Eleanis mira a su alrededor. Todo está negro.
Desolado, se escancia otro vinito y llama a su madre del alma.
Eleanis, te reto. Quiero pelea. puedes contestar en prosa o poesía, o puedes huir. Tu verás.
Un hombre solo, una mujer, así tomados de uno en uno son como polvo no son nada, no son nada...
bonita canción, si señor. Pero esto no va de eso...
No digo más. Mentes calenturientas: elucubrad, disponed, imaginad, dilucidad. Socarrones, reíros, bromistas, cebaos.
Un hombre y una lista de alimentos
Un hombre y sus pensamientos.
un hombre solo
un hombre en la cocina.
La cocina.
Cuando un macho entra en la cocina lo hace normalmente de una manera: obligado, a punta de pistola con el cañón introducido en el culo, con los tiburones nadando bajo sus botas, con la guillotina mirándole a los ojos de soslayo, delante de los leones, o… perseguido por su suegra.
¿Por qué entra voluntariamente un hombre en la cocina? ¡Porque está solo!
¡Solo!
Es entonces únicamente cuando se enfrenta a esos armatostes culinarios, ollas, sartenes de varias dimensiones, esos “cacharros extraños”, espumaderas, coladores, ralladores y ¡¡un túrmix! ¿Qué diablos será eso? Y lo que es más grave… ¿para qué sirve? La batidora, la licuadora ¡seres extraños!
Cómo hace un hombre una tortilla de patatas:
Se pone un vinito,
lo huele y chasquea la lengua de placer
se enciende un cigarro
expulsa las volutas hacia el techo formando aros de humo
se arrasca la entrepierna
se la coloca en su sitio (que debe andar por el centro)
se pone un segundo vinito
observa el dibujo de las baldosas
los cuchillos afilados le recuerdan la hipoteca
se pone otro vinito
recuerda la cara de su suegra y recuerda porque se ha divorciado
se estremece.
Suspira, apaga el cigarro y se coloca un delantal. Abre cajones. Cierra cajones. Medita, duda, sopesa. Coloca la sartén en el fuego, y la llena de aceite hasta los bordes (así se harán mejor las patatas), y satisfecho de si mismo decide que es un buen momento para comenzar a pelar patatas.
Se escancia otro vinito y se ríe pensando en el tanga de Maripili, la del quiosco, que esta mañana al servírselo le ha proporcionado unas vistas panorámicas y diáfanas de su posaderas.
Y por asociación de ideas le vienen a la mente las tetas de su compañera de curro. Grandes, oscilantes, sugestivas, perfumadas. Uf, uf, uf. ¿Le está tirando los trastos o son imaginaciones suyas? Suelta la patata y el cuchillo y agarra el teléfono inalámbrico. José debe saber algo, siempre se ríe cuando los ve juntos, tal vez ella, la muy guarrilla... ¡que buena está!
Su empleada de hogar asoma la jeta (bigote incluido) y le pregunta agriamente si todo va bien. Eleanis le confirma que si, y le hace un gesto con la mano para que se largue. Su empleada le recuerda a una camiseta tuneada que vio en un concierto de Patti Smith donde rezaba lo siguiente: por ti me dejé crecer el sobaco. Sí, ella tiene bigote, negro, disperso, la mayoría de las veces sudado. Un rictus de asco se adueña de su cara y ya no puede recuperar la imagen del tanga. Imposible de todo punto.
El humo negro del aceite se dispersa por la casa ¡horror! ¡El aceite, lo había olvidado!
¡Agua! Le tira una jarra de agua y se distancia prudentemente, tal como lo haría John Rambo para protegerse de una granada. ¡Una lengua de fuego sube hasta el techo y Eleanis la mira con ojos desorbitados!. Paralizado y acurrucado en un rincón de la cocina no ve a Sally cuando ésta entra, coloca una tapadera sobre la sartén y la retira del fuego colocándola en el suelo de la cocina. El fuego aún enseña su indecorosa lengua pero ya está controlado.
Eleanis mira a su alrededor. Todo está negro.
Desolado, se escancia otro vinito y llama a su madre del alma.
Eleanis, te reto. Quiero pelea. puedes contestar en prosa o poesía, o puedes huir. Tu verás.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
Re: Palabras para Julio.
Y luego dice que no está peleona
Por cierto, en el norte hay bastantes hombres cocinillas por placer
Por cierto, en el norte hay bastantes hombres cocinillas por placer
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Mis diseños
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Re: Palabras para Julio.
jaja ya lo sé, también existen algunos hombres que saben cómo funciona una lavadora...lucia escribió:Y luego dice que no está peleona
Por cierto, en el norte hay bastantes hombres cocinillas por placer
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
- shirabonita
- Vivo aquí
- Mensajes: 8995
- Registrado: 23 Ago 2009 20:47
- Ubicación: un pueblo surfero de guipuzcoa
Re: Palabras para Julio.
Eso es verdad Alfredo está hecho un gran cocinero, desde que yo no puedo hacerlo. Hasta comidas y cenas de navidad, organiza.lucia escribió:Y luego dice que no está peleona
Por cierto, en el norte hay bastantes hombres cocinillas por placer
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- shirabonita
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- Registrado: 23 Ago 2009 20:47
- Ubicación: un pueblo surfero de guipuzcoa
Re: Palabras para Julio.
Eleanis Eleanis,
yo sé que cocinas ,
y que ya sabes lo que es la Turmix
gracias a las recetas de Berlín.
Te imagino entre las marmitas
preparando ossobuco para Luna
o zanahorias para tu pez come-algas.
Como sé que es generosa tu alma,
no sólo preparas manjares
para tí mismo, sino también
para tus amigos animales.
Te reto a ponernos en verso
una receta cualquiera,
Ensalada de primavera,
o unos filetes de mero...
Lo que tú quieras,
pero que sea en verso.
yo sé que cocinas ,
y que ya sabes lo que es la Turmix
gracias a las recetas de Berlín.
Te imagino entre las marmitas
preparando ossobuco para Luna
o zanahorias para tu pez come-algas.
Como sé que es generosa tu alma,
no sólo preparas manjares
para tí mismo, sino también
para tus amigos animales.
Te reto a ponernos en verso
una receta cualquiera,
Ensalada de primavera,
o unos filetes de mero...
Lo que tú quieras,
pero que sea en verso.
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- Eleanis
- No tengo vida social
- Mensajes: 2173
- Registrado: 05 Abr 2010 04:38
- Ubicación: entre los arbustos y la hojarasca...
Re: Palabras para Julio.
¡Vaya conspiración que habéis urdido entre las dos! Puedo huir como un cobarde culinario o hacer frente al doble reto Para peor, es domingo y recién me desperezo, aún debo descifrar el enigma del desayuno Y por aquellas latitudes me llevan cinco horas de ventaja. Pero dadme un rato, para hacer la compra y les prepararé una buena cena
Amiguitas Berlín y Shira
Amiguitas Berlín y Shira
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Re: Palabras para Julio.
no te olvides de poner velitas ummm...Eleanis escribió:¡Vaya conspiración que habéis urdido entre las dos! Puedo huir como un cobarde culinario o hacer frente al doble reto Para peor, es domingo y recién me desperezo, aún debo descifrar el enigma del desayuno Y por aquellas latitudes me llevan cinco horas de ventaja. Pero dadme un rato, para hacer la compra y les prepararé una buena cena
Amiguitas Berlín y Shira
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
-
- Foroadicto
- Mensajes: 3973
- Registrado: 25 Ago 2010 20:59
Re: Palabras para Julio.
¡Me encanto!, muy gracioso. Eleanis tienes que responder magitralmente amigo, ¡eres mi heroe!
Besos y Abrazos para todos
Lo siento Berlin |
Besos y Abrazos para todos
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- Eleanis
- No tengo vida social
- Mensajes: 2173
- Registrado: 05 Abr 2010 04:38
- Ubicación: entre los arbustos y la hojarasca...
Re: Palabras para Julio.
Menú del día:
hamburguesas caseras con ensalada urbana
Bebidas: cava Möet Chandon, demisec y vino Bonarda Malbec Tempranillo tinto. Agua mineral Evian.
Para tan selecto plato, lo primero es hacerse de las materias primas. Comienzo por las necesarias para las hamburguesas. A tal fin, nada más adecuado que una carne de primera calidad, rica en proteinas, baja en grasas, y al alcance de cualquiera que tenga un buen jardín en su casa. Elementos imprescindibles: una pequeña pala y un cubo. Se debe buscar en la zona más fértil del vergel, en mi caso en la pila de tierra compostada, donde vierto los desechos de la cocina, tales cáscaras de patatas y de frutas, pasta que ha quedado abandonada en una olla durante semanas en el refrigerador, pan enmohecido y otros elementos de elevado valor nutritivo. Es aquí donde abundan las gordas y jugosas lombrices. Removiendo la pila de tierra logro una buena cosecha, que guardo cuidadosamente, y a la sombra, en el cubo, previamente higienizado con un poco de agua del grifo.
A continuación busco los vegetales para la ensalada urbana. Caminando por las aceras de las calles, prestaré especial atención a los lugares en que crecen hierbas silvestres, especialmente aquellos sitios más fertilizados por las deposiciones sólidas y líquidas de los canes y otros mamíferos menores. Estos son los sitios ideales para conseguir algunas verduras orgánicas, es decir libres de pesticidas y defoliantes, como achicoria silvestre, diente de león, lechuguín y hasta pequeños bulbos de aliáceas como los rústicos cebollines. Con la misma palita hago la recolección y conservo estas valiosas verduras en una bolsa de tela húmeda para evitar que se marchiten.
Vayamos ahora a la preparación de las hamburguesas. En principio, ¡nada de túrmix o aparatos extraños que sirven sólo para consumir electricidad! Nada más idóneo que el viejo mortero de la abuela, ese recipiente de madera dura que empleo además para moler la materia fecal de Luna, mi querida hija canina, junto a un poco de formol al 5%, para sus exámenes coproparasitológicos trimestrales.
Enjuagado el mortero y las lombrices con un poco de agua, comienzo prolijamente la tarea de molido. Debo confesar que al principio estos anélidos se resisten un poco, retorciéndose vivazmente, pero luego de unos cuantos golpes con la mano del mortero se transforman en una pulpa jugosa y nutritiva, con la cual elaboraré las hamburguesas. Una vez lograda la pasta proteínica, le agrego los aliños: un caldito homogenizado de verduras, un poco de pimentón rojo dulce, un diente de ajo, y sal y pimienta a gusto. Mezclo todo prolijamente y comienzo a formar las hamburguesas con la ayuda de un molde. A medida que las termino, las voy guardando en el refrigerador para preservar la cadena de frío. ¡La sanidad ante todo!
Y ahora, tal vez lo más importante, ya que como se sabe, la comida entra por los ojos: la preparación de la mesa. Un mantel de lino blanco, con servilletas del mismo material, candelabros con velas y un centro de mesa con flores. En cuanto a la cubertería y vajilla, recurro a copas de plástico descartables para el cava y vasitos térmicos de poliestireno expandido para el vino, platos de cartón con florcitas pintadas y tenedores y cuchillos plásticos, también descartables.
En este momento, me sirvo un vinito para tonificar el espíritu y me visto como corresponde: delantal y gorro de cocinero.
Con esmero preparo la ensalada, luego de haber lavado con un poco de agua los vegetales y haberlos cortado algunos, picados otros, según su naturaleza. Los condimentos se agregarán más tarde.
Ha llegado la hora de la cocción de las hamburguesas. Para la misma emplearé la plancha de hierro, que prolijamente he dejado sin lavar anoche, luego de cocer el ossobuco de Luna. Contra todo lo que pueda suponerse en relación a la higiene, equivocadamente por cierto, no hay nada peor, para un cocinero que se precie, que lavar con detergentes una plancha de hierro fundido, ya que se oxidaría fácilmente. Y mucho peor aún es rasparla con alguno de esos inútiles elementos abrasivos, que no harían más que dejar pequeñas estrías en las que se pegaría la comida al cocinarla. Por otra parte, ese residuo graso que permanece sobre la superficie enriquece el sabor aportando elementos de preparaciones anteriores.
Pero los invitados ya están aquí, así que los recibo con una copa de cava bien frappé, y los dejo en compañía de Pachelbel que con su Canon acariciará sus oidos mientras termino la preparación.
Ah, me olvidaba de los postres. Dos opciones delicadas: flan dietético, con 0% de materia grasa, 0% de azúcar y 0% de sabor, o helado comprado de oferta en el supermercado chino.
Mis queridos amigos, ¡bon apetit!
Amiga Shira, la poesía está en el horno, sale con fritas, pero un poco más tarde
Abrazos, incitadoras
hamburguesas caseras con ensalada urbana
Bebidas: cava Möet Chandon, demisec y vino Bonarda Malbec Tempranillo tinto. Agua mineral Evian.
Para tan selecto plato, lo primero es hacerse de las materias primas. Comienzo por las necesarias para las hamburguesas. A tal fin, nada más adecuado que una carne de primera calidad, rica en proteinas, baja en grasas, y al alcance de cualquiera que tenga un buen jardín en su casa. Elementos imprescindibles: una pequeña pala y un cubo. Se debe buscar en la zona más fértil del vergel, en mi caso en la pila de tierra compostada, donde vierto los desechos de la cocina, tales cáscaras de patatas y de frutas, pasta que ha quedado abandonada en una olla durante semanas en el refrigerador, pan enmohecido y otros elementos de elevado valor nutritivo. Es aquí donde abundan las gordas y jugosas lombrices. Removiendo la pila de tierra logro una buena cosecha, que guardo cuidadosamente, y a la sombra, en el cubo, previamente higienizado con un poco de agua del grifo.
A continuación busco los vegetales para la ensalada urbana. Caminando por las aceras de las calles, prestaré especial atención a los lugares en que crecen hierbas silvestres, especialmente aquellos sitios más fertilizados por las deposiciones sólidas y líquidas de los canes y otros mamíferos menores. Estos son los sitios ideales para conseguir algunas verduras orgánicas, es decir libres de pesticidas y defoliantes, como achicoria silvestre, diente de león, lechuguín y hasta pequeños bulbos de aliáceas como los rústicos cebollines. Con la misma palita hago la recolección y conservo estas valiosas verduras en una bolsa de tela húmeda para evitar que se marchiten.
Vayamos ahora a la preparación de las hamburguesas. En principio, ¡nada de túrmix o aparatos extraños que sirven sólo para consumir electricidad! Nada más idóneo que el viejo mortero de la abuela, ese recipiente de madera dura que empleo además para moler la materia fecal de Luna, mi querida hija canina, junto a un poco de formol al 5%, para sus exámenes coproparasitológicos trimestrales.
Enjuagado el mortero y las lombrices con un poco de agua, comienzo prolijamente la tarea de molido. Debo confesar que al principio estos anélidos se resisten un poco, retorciéndose vivazmente, pero luego de unos cuantos golpes con la mano del mortero se transforman en una pulpa jugosa y nutritiva, con la cual elaboraré las hamburguesas. Una vez lograda la pasta proteínica, le agrego los aliños: un caldito homogenizado de verduras, un poco de pimentón rojo dulce, un diente de ajo, y sal y pimienta a gusto. Mezclo todo prolijamente y comienzo a formar las hamburguesas con la ayuda de un molde. A medida que las termino, las voy guardando en el refrigerador para preservar la cadena de frío. ¡La sanidad ante todo!
Y ahora, tal vez lo más importante, ya que como se sabe, la comida entra por los ojos: la preparación de la mesa. Un mantel de lino blanco, con servilletas del mismo material, candelabros con velas y un centro de mesa con flores. En cuanto a la cubertería y vajilla, recurro a copas de plástico descartables para el cava y vasitos térmicos de poliestireno expandido para el vino, platos de cartón con florcitas pintadas y tenedores y cuchillos plásticos, también descartables.
En este momento, me sirvo un vinito para tonificar el espíritu y me visto como corresponde: delantal y gorro de cocinero.
Con esmero preparo la ensalada, luego de haber lavado con un poco de agua los vegetales y haberlos cortado algunos, picados otros, según su naturaleza. Los condimentos se agregarán más tarde.
Ha llegado la hora de la cocción de las hamburguesas. Para la misma emplearé la plancha de hierro, que prolijamente he dejado sin lavar anoche, luego de cocer el ossobuco de Luna. Contra todo lo que pueda suponerse en relación a la higiene, equivocadamente por cierto, no hay nada peor, para un cocinero que se precie, que lavar con detergentes una plancha de hierro fundido, ya que se oxidaría fácilmente. Y mucho peor aún es rasparla con alguno de esos inútiles elementos abrasivos, que no harían más que dejar pequeñas estrías en las que se pegaría la comida al cocinarla. Por otra parte, ese residuo graso que permanece sobre la superficie enriquece el sabor aportando elementos de preparaciones anteriores.
Pero los invitados ya están aquí, así que los recibo con una copa de cava bien frappé, y los dejo en compañía de Pachelbel que con su Canon acariciará sus oidos mientras termino la preparación.
Ah, me olvidaba de los postres. Dos opciones delicadas: flan dietético, con 0% de materia grasa, 0% de azúcar y 0% de sabor, o helado comprado de oferta en el supermercado chino.
Mis queridos amigos, ¡bon apetit!
Amiga Shira, la poesía está en el horno, sale con fritas, pero un poco más tarde
Abrazos, incitadoras
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Re: Palabras para Julio.
Nada más idóneo que el viejo mortero de la abuela, ese recipiente de madera dura que empleo además para moler la materia fecal de Luna, mi querida hija canina, junto a un poco de formol al 5%, para sus exámenes coproparasitológicos trimestrales.
Enjuagado el mortero y las lombrices con un poco de agua, comienzo prolijamente la tarea de molido. Debo confesar que al principio estos anélidos se resisten un poco, retorciéndose vivazmente, pero luego de unos cuantos golpes con la mano del mortero se transforman en una pulpa jugosa y nutritiva, con la cual elaboraré las hamburguesas.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
Re: Palabras para Julio.
has ido a cocinar los bichos que más asco me dan....
provocador, esto sigue que lo sepas
provocador, esto sigue que lo sepas
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- Eleanis
- No tengo vida social
- Mensajes: 2173
- Registrado: 05 Abr 2010 04:38
- Ubicación: entre los arbustos y la hojarasca...
Re: Palabras para Julio.
Dime pues, qué te has comido
que te ha caído tan mal,
que de seguro no ha sido
mi menú artesanal.
Sin aditivos ni grasas,
ni tampoco pesticidas,
suave como dulces pasas
de unas uvas coloridas.
Yo creía que las cucarachas te daban más asco, por eso me esmeré en no dejar una viva antes de que llegaras
que te ha caído tan mal,
que de seguro no ha sido
mi menú artesanal.
Sin aditivos ni grasas,
ni tampoco pesticidas,
suave como dulces pasas
de unas uvas coloridas.
Yo creía que las cucarachas te daban más asco, por eso me esmeré en no dejar una viva antes de que llegaras
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Re: Palabras para Julio.
haberlas añadido a la ensalada, total...Eleanis escribió:Dime pues, qué te has comido
que te ha caído tan mal,
que de seguro no ha sido
mi menú artesanal.
Sin aditivos ni grasas,
ni tampoco pesticidas,
suave como dulces pasas
de unas uvas coloridas.
Yo creía que las cucarachas te daban más asco, por eso me esmeré en no dejar una viva antes de que llegaras
cuando me recupere de la cara de asco que se me ha quedado, te escribo socio. Prepárate.
Creo que me gusta mucho más cuando hablamos de amor.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
- Eleanis
- No tengo vida social
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Re: Palabras para Julio.
Eres injusta, me he esmerado tanto en la preparación de la comida y en la higiene de la casa. Todo lo he hecho con amor, y tú me hablas de asco
Abracitos, socia
Abracitos, socia
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Re: Palabras para Julio.
ok, dame tiempo. Te voy a preparar yo a ti una cena que se te van a caer todas esas capas de cebolla.Eleanis escribió:Eres injusta, me he esmerado tanto en la preparación de la comida y en la higiene de la casa. Todo lo he hecho con amor, y tú me hablas de asco
Abracitos, socia
me traes una flor para que me la ponga en el pelo, eso sí.
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