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¡Bienvenido, Eleanis, al bujío de Santa Catalina !
Te presento a Cata, nuestra anfitriona. Aunque muy pronto será Santa Cata, pues tiene la santa virtud de leer todo lo que le colgamos en este hilo sin decir ni mu .
Pasa y ponte cómodo. Sí, sí, esa otra butaca mecedora vacía es para Julio Gilardi. Le estaba esperando desde hace ya dos siglos y medio. En la espera, entre otros, en ella se sentó mi abuelo. Lo hacía en verano y se colocaba una biznaga en la solapa y, cuando se mecía, todo el patio olía a jazmín... Pero esa es otra historia que hoy no toca contar.
Dile al señor Gilardi que sea él mismo, que le responda al señor Fragella como le apetezca, es lo que tiene haberse colocado en una buena positura en la vida. Como nada sabemos de él, ahora es muy libre de recomponer su pasado bordeando la realidad como mejor le plazca .
Tolomew Dewhust escribió:Me dijo Cata que te dijera que escribes requetebien, que hasta el barroco y el rococó se te dan de maravilla -no hay estilo que se te resista-, y que estuvo hace poco en Cádiz y echó en falta un cafelillo contigo, .
No me digas más: me avisó usando el lenguaje de los telépatas araucanos. Mira que se lo tengo dicho, que nosotras todavía no dominamos esa técnica.
Cata, la próxima vez avísame vía faldellin de Orión que es mucho más seguro.
Y encantada de tomarnos ese cafecito .
Eso sí, será un cafecito de trabajo, con cuaderno de campo incluido, que Lara no deja de decirme que te tengo que entrevistar para que me cuentes cosas de la vida de Santa Cata, que ya luego ella se encargará de hacerla orillar la realidad convirtiéndola en Santa Cata del Guadiana .
¡Bienvenido, Eleanis, al bujío de Santa Catalina !
Te presento a Cata, nuestra anfitriona. Aunque muy pronto será Santa Cata, pues tiene la santa virtud de leer todo lo que le colgamos en este hilo sin decir ni mu .
Pasa y ponte cómodo. Sí, sí, esa otra butaca mecedora vacía es para Julio Gilardi. Le estaba esperando desde hace ya dos siglos y medio. En la espera, entre otros, en ella se sentó mi abuelo. Lo hacía en verano y se colocaba una biznaga en la solapa y, cuando se mecía, todo el patio olía a jazmín... Pero esa es otra historia que hoy no toca contar.
Dile al señor Gilardi que sea él mismo, que le responda al señor Fragella como le apetezca, es lo que tiene haberse colocado en una buena positura en la vida. Como nada sabemos de él, ahora es muy libre de recomponer su pasado bordeando la realidad como mejor le plazca .
Julio Gilardi se siente muy honrado de disponer de una mecedora en este sitio. Me ha expresado su alegría y me pidió que te transmitiera que a la brevedad responderá al señor Fragella, como así también enviará a tu correo la correspondiente firma.
Queridos petirrojo y Cata
Querido petirrojo Acabo de leer La cueva de la perra, ¡qué gozada! Me encantó la historia, la riqueza de la ambientación, con la descripción detallada de las flores y el desenlace, con Violeta, que tenía todas las flores de su nombre en el ojo izquierdo, morando en la orquídea.
Muy hermoso. Gracias
Eleanis escribió:Querido petirrojo Acabo de leer La cueva de la perra, ¡qué gozada! Me encantó la historia, la riqueza de la ambientación, con la descripción detallada de las flores y el desenlace, con Violeta, que tenía todas las flores de su nombre en el ojo izquierdo, morando en la orquídea.
Muy hermoso. Gracias
Me lees con buenos ojos, como Cata. Pero me alegro de haber conocido en el foro a alguien amante de la naturaleza . Lo habitual es que con esas descripciones los "urbanitas" se aburran .
El relato necesita todavía un buen repaso, pero con Cata me he acostumbrado a irle contando las historias sin esperar a que estén pulidas del todo, pues así avanza en su causa más deprisa .
Y una alegría, Eleanis, saber que estás dispuesto a darle voz a Gilardi. Así las misivas de Fragella cobrarán más sentido y no serán tenidas solo por elucubraciones seniles de un nonagenario. Aunque te advierto que el buen hombre está como una chota .
¡Bienvenido, Eleanis, al bujío de Santa Catalina !
Te presento a Cata, nuestra anfitriona. Aunque muy pronto será Santa Cata, pues tiene la santa virtud de leer todo lo que le colgamos en este hilo sin decir ni mu .
Pasa y ponte cómodo. Sí, sí, esa otra butaca mecedora vacía es para Julio Gilardi. Le estaba esperando desde hace ya dos siglos y medio. En la espera, entre otros, en ella se sentó mi abuelo. Lo hacía en verano y se colocaba una biznaga en la solapa y, cuando se mecía, todo el patio olía a jazmín... Pero esa es otra historia que hoy no toca contar.
Dile al señor Gilardi que sea él mismo, que le responda al señor Fragella como le apetezca, es lo que tiene haberse colocado en una buena positura en la vida. Como nada sabemos de él, ahora es muy libre de recomponer su pasado bordeando la realidad como mejor le plazca .
Julio Gilardi se siente muy honrado de disponer de una mecedora en este sitio. Me ha expresado su alegría y me pidió que te transmitiera que a la brevedad responderá al señor Fragella, como así también enviará a tu correo la correspondiente firma.
Queridos petirrojo y Cata
Cata, vamos a tener que llenar el bujío de gitanillas y geranios, que otra vez tenemos visita de allende los mares . Y ahora mismo voy a la primera página y añado a Eleanis en Intercambio de solsticios.
La cueva de la perra: bordeando la realidad una vez más...
¡Qué mañana de domingo tan rara, Cata! Hay una tormenta de verano y casi no veo el teclado de oscuro que está el día. No sé si ha sido esta lluvia a destiempo o bien el bochorno que hace, pero la realidad es que no hago más que pensar en el relato de García Márquez, me refiero a este mónologo.
Pero, como lo prometido es deuda, a lo que venía era a contarte lo que hay de verdad en la historia de Violeta. Esta historia transcurre en los alrededores de Casares, el pueblo natal de Blas Infante, en La Cosalva, una modesta finca de la vecina sierra Crestellina. Pues bien, como ya te comenté, gracias a mi Juanita la Loca, recibí una carta de un desconocido que, con un estilo decimonónico, me invitaba a visitar la Sierra Crestellina y, para tentarme, me hablaba de que era un paraíso de las orquídeas silvestres. No sé cómo había averiguado mi amor a la naturaleza (la historia del sarasa gaditano ocurre en la ciudad), tal vez solo fuese una intuición (o a lo mejor se documentó**), pero lo cierto es que el señuelo surtió su efecto.
El encuentro tuvo lugar en la plaza del pueblo, pero de inmediato partimos hacía La Cosalva, que se hallaba como a una hora y media del pueblo subiendo por un sendero más de cabras y burros que de otra cosa. Y una vez llegamos a su casa (la que en el relato de Violeta se dice que el aparcero tenía cerrada a cal y canto), el anfitrión nos invitó a dar un largo paseo (tan largo que a las cinco de la tarde todavía estábamos en ayunas ) por la zona. Fue entonces cuando nos enseñó un pequeño estanque y nadando en su fondo, un barbo enorme que, según sus palabras, era el más viejo del río Genal, ya que él lo había capturado hacía ya mucho tiempo. Cuando lo echó al estanque era pequeño, pero desde entonces había crecido mucho. Nos confesó que le pesaba tenerlo cautivo y solo, que le gustaría devolverle la libertad. No tenía, sin embargo, medios para llevar vivo un pez tan grande hasta el valle por el que corre el río. La verdad es que el barbo era enorme y, aunque se le veía tristón y sombrío, no me pareció posible bajarlo ya con vida hasta el ´Genal.
Luego dijo que nos iba a enseñar una cueva que había allí cerca. Nos contó que, cuando él llegó unos años antes, la entrada de la cueva estaba casi totalmente taponada, pero que él la había despejado poco a poco. Una vez estuvimos junto al macizo rocoso en el que se hallaba la cueva, nos señaló con orgullo un cráneo de perro encajado entre las rocas que había encima de la entrada. Y nos explicó que los lugareños le habían dicho que, antes del derrumbe, allí vivía una perra. Por eso él había decidido retirar las piedras que la llenaban y que, cuando lo estaban haciendo, de repente se encontró aquel cráneo y supo así que los paisanos no le habían mentido. En cuanto vi el cráneo sentí mucha curiosidad y le hice varias preguntas, pero lo único que supo decirme es que era perra y que, por alguna razón que él desconocía, alguien del pueblo la había llevado hasta allí. La cueva era pequeña y oscura, si bien en el techo había una pequeña ranura por la que entraba un rayito de luz. Recuerdo que, al verlo, pensé que gracias a este se podría se podría construir en su interior un reloj de sol .
Ese mismo día, seguimos subiendo por los bancales en busca de diferentes especies de orquídeas y efectivamente las fuimos encontrando. Los recuerdos de ese paseo son los que he usado al describir por donde transcurre la cacería de las perdices. Pero, además de las orquídeas que nos iba mostrando al paso, nos habló de una planta silvestre que tiene unas flores preciosas, la Scilla peruviana (luego la busco y te la enseño), por lo que no es raro verla cultivada en algunos jardines. Vimos esas flores y él arracó una ramito y, a partir de ese momento, pasó gran parte del tiempo acercándose las flores a la nariz. Por eso las manos que en el relato desenterraron el cráneo de Violeta olían a peruviana, porque eran sus manos.
En fin, que aquella primera visita a la Sierra Crestellina me dejó huella. De hecho regresé varias veces más. Y cada vez que veía la calavera sentía el deseo de saber más, hasta que un día decidí ponerme manos a la obra y enterarme de quién había sido la propietaria de aquel cráneo. Y por fin supe que era de Violeta, esa preciosa cachorrilla de cocker que tenía un campo de violetas en un ojo y que era capaz de distinguir las distintas especies de orquídeas solo por su perfume.
Ya ves, Cata, que también la historia de Violeta ha sido un simple bordear la realidad .
Ya verás, ya verás, cuando Lara escriba la biografía de Santa Cata del Guadiana
** Cuando en mi primera visita entramos en su casa, vi en la pared un almanaque con las imagen de San Pancracio. Como ya te comenté, él era otra Juanita la Loca y aquella coincidencia, su devoción por el mismo santo que el sarasa gaditano, me dejó así . Pero más adelante, en las siguientes visitas, vi que la imagen ya no estaba y deduje que lo había hecho a propósito, para causarme buena impresión .
Cata, ando a tope de trabajo, pero me paso un momento para decirte que, según me ha contado Eleanis en otro hilo, el señor Gilardi anda ya pluma en mano para contestarle al señor Fragella .
El domingo, Cata, estuve en la azotea grabando un video de las torres miradores de Cádiz pensando en poneros aquí el enlace, pero no he encontrado aún donde alojarlo. De momento, os dejo a Eleanis y a ti un par de imágenes.
Esta de la Casa de las cuatro torres de Fragella
Y esta otra, de sus torres miradores vistas desde las azoteas. ]
En una de esas torretas tiene instalada su mesa escritorio y desde sus ventanas anda él oteando con su catalejo el horizonte por si acaso llega ya la flota de allende los mares con la misiva de Gilardi .
Bordeando la realidad en el Intercambio de solsticios de Fragella y Gilardi...
¡Buenos días, Cata !
Hoy he tenido noticias de nuestro corresponsal de allende los mares (me refiero a Eleanis). Me ha dicho que el señor Gilardi sigue trabajando en su respuesta a la misiva de Fragella, pero que todavía tardaré algunos días en que nos llegue esta.
Normal, Cata, que tarde después de lo que me enteré en la exposición que visité para darme un baño de lo que fue Cádiz en los tiempos de Fragella.
Resulta que este año hace 300 años de que La Real Casa de la Contratación de Indias fue trasladada de Sevilla a Cádiz, porque el grado de corrupción de la entidad en Sevilla era insostenible. Ya ves, Cata, que esto de que la gente se vuelva corrupta en cuando tiene poder es viejísimo. Vamos, que llevamos ni se sabe cuánto tiempo rasgándonos las vestiduras periódicamente al comprobar que el poder corrompe: no a todos, pero sí a muchos .
Pero volvamos a esos tiempos pasados, en los que con ese cambio Cádiz se convirtió temporalmente en el ombligo de España. A la sazón ya teníamos a Fragella en la ciudad (llegó en 1683 y estamos hablando de 1717), instalado en su mercería de la calle Flamencos. Imagino que por aquel entonces sería un comerciante modesto pero ambicioso y, en cuanto vio que en el comercio con las Indias había negocio,
se puso a ello y empezó a medrar . Cierto es que era un comerciante con cierto sentido de la justicia social y devolvía a la ciudad parte de sus ganancias en forma de ayuda a los más necesitados,como esa Casa de las viudas y huérfanas de las que ya nos habló en su primera misiva.
Pues bien, en la citada exposición, entre otras muchas cosas, me enteré de cómo iba el asunto de las flotas que partían para Indias desde Cádiz. Había una primera que salía en marzo y cuyo destino era Veracruz, mientras que la segunda partía a finales de agosto y su destino era Portobelo y Nombre de Dios. Esta segunda era la que se dirigía a Sudamérica, por eso Flagella mandó su primera misiva en agosto . Según parece, en un primer momento, la mercancía de la segunda flota era descargada en Portobelo, y luego llevada en mulas hasta la Costa del Pacífico y desde allí había barcos que partían para Perú y, una vez en Perú, ya por tierra llegaban a la zona de Argentina donde vivía el tal Julio Gilardi. A la hora de volver, las dos flotas se esperaban la una a la otra en La Habana y regresaban juntitas y custodiadas por barcos de guerra para evitar les quitaran la plata y demás mercancías valiosas que traían de vuelta. Con suerte, Cata, entre que llegara la misiva del uno a América y la del otro a Europa me da que se iba un año fijo. Por eso te decía que no es de extrañar que la respuesta tarde, por mucho que Fragella ande con el catalejo en ristra vigilando el horizonte . Aunque cuando he leído esto de que "Fuera de las flotas, sólo viajaban pequeñas naves, generalmente barcos ligeros para el aviso o barcos correo", me ha entrado la duda de si eso no nos da un mayor margen de maniobra con la datación de las cartas .
Pero resulta que también me enteré de otra cosa. Ya sabes que el tal Fragella andaba queriendo intercambiar estaciones del año con el tal Gilardi y eso significa un cambio en la inclinación del eje de la tierra en su giro alrededor del sol . Por eso, cuando escuché que el guía de la exposición nos decía: "...a las 9h30 del 1 de noviembre de 1755 tuvo lugar el terremoto de Lisboa, cuyo epicentro estuvo bajo el mar en el Golfo de Cádiz y ocasionó un terible maremoto que asoló no solo Lisboa sino también esta ciudad... ", me quedé así y hasta se me pusieron los pelos de punta de pensar que nuestro hombre y su faraónico propósito pudieran haber estado detrás .
Y encima, el buen hombre se murió justo en el mes de marzo siguiente, el día 23, recién pasado en equinoccio de primavera, que es uno de los dos momentos del año en que el eje de la Tierra está derechito y... No me digas que todo esto no huele a chasmuquina .
En fin, Cata, que mi visita a la expo fue muy interesante y aclaratoria. Lo malo es que estoy así porque no me explico cómo pretendía el señor Fragella alterar la órbita terrestre. O era un iluso o un loco. Lo que está claro es que no consiguió su propósito puesto que allí siguen teniendo su veranito y su invierno y nosotros los mismo .
A todo esto, no sabemos si acabó contando con la complicidad de Gilardi o fue una quijotada solitaria de Fragella.
A ver, a ver, que nos trae la próxima flota de Indias y así salimos de dudas .
Esto de bordear la realidad a cuatro manos es la mar de interesante. A ver, Cata, si te lanzas tú al ruedo de una vez y podemos hacer alguna faenita juntas .
PD: los enlaces no te los tienes que leer, salvo que quieras acelerar el proceso de Santa Cata del Guadiana
No veas, Cata, los nervios que tiene Fragella.
El pobre hombre está ya muy achacoso y le cuesta una barbaridad subir a la torre mirador.
Pero lo primero que hace cada mañana es subir hasta arriba y apuntar con el catalejo hacia el lugar por dónde sabe que se verá asomar la nao capitana .
A ver si mañana tengo un ratito y te mando información confidencial vía faldellín de Orión , que el lenguaje de los araucanos nos sigue sin funcionar .
Una cosa que se me olvidó comentarte, Cata.
Resulta que al irme documentando sobre Fragella, pero sobre todo al ver la Casa de las viudas, se me ha venido a la cabeza esa otra casa del pueblo natal del petirrojo a la que nunca llegó doña Josefa Balbastro y Dávila, doña Pepa para los amigos, porque murió en el hundimiento de La Mercedes. Y en mi visita a la exposición, volví a acordarme de esa tumba que tengo que localizar, la de su hijo Benito, para dejarle las flores que ella no pudo dejarle. Y es que allí, en la expo de los 300 años, me hablaron de la afamada escuela de guardiamarinas que había por entonces en Cádiz, tan afamada que mandaban a ella sus hijos las familias pudientes de muchos países de Europa y de allende los mares, como fue el caso de Benito.
La verdad, Cata, es que escribir un texto con algún contenido histórico lleva mucho trabajo detrás (incluso para algo tan simple como ponerle la fecha a las cartas), pero es un gustazo. Más en este caso en que, sin habérmelo propuesto, he vuelto casi al mismo escenario: Fragella murió en 1756 y La Mercedes la hundieron en 1804, hablamos pues casi del mismo Cádiz . Un Cádiz, además, en que sigue habiendo muchas de las casas de aquella época en pie.
Según Cela, "la inspiración debe ser como una mariposita ciega y sorda, pero muy luminosa". Como ves, el tigre estuvo muy acertado cuando nos habló de las mariposillas que se va uno encontrando por todos lados
Pues bien, como me estoy leyendo La colmena, una novela costumbrista a más no poder, me he dicho que, mientras Fragella espera la respuesta de Gilardi, te voy a contar una historia que podríamos considerar de tono costumbrista. Como casi siempre, esta basada en una anécdota real. Aunque lo suyo es primero contarte la historia y luego ya hablaremos de lo que tiene de real.
Transcurre en en la segunda mitad del diecinueve, en una época intermedia entre Intercambios de solsticios (mitad siglo dieciocho) y la novela de Cela (primera mitad del siglo veinte). Creo, por tanto, que este es el momento adecuado para contártela. En esa época las diferencias de clases eran en apariencia más marcadas y, sin embargo, en el fondo el trato humano entre ellas era mucho mayor que hoy en día. Mi sensación es que a cada cual le tocaba representar un papel pero que, sobre todo entre las mujeres, había mucha complicidad.
Y transcurre en Puente Genil, que no está muy lejos de donde tú vives y tendrá un ritmo demorado, puesto que era así cómo transcurría la vida en los patios andaluces de aquel siglo. Espero que eso no te lleve a
Es broma, ya sabes que tienes mi permiso para echarte una buena siestecita cada vez que te apetezca
Última edición por jilguero el 10 Sep 2017 11:40, editado 3 veces en total.
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Eleanis 
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Pero si el otoño está ya a la vuelta de esa esquina donde te espera una luz equidistante y esquiva... 
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Acabo de leer La cueva de la perra, ¡qué gozada! Me encantó la historia, la riqueza de la ambientación, con la descripción detallada de las flores y el desenlace, con Violeta, que tenía todas las flores de su nombre en el ojo izquierdo, morando en la orquídea. 
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. Aunque cuando he leído esto de que "Fuera de las flotas, sólo viajaban pequeñas naves, generalmente barcos ligeros para el aviso o barcos correo", me ha entrado la duda de si eso no nos da un mayor margen de maniobra con la datación de las cartas 
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No me digas que todo esto no huele a chasmuquina 
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porque no me explico cómo pretendía el señor Fragella alterar la órbita terrestre. O era un iluso o un loco. Lo que está claro es que no consiguió su propósito puesto que allí siguen teniendo su veranito y su invierno y nosotros los mismo 
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