El bujío de Santa Catalina 1 (Bordeando la realidad)

[jilguero]

Cata, ya tienes acabada la historia del sueño de la Beata Juana.
Esta tarde lo repaso porque seguro hay errores. Espero que te guste. Es una historia sencilla y poco adecuada para los tiempos anticlericales que corren. Pero como no es tu caso y este es tu bujío...
Yo le tengo cariño por razones que ya te contaré luego.

[Estrella de mar]

¿Ande está lo de la beata Juana, petired? No lo encuentro.

[jilguero]

¿Ande está lo de la beata Juana, petired? No lo encuentro.

Niña Guadiana, en la primera página del bujío tienes un índice. Y lo de la Beata Juana lo tienes en página 36. Si eres anticlerical, pues

Cuando cuelgues el truño, avisa, please. Creo que a Cata le vamos a colgar los dos truños a la vez y la vamos a dejar.

[Estrella de mar]

Miraba lo del cielo no responde. Toy fatá.

Soy anti pocas cosas, la verdá. Anticlerical no es una de ellas.

Ya he colgado las dos primeras páginas de mi truño. Están en el hombre sentado.

Catita, ten benevolencia con este par de pestiñonas que estamos hechas la pajarita y una servidora.

[Estrella de mar]

Ya lo he leído, pajarini. De pestiño, ná. Lo narras todo de una manera que una se recrea en las imagenes. Como ese perro negro de los luceros blancos.

La historia del sueño y su influencia, a través de su madre, en Benjamín ¿es todo de tu cosecha?

[jilguero]

Ya os cuento cuando pueda lo que es real y lo que no.
El truño es el otro. Este puede gustar o no pero es ligerito y, sobre todo, corto.
Buscaré a ver dónde está el tan cacareado truño guadianensis.

[Estrella de mar]

Pobre Cata. Léenos si te entra insomnio, xicona.

[jilguero]

Pobre Cata. Léenos si te entra insomnio, xicona.

Bueno, en realidad, creo que Cata debería empezar a madrugar más para que le cunda el día y pueda leerse todo lo que le vamos colgando. Que ya mismo tiene que leer también los 34 relatos del concurso.

Esta vez no pilla al petirrojo fijo porque ha mandado su obra magistral: un pantallazo en blanco

Yo acabo de colgar el arranque del truño. Tiene una introducción, sacada del cuaderno de la viuda de Mendiluce, donde veo que la tal, en su primer párrafo "ha fusilado" la descripción que Caleto hizo de Macondo. Imagino que ha puesto algunas frases tal cuales porque le parecían inmejorables. Pero si el autor no está de acuerdo con este tipo de uso, que lo manifieste y ya le leo yo la cartilla a la viuda. Voy a ir poniendo enlaces a las fuentes, pero, vamos, que podéis reclamar. Ese uso solo lo hago de cosas de los tres graciosos poéticos (Caleto, Niña Guadiana, Graciosa germana), a quienes creo que no os importa. Pero no olvidéis que en el bujío de Cata tenemos libro de reclamaciones.

Además de la introducción, Cata, lo otro que he colgado de momento 1. La marquesita y 2. El niño normando son practicamente el texto que te dedicó el petirrojo (sin el final, que aparecerá luego como 5. Romeo y Julieta). La marquesita no hace falta te la leas solo he aligerado el arranque. En el niño normando hay algún detallito nuevo, por lo que conviene te lo releas para que luego veas la conexión (son solo miguitas conectoras) con lo que vendrá luego.

Me ha quedado tal que así:

boa mosaico.jpg

O como un tapiz de retales.

Tapiz retales.jpg

PD: esta tarde os cuento que hay de verdad y que no en El sueño de la beatica.
Otra cosa, Niña Guadiana, aunque ya tengo acabado el truño macondiensis, como pueda le pongo enganche al tuyo ese que andas colgando para que no te libres del [/color]

[Tolomew Dewhust]

Tu Macondo azul es una obra de ingeniería... Vengo de leerlo, pero pinchando en los enlaces, y echándole también un ojo a los comentarios que suceden a los textos a los que nos diriges (por lo de la risa, más que nada) y estoy que no sé si aterrizar o volverlo a leer, si lo que he leído es real, ficción, lo escribió Gabo, un ruiseñor o Han Solo (el de La guerra de las galaxias).

[Tolomew Dewhust]

Lo de imaginar a un tipo con un grifo en la cabeza es realmente bueno (aunque también hay que estar colgadete para concebir eso, ¿no?).

De lo que comentas de que utilizas frases y alguna que otra cosilla de los graciosetes poéticos, a mí me parece todo un halago para nosotros, así que gracias, .

[jilguero]

Lo de imaginar a un tipo con un grifo en la cabeza es realmente bueno (aunque también hay que estar colgadete para concebir eso, ¿no?).

De lo que comentas de que utilizas frases y alguna que otra cosilla de los graciosetes poéticos, a mí me parece todo un halago para nosotros, así que gracias, .

Pues estoy segura que, allá donde esté, al pescador, lo de ser la media silueta de Aureliano Buendía, no sé cuanta gracia le hará, aunque sus pececitos creo que le interesan una barbaridad, pero lo de tener un grifo en la cabeza le ha tenido que hacer un montón de gracia. Además, el hecho del grifito ha provocado que crea tener dentro de la cabeza una AI (no lo digo para no desvelar) en miniatura. Volverá a salir el grifito de la coronilla, volverá, pero será de nuevo una aparición cortita casi al final.

Lo que no me explico, Caleto, es por qué mimas tan poco a tus criaturas. De verdad, miro las cosas que dejas a medio hacer y me digo que es una pena que esté tan mal repartido el mundo. Con la media silueta de tu ingenio y la media silueta de mi tesón menudo escritor tendriamos para el Macondo de azul.

Mira, visité ese texto justo para ponerle al pescador la espita en la cocorota y, al relerlo, me encontré con eso de "un nudo de cobre de casitas imperfectas, de manzanos que no daban fruto a orillas del lodazal y de incomprensibles cristales de ventanas por los que solo se entreveía" y me dije: es una imagen perfecta de lo que yo necesito como punto de partida de esa introducción que sitúe los posteriores retales. Y me lo traje para acá.

Por dios, Cata, tú ha vistos que manera tan bonita de describir un pueblecito colonial y decadente: un nudo de cobre de casitas imperfecta y de manzanos que no daban fruto a orillas del lodazal.

Si soy honesta, las cosas más bonitas son las que os robo

[Tolomew Dewhust]

Pues, te diré que sí, que he leído aquel texto, y que yo me asombro ahora con algunas pinceladitas que se adivinan más o menos bien hechas... de todas formas, como digo siempre -porque es cierto que me pasa-, me quedo con la ocurrencia de imaginar a un tipo con un grifo de los del lavabo cosido a su cabeza. Lo demás es tener más o menos acierto, o invertir más o menos tiempo en el asunto.

Por eso digo que sería un puntazo que yo soltara chorradas de ese tipo (ahora en el saco tengo dos muy por el estilo, una de ellas fuertecita) y que alguien las desarrollara tal cual lo haría yo si pusiera empeño (que no lo voy a poner, ya adelanto). Es que me gusta imaginar tonterías, pero me cuesta un mundo sentarme a escribirlas.

A ti te gusta escribir, ¿verdad? Podríamos formar un tándem y ponernos un seudónimo guapo... a ver si se me ocurre alguno.

[Tolomew Dewhust]

Si soy honesta, las cosas más bonitas son las que os robo

Estaría bueno que vinieras a rescatar lo que no vale un duro...

[jilguero]

¿Qué cómo nació el texto de El sueño de La Beata Juana? ¿Queréis saberlo? Pues escuchand, escuchad, que este es un buen ejemplo de ir bordeando la realidad.

Durante muchos años, cada verano, el petirrojo pasaba unos días en plena naturaleza cántabra en la hospedería de un convento de dominicos. Tal cual suele ocurrir cuando se hace de algo costumbre, formamos allí un grupo de buenos amigos (en el formato de amigos por unos días, sin distinción de edad, origen o creencias), incluidos los propios frailes.

Entre los dominicos, a parte de por el fraile poeta en cuya poesía me basé para escribir De cuando el carbón era verde y daba sombra, que tanto entusiasmó a Cata (¡ah!, no, ese fue del que no entendiste nada ), sentía debilidad (y quiero creer que también él la sentía por el petirrojo, o al menos por la niña del sombrerito que ella fue) por el fraile de las mariposa.

Había pasado muchos años en misiones y tenía una magnifica colección de mariposas exóticas y también de la tierra, incluida la magnifica Isabella de la que en su momento hablé al Tigre verde. Cada verano, nada más llegar, iba a su celda y él me daba un cayado, que me había hecho de vara de avellano con mi nombre grabado, y me prestaba una serie de guías de naturaleza para hacer mi estancia más agradable. Como buena agnóstica, no participaba casi nunca en los actos litúrgicos, pero eso a él parecía darle lo mismo.

A la hora de la siesta, mientras los demás descansaban en sus cuartos, yo me bajaba a sentarme con él. A esas horas, mientras esperaba a los potenciales clientes (se encargaba de mostrar la iglesia y su colección de mariposas), solía "matar el tiempo" matando hormigas con una vara de avellano que era su inseparable compañera. Y entretanto espachurraba las hormigas, charlábamos de cosas varias.

En una de esas siestas, le conté que la víspera había estado visitando el torreón de los Guzmanes en Caleruega, cuna de Santo Domingo. Entonces él que ya era bastante mayor, empezó a reírse como un chiquillo y me dijo que me iba a contar lo que le pasó cuando él enseñaba la torre de los Guzmanes a los visitantes. Pero primero me preguntó si conocía el sueño que la Beata Juana había tenido estando encinta de Santo Domingo. Como le dije que no, pues me contó que en el sueño ella veía que tenía dentro de su vientre un perro con una tea encendida en la boca y, al salir de su vientre, aquella luz iluminaba todo el mundo. Juana, asustada, rezó a Santo Domingo de Silos y este le ayudó a comprender que simbolizaba que de ella nacería un hombre que iluminaría el mundo con su palabra. Por eso decidió llamar al neonato con el nombre del santo que le había ayudado a dejar de tener miedo.

Mientras me lo contaba me señaló el dintel de la iglesia donde a los pies del santo estaba el perro con la tea, detalle en que yo no había reparado hasta entonces. Y luego añadió que un día, uno de los visitantes del torreón de los Guzmanes le preguntó que había en el baulito de la entrada. A él le cogió la pregunta por sorpresa, pero que lo dejó callado diciéndole: Ahí dentro están los huesos del perro con el que soñó la Beata Juana cuando estaba encinta de Santo Domingo.

Y viendo su cara de felicidad recordando su ocurrencia decidí escribir un relato y dedicárselo a él. Hice una maquetación lo mejor que pude y el hijo de una compañera me hizo el dibujo de la portada (el que he colgado al final del texto).

Y colorín colorado, esta explicación se ha acabado.

[jilguero]

Podríamos formar un tándem y ponernos un seudónimo guapo... a ver si se me ocurre alguno.

Oye, Caleto, si formamos un tándem, ¿no nos pasará eso que decía la diosa oscura de que Jilguero era tu metempsicótico no se qué?
Recuerda que yo soy muy cobarde y como me toque hacer de Gades pues no sé yo si podré dar la talla