Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

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jjmartinez

Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por jjmartinez »

II - JESÚS AHERROJADO

Que pase el reo.

Un sujeto harapiento y encorvado, de unos treinta y cinco años, se adelantó frente al Prefecto.

¿De qué se le acusa?

De doble asesinato.

¿Cómo le llaman?

Jesús, su señoría. Es galileo, de Nazaret.

El gesto de Pilatos se endureció. Se trataba de un tipo de complexión robusta, macizas articulaciones y calva pugnaz. Aunque rebasaba la cincuentena, conservaba todo su vigor intacto. Carraspeó ligeramente y desplegó parsimonioso el pergamino que sostenía sobre sus rodillas. Por un par de minutos pareció concentrarse profundamente en el sumario, y después retomó la palabra.

Así que tú eres la parra, y los demás tus sarmientos ¡Pues menuda parra nos ha salido!

Jesús no dijo nada.

Me cuentan -pronunció despacio, releyendo sus notas- que eres un taumaturgo, un obrador de prodigios, un profeta...que predicas un mensaje de buena voluntad y tolerancia. No se recogen los higos en el zarzal, ni las uvas en el abrojo. Hum, se ve que lo de las uvas te ha dado fuerte. Vaya, así que trabajar en sábado no constituye ya infracción...¿sabes lo que mi padre solía decir? Que el auténtico pecado es holgar todos los días del año. No juzguéis y no seréis juzgados: ésta sí que es una frase a propósito para un criminal. Pero la que más me ha llamado la atención, Jesús de Nazaret, es esta otra; si un enemigo te golpea, no te defiendas, antes bien ofrécele la otra mejilla para que vuelva a hacerlo...Dime ¿realmente enseñabas algo así?

Jesús no respondió.

Aseguran que la ocasión hace al ladrón, nazareno ¿No piensas entonces que al ofrecer la otra mejilla incitas a tu hermano a pecar otra vez? Sin embargo, tú no seguiste tal consejo...¿verdad? A tu primera víctima la encontraron degollada, semioculta entre las jaras y retamas del camino; mi puño hubiese cabido en el agujero de su garganta. La muchacha apareció detrás de la tienda de tu amante, estrangulada y con la cabeza deshecha. Puedo entender que mataras a ese pupilo tuyo por celos, al fin y al cabo parece que él y tu novia te la estaban pegando, pero ¿por qué mataste a la jovencita? ¿sabía quizás demasiado?

De nuevo el acusado permaneció mudo.

¿Se da cuenta el reo de que su silencio le condena?

La potente voz del Gobernador resonó entre las gruesas paredes del salón de piedra del Pretorio. Cuatro legionarios montaban guardia en cada una de sus cuatro esquinas. Un solitario estandarte rojo se alzaba en su centro. Pilatos se recostó de nuevo en su triclinio, y escrutó aquel lívido rostro de labios amoratados. De todos sus deberes públicos, aborrecía particularmente el de actuar como Cuestor; cuando escuchaba las airadas soflamas, los ejemplares castigos que proponían aquellos que no tenían responsabilidad alguna sobre la vida o la muerte, pensaba en lo fácil que resultaba impartir en abstracto la justicia universal. La primera vez que tuvo que mandar a un hombre al patíbulo, se dio cuenta de dos cosas: una, que la mirada del peor asesino le recordaba siempre la de un niño perdido, en aquel trance; y la otra, que no tenía estómago para matar niños todos los días. Sin embargo, este asunto estaba realmente turbio. El Prefecto se volvió hacia Flavio, su asistente y consejero en temas locales, que era además su sobrino.

¿Tú qué opinas?

No veo forma de ayudarle. Es un desequilibrado. A la acusación de doble asesinato se une la cuestión religiosa.

¿Qué cuestión religiosa?

El secretario chasqueó la lengua y reordenó sus legajos. Era un joven desgarbado y huesudo que frisaba los treinta, de elevada estatura y caído de hombros, cabeza puntiaguda y ojos de alfiler. Sus ijares escurridos y sus alargados belfos le conferían una proverbial fisonomía equina.

Sus apariciones públicas han desatado un escándalo sin precedentes -agregó.

Procédase a leer los cargos.

Adelantando su estrecho y rasurado tórax, Flavio dio lectura al acta judicial.

Jesús, hijo de María, de padre desconocido. Se te acusa de perpetrar dos asesinatos en primer grado con ensañamiento y premeditación; se te acusa también de conducta irreverente, participación en disturbios callejeros, alentar la insurrección contra Roma y dirigir invectivas continuas contra las autoridades públicas y el Sanedrín. Dime -¿cómo te declaras?

El reo arqueó ligeramente sus cejas oscuras, apenas visibles bajo sus largas y mugrientas greñas. Pero no abrió la boca. El Prefecto se volvió de nuevo hacia su ayudante.

¿Se ha informado ya de sus derechos a este hombre?

Desde luego.

Y respecto a esa cuestión religiosa...

Es un tema de lo más peliagudo -observó Flavio- Se enraíza profundamente en el sentir popular de estas gentes; por lo visto el prisionero ha puesto patas arriba todas las supersticiones autóctonas. Hay testigos que afirman incluso haberle oído decir que es hijo directo de su dios.

¿Hijo de un dios? Hum...Alejandro sojuzgó a medio planeta antes de proclamar algo así, y aún lo hizo con la boca chica.

Éste afirma ser el Mesías redentor...el cordero.

¿Un cordero?

El Ungido, el Eterno Rey de David, la oblación que rescató la vida de Isaac, el sacrificio que redime al primogénito: el rito que celebra la fecundidad de las ovejas y el fin de la invernada. Sería en todo caso ganado menor, y defectuoso. Apenas válido para comprar las faltas de un plebeyo. Su madre fue blanco de bastantes habladurías. Al parecer su marido, dueño de una cantera de ladrillos de adobe, llegó a dudar en público de la procedencia de su retoño. Más tarde, cuando ese hombre la repudió secretamente, ella tomó un nabateo como nueva pareja, y viajaron juntos a Petra y Egipto. Tras la pubertad el acusado fue admitido en la Sinagoga de Cafarnaúm, ya que pretendía ser rabino: permaneció allí por dos años, demostrando ser un alumno dedicado y a ratos brillante, con interesantes y originales puntos de vista, aunque siempre dentro de la más estricta ortodoxia. Pero su carácter difícil le granjeó numerosos enemigos, que acabaron por sacar a relucir de nuevo el tema de su nacimiento; abandonó la sinagoga y viajó por el Mediterráneo, visitando la Fenicia, Chipre, y otras islas del Mar Interior. Cuando regresó a Palestina trabajó en el negocio familiar regentado por sus hermanos, pero muy pronto volvió a las andadas; vagabundeó por el desierto del este, frecuentó a los nazaritas, y se unió a una comunidad de descontentos a orillas del Asfaltites, pero de allí también le expulsaron. Se amancebó con una ramera de Samaria, y se lanzó a predicar; reclutó varios adeptos entre las clases más bajas, y hasta logró convencer a sus hermanos para que abandonaran el negocio y le acompañasen. Recorrió la Vía Maris hasta las riberas del Genesaret, comenzando poco a poco a labrarse cierta reputación como místico y anacoreta: advertía del fin del mundo, anunciaba el castigo de los poderosos y preconizaba la igualdad universal, al tiempo que arremetía contra Fariseos y Saduceos, tal y como es habitual en este tipo de sectas.

Vaya…¿otro asceta que promete la divinidad a los esclavos?

O a los patricios ¿ya no recuerdas a tu vecino Publio? Se dejó engatusar por el culto a Isis, allá en Roma, y le quitaron hasta la camisa.

Hum...sí, le recuerdo. Nada tan seductor como un apocalipsis inminente ¿Por qué nos resultará tan antipático el sentido común?

La lucidez es a un hombre lo que la mujer de su mejor amigo -aventuró Flavio- Dos horas a solas con ella pueden resultar mortalmente aburridas. O de lo más peligroso.

Pilatos fijó en su sobrino sus penetrantes pupilas grises.

Si perseveras tras la estela de Diógenes -reconoció en latín, entre complacido e impresionado- harás carrera. Prosigamos -añadió, retornando al griego- Es mejor que confieses, Jesús; recuerda que es tu propia amante quién te delata. Ella declara que salió de vuestra tienda para bañarse en el arroyo, dejándote dormido en el lecho; su prima Soraya descansaba tras unas cortinas, a poca distancia. Sin embargo, cuando tu novia regresó a la jaima no había nadie; sabía que tú planeabas abandonar el asentamiento por la mañana temprano, y creyó que su prima había ido a lavarse también. Pero poco después encontraron el cadáver de la niña. Más tarde encontraron el de tu compañero, cosido a puñaladas, y que según todos los indicios fue el primero en morir.

El acusado permanecía aherrojado e inmóvil. Una mueca de indescriptible estupor se dibujaba en su rostro.

Dos de tus siervos, que pernoctaban a la intemperie junto a la entrada frontal de la tienda, confirman su versión de los hechos; admiten que sólo existían dos candados para dicha entrada, de los cuales únicamente tú tenías la llave, y que era imposible introducirse bajo los faldones traseros de la jaima desde fuera, lo que corrobora la evidencia de que no pudo hacerlo nadie más. Tú mismo reconoces que no observaste nada extraño en toda la noche, ni cuando al amanecer partiste con algunos de tus seguidores más escogidos hacia el Túnel de Siloé...¿y bien?

El reo seguía sin contestar. Iba descalzo y cubierto de andrajos. Apestaba. Provocaba una muy humana y natural reacción de rechazo: sus barbas astrosas, sus uñas roñosas, su mirada oblicua, sus legañas, todo predisponía en su contra. Flavio estaba en lo cierto, la suerte de aquel desgraciado estaba decidida de antemano. Pero por razones éticas y profesionales, Pilatos trataría de conseguir su confesión completa.

(Hola. Yo me llamo Juan José, y ésto es el cap II de un relato bastante largo que he escrito, La Primera Piedra. Si alguién lo juzga interesante, sigo poniendo)
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Megan
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Re: Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por Megan »

Bienvenido al foro :hola:

Espero que sigas colgando tu relato porque está muy bien escrito y el tema es muy interesante :D
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lucia
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Re: Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por lucia »

Desde luego, dan ganas de saber cómo es que se ha llegado a esa acusación de asesinato con un Jesús estupidizado delante de Pilatos.
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Mario Cavara
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Re: Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por Mario Cavara »

Una ucronía interesante sobre el proceso de Jesús. Me ha gustado y, además, reconozco que está bien escrito, que es lo importante.
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Berlín
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Re: Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por Berlín »

A mi también me gusta mucho ¿Pero no deberias arreglar los dialogos?
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
jjmartinez

Re: Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por jjmartinez »

Megan, muchas gracias por tu bienvenida.

A los cuatro, muchas gracias por vuestras apreciaciones. Sois de las primerísimas personas (no familia o amigos) que leen esto, oir que está "bien escrito" por parte de lectores imparciales (y además, entendidos), resulta de lo más agradable.

Berlín, gracias redobladas por tu consejo ¿A qué te refieres con arreglar los diálogos? (si como autor soy novel (aunque he trabajado mucho este relato), como "arreglista" soy completamente lego) Supongo que a las separaciones de párrafos, puntos y comas, etc. A lo que sea, aprovecho para decir que lo que más agradeceré son críticas, cuánto más duras mejor.

En el título del hilo se ha cambiado la palabra "ucronía" por "anacronía". Por favor, pido a las moderadoras que cuando puedan lo corrijan.

Y sin más preámbulos, os colocó la continuación de la historia (hasta final cap. II)


...Pero por razones éticas y profesionales, Pilatos trataría de conseguir su confesión completa.

¿Has visto morir a un hombre en la cruz, nazareno? -insistió- No es un final agradable: la carne atravesada por los clavos resbala sobre la madera, y los nervios y tendones se desgarran milímetro a milímetro. Oleadas de agonía recorrerán tus venas cada vez que respires, cuando tus huesos y músculos se despedacen contra el metal; pero esto no será sino el principio. Lo peor es el calvario de la sed. Cuando por la mañana adviertas el clarear del alba tras las lejanas montañas, agradecerás que la brisa tibia disipe los fríos vapores del relente de la madrugada. Pero antes del mediodía tu lengua será una masa informe, tu piel una hinchada corona de yagas y granos de arena que se calcinará bajo el tórrido azote del viento del desierto. Por la tarde no recordarás nada más que la náusea, y suplicarás mil veces la muerte, y esperarás todavía un milagro, pero cuando levantes la frente sólo encontrarás el sol cegador, ese sol de sangre que se derramará segundo a segundo sobre tus ojos pétreos como el cristal. El suplicio puede prolongarse durante muchas horas, y durante todo ese tiempo tus allegados permanecerán a tus pies, escarnecidos contigo, sufriendo contigo...muriendo contigo. Pero existen otras soluciones: la hierba de Circe, ciertos brebajes secretos, una lanzada simple y certera...yo puedo proporcionártelas, pero necesito que me ayudes.

El acusado manifestó algo de forma casi imperceptible.

¿Qué?

Soy inocente -repitió Jesús.

¿Sí?

No pude hacerlo. Fui concebido sin pecado.

¿Eh?

Un hombre incólume, puro, perfecto -aclaró el secretario- Según ciertas doctrinas de los partos adoptadas por los esenios, algunos profetas son concebidos sin mácula para cargar de esta manera con las faltas de los otros.

¿Hombres engendrados más allá del error para cargar con las faltas del resto? Qué idea tan rara, no le encuentro la lógica -suspiró Pilatos- ¿Quién en su sano juicio iba a fiarse de tipos así? Y por lo que me cuentan, galileo, tal afirmación es en tu caso cuando menos discutible, porque tu madre...De súbito el cuerpo de Jesús se contrajo violentamente, y bajo su frente tostada sus ojos llamearon.

Perdona, muchacho, no quise ofenderte.

No se veía todos los días al Gobernador de Judea disculparse ante un convicto de asesinato; pero si alguno de los legionarios presentes encontró algo de divertido en aquello, se guardó mucho de manifestarlo. El interrogatorio continuaba. Pilatos trataba de desorientar al prisionero, de confundirle, pero éste se obstinaba en no despegar los labios; se mostraba inexpresivo, indolente, como si nada de aquello le incumbiese...

Pero ¿quién me acusa? preguntó al fin.

¿Otra vez? -refunfuñó molesto el Procurador- Todos te acusan. Hasta tus propios discípulos testifican en tu contra.

¿Mis...discípulos?

Exacto.

No...eso lo dices tú...yo no soy más que una víctima.

Una víctima es un verdugo mal situado. Y tú has demostrado situarte la mar de bien.

¡No! ¡No pude hacerlo! -exclamó el reo fuera de si- ¡Era mi hermano! ¡Todos los hombres lo son!

Ya. Pero según vuestra propia tradición el primer hombre nacido de mujer también mató a su hermano. A veces los hombres se matan, y tú estabas muy enamorado ¿correcto?

No...soy inocente ¡Digo la verdad!

¿La verdad? ¡Ja! ¿Y eso, qué es? Sobre todo, para alguien que no está en sus cabales.

Jesús susurró algo en míshnico.

Ha dicho "Yo Soy la Verdad" -tradujo Flavio- Debe tratarse de alguna fórmula litúrgica.

Pilatos parecía más y más sorprendido.

Vaya, ahora resulta que tú eres la verdad, ¿eh? Pues de poco ha de a servirte, dadas las circunstancias; no aspiras a mucho tratando de personificar algo tan vulgar y tan sucio, y en tu caso, tan luctuoso. Vamos, confiesa, confiesa ahora y te ahorrarás la tortura de los interrogatorios.

No...soy inocente...nadie estuvo conmigo para llenar los cestos...solo yo pise las uvas en el lagar...

¿Qué?...y dale con las dichosas uvas…Allá en Antium tengo una hermosa villa, frente a la bahía. Ya en febrero mis esclavos podan el emparrado, porque en marzo estalla la primavera y cada pájaro se vuelve loco, y la flor de pluma trepa por las columnas y baña de malva las blancas estatuas. Más tarde llega el verano abrasador, y los pámpanos se mecen suavemente en la brisa marina. En junio despuntan las primeras yemas de los agraces, como diminutas almendras que se escurriesen entre los dedos, y en julio un terso reflejo de verde pálido se insinúa tras sus pieles irisadas. Bajo el implacable sol de agosto crecen y crecen las uvas hasta mostrarse henchidas y turgentes, como si fuesen a explotar, pero algunas no maduran nunca. Quedan arrugadas y pasas, resecas y flácidas, abandonadas al recio viento del otoño y a las frías madrugadas de octubre. Dime, nazareno ¿No ocurrirá lo mismo con los hombres? ¿El bien y el mal, el amor y el odio, el fracaso y el triunfo, todo en un mismo racimo?

Yo no hice nada...sólo vine hasta aquí para consolar a los agobiados y afligidos, para recompensar a los simples de espíritu.

Pero ¿es que crees que los simples de espíritu aspiran a otra recompensa que a dejar de serlo? Basta de estupideces. Dinos por qué les mataste.

No les maté. Natanael era mi amigo. A Soraya la dejé durmiendo. Juro que cuando abandoné la jaima aún estaba viva.

¡Mientes! –exclamó el Gobernador, montando súbitamente en cólera- ¡Estás colmando mi paciencia! ¡Vamos, confiesa! ¡Confiesa, o te haré azotar!

Jesús, derrotado, se hincó de hinojos y comenzó a llorar amargamente.

¡No! ¡Por favor! ¡No les maté! ¡Lo juro! ¡Nunca haría daño a una niña indefensa!

¡Lleváoslo! -ordenó furioso el Prefecto- ¡Azotadle! ¡No! ¡Esperad!

Por unos instantes, Pilatos pareció irresoluto.

Trasladad al cautivo a la Torre -dispuso finalmente- Se levanta la sesión.

Cuando quedaron a solas, el Cuestor y su sobrino guardaron unos minutos de silencio. Ambos parecían perdidos en sus propias cavilaciones. Después, Flavio comenzó a dar muestras de desasosiego; al impacientarse, piafaba ligeramente hacia su lado derecho, y resoplaba como un potro a través de las aletas de su buida nariz.

Este judío parece un hueso duro de roer -dictaminó.

Sí. Eso parece.

Pero...¿Por qué no quiere negociar? ¿Por qué no accede a confesar su culpa? ¿Crees que confía aún en la posibilidad de una intercesión divina de última hora?

Quizás.

Tal vez piensa que las espadas rebotarán en su pellejo, o que Serapis dejará el Campus Martius para venir a rescatarle.

No lo sé. Recuerda que soy sólo un hombre -Pilatos se rascaba el cogote recién afeitado con uno de sus anchos y toscos dedos. Y aún dicen que Eros es un dios menor -concluyó al fin.

¡Eros es el Señor del Olimpo! -rebufó el secretario- Excepto en mi cama: a mi mujer siempre le duele la cabeza. Pero tiene retranca lo de este individuo. Sermonea sobre el perdón y la justicia, y asesina a dos personas a sangre fría. Aspira a personificar la verdad, y miente después como un bellaco; y aún pretende adorar a un dios de amor...

No es el amor lo que la plebe adora, sino el poder -sentenció el Prefecto- El Poder que esperan que de alguna forma les sea revertido.

Desde luego -asintió Flavio- Los dioses son armas, y sobre todo Afrodita; pero así son estos santurrones.
Mientras predican la paz con una mano, amenazan con la otra con toda suerte de lamentos y venganzas eternas. Y después cumplen cuarenta años y, como ya no valen para mesías, se buscan una matrona venerable con la que engendrar una docena de hijos.

Es muy improbable que éste tipo alcance dicha edad.

Tienes razón, tío: por suerte para él. Pero estoy convencido de que hay aquí trasunto para un excelente drama. O comedia. El bastardo nacido sin mancha que resultó ser el hijo del dios; el heraldo de Paz que acogotaba a sus discípulos a pares. El suceso debería ser aprovechado por algún vate de la zona; me pregunto qué sacarían un Plauto o un Terencio de todo esto.

Psché...en Roma los dioses se burlan de los hombres, y los poetas se burlan de los dioses, y todos tan felices. Pero los poetas de por aquí carecen del mínimo sentido del humor. Nunca entenderé a estos perturbados: un hombre joven, sano, fuerte...¿por qué no se alistó? Si hubiese sido decurión, habría podido al menos matar como un hombre.

Quizás le faltasen redaños -presumió el amanuense- Quizás hay quién sólo sabe matar como un dios; en fin, confiemos ya próximo el día en que la humanidad erradique el crimen pasional.

El día en que la humanidad erradique el crimen pasional, ya no será la humanidad. Será otra cosa -elucidó el gobernador, mesando su mentón sencillo y cuadrado. Y mientras tanto, nosotros seguimos ligados a nuestros penosos deberes; publicaremos mañana el veredicto, e instruiremos las oportunas diligencias, ya que con confesión o sin ella habrá que hacer llevar su cruz a este tarado. Que descanses, Flavio.

Hasta mañana, tío.

Cuando Pilatos quedó a solas, volvió a suspirar. No le gustaba nada aquel país. Estaba harto de sediciones, harto de bandidos mentirosos y fanáticos. Harto de camelleros y resabiados trúhanes que buscaban siempre vecinos que expoliar, pozos de agua que usurpar y parientes que traicionar. Y harto sobre todo de aquel dios primerizo y frágil, de aquel dios medroso y de gentes asustadas que necesitaba ser el único para ser el mejor, que prefería morar en tienda de campaña antes que en casa de cedro, por si en mitad de la noche había de salir corriendo. Deseaba volver a su patria, a la soleada costa del Mare Nostrum donde los muertos no albergaban el mal gusto de resucitar de forma tan importuna, y donde los maridos burlados sabían pasear sus cuernos con dignidad razonable, y si apedreaban a sus mujeres lo hacían pudorosamente, y en privado. A su casa donde los dioses reían y lloraban como los hombres, y como los hombres escogían el placer a los reglamentos, y el pecado a la soledad ¡Por los dioses! ¡Cómo añoraba la civilización!

Poncio encontró a su esposa Claudia Prócula hilando frente a la rueca en el hortus; acarició tiernamente sus hebras grises, que ella no gustaba de teñir.

Amaneces hoy tan bella como una rosa recién florecida, mujer.

Nunca he visto florecer rosas en noviembre -sonrío ella.

Cuando regresemos a nuestra villa en Antium, las verás.

¿Has interrogado al nazareno?

Sí.

¿Qué clase de hombre es?

Un nefelibata, un pobre infeliz. La clase de hombre que se enamora de una puta.

Claudia Prócula volvió a sonreír. Pilatos también. En su segundo año de matrimonio, el entonces Edil de Tarquinia se había encaprichado de una prostituta siria, y por ella habría estado dispuesto a dejarlo todo…hacienda, carrera, familia, todo. Hacía ya tantos años de su renuncia, que el Cuestor apenas podía recordar sus facciones. Su esposa, por supuesto, jamás las olvidaría.

...

El silencio reinaba de nuevo en la sala y los braseros sobre los grandes trípodes casi se habían apagado, cuando resonaron los pasos de la Doctora Margarita y Luzbel. Ella caminaba perpleja, y abriendo unos ojos como platos.

¿Qué significa...?

Vamos. No me diga que no reconoce la escena.

Pero...¡Qué barbaridad! ¡Qué sarta de disparates! ¡Esto nunca pasó así! Y qué inconcreciones...los romanos nunca usaron camisa ¡Usaban toga!

Bueno, eso es por la traducción simultánea ¿O acaso domina las lenguas muertas? Ser omnisciente facilita mucho las cosas.

Ya, pero…eso de que el imputado no disponga de abogado defensor ¿Está seguro de que el derecho de aquella época era tan poco garantista?

Supongo que sí, porque Pilatos era muy mirado con según qué detalles.

No puede ser, no me creo nada...aunque por otra parte soy psiquiatra forense, y con un master en lofoscopia. Quizás debiera investigar la escena del crimen.

Claro. Y luego querrá saber quién mató a los Kennedy, y capturar a Jack el Destripador, y tomarle las huellas dactilares al copero de Tutankamon: igual como argumento para un best-seller funcionaba bien, pero yo no me dedico a eso. Soy un ectoplasma con inquietudes.

¡Vaya! Siempre encuentra usted excusas para no probar nada.

Oiga, que fue usted la que insistió en venir. Si quiere regresamos ahora mismo y...

¡No!...es decir, ya puestos...No sé lo que pasa aquí, pero voy a averiguarlo ¡Me quedo a desenmascararle!

Como quiera. Pero recuerde que entra libremente, y por su propia voluntad. Vamos.


Nota: (Para situar este último diálogo "Luzbel-Margarita", hay que haber leído el cap I, que es más largo y se desarrolla en la actualidad)
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lucia
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Re: Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por lucia »

Vas a sacarnos llagas en los ojos con las yagas :evil:

Y lo de los diálogos que te han dicho es por los cambios automáticos de word de guión espacio a elemento de lista. Cosa que no te pasaría si usases raya, que, además, es lo correcto :lista:
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Re: Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por Berlín »

Me refería a las rayas, Jesús, como ya te ha explicado Lucia.

—¿Qué?
—Soy inocente -repitió Jesús.
—¿Sí?
—No pude hacerlo. Fui concebido sin pecado.
—¿Eh?
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
jjmartinez

Re: Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por jjmartinez »

lucia y Berlín, me dais dos consejos utilísimos. Tenéis toda la razón con lo de las rayitas. Toda la vida leyendo, y no había caído en eso. Y lo de las yagas también. Hasta ahora mismo, pensaba que las dos formas eran válidas. Lo que pasa es que a mí "llagas" me suena más a término médico, a cosa floja (o sea ¿cómo puede alguien a quien dan de latigazos y crucifican, tener "llagas" como las de un niño en el culito, o las de cualquiera en la boca? Pero como "yagas" es para el verbo yacer, no hay más remedio que cambiarlo (también ruego a las moderadoras que, cuando tengan tiempo, me lo corrijan). Muchas gracias!
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lucia
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Re: Jesús aherrojado (Relato anacronía religiosa)

Mensaje por lucia »

Lo puedes corregir tú mismo pinchando en el botoncito de editar que hay al final del mensaje, a la derecha.
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