Brindis por la inhibición (Prosa poética)

[Fiel poesía]

Lo único que puede darle sentido a todo, es que yo sea Dios.
No por mí ni por nadie.
¿Una conspiración a nivel mundial?
¿Contra Mí?
Me dejaría helado.
Pero... ¿y el peso que me quitaría de encima?
Sería como si un esquimal me diera un beso de esquimal.
Como si mi madre me cantara las cuarenta sobre lo mismo durante treintaitrés años.
Como si Dios me dijese que no entiende mis textos.
Pero, puestos a endiosar, ¿porqué mantengo la esperanza de que el mundo me haga honor?
Si me da asco hasta ir a hacerme unas analíticas de sangre.
¿Megalómano o Dios?
Me viene un dicho a la cabeza:
«La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad, aunque se piense al revés.»
Pero es que yo no pienso al revés.
¿Tan grave es mi problema?
Esto es como recetarle a Dios antidepresivos, antipsicóticos, ansiolíticos y estabilizadores del ánimo, solo para mantenerlo controlado.
Pero veamos...
Toda vez sabido que es imposible tomar más medicación que yo, y con lo bien que les expreso a los médicos lo que me sucede...
¿Qué será lo próximo?
¿Caer de rodillas?
Esto es como si Dios se arrastrase por un calmante.
Como si a Dios no le quedara más remedio que admitir que no tiene remedio.
Como si Dios se enfrentara cara a cara con Dios...
Y perdiese.
Día tras día perdiese, porque para pintar el mundo como yo quiero -un monumento descomunal a mi persona, a mi leyenda... Me viene a la cabeza otro dicho: «Genio y figura hasta la sepultura»- le hace falta mucha cara.
Casi tanta como para engañar a Dios.
Y es que esto es como si Dios marease la perdiz hasta vomitarse encima.

[lucia]

Para eso hace falta ser un genio tipo Dalí.