La nostalgia conforme.

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

Moderadores: kassiopea, Megan

Responder
Avatar de Usuario
destru
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 711
Registrado: 27 Feb 2006 14:02
Ubicación: Oviedo.

La nostalgia conforme.

Mensaje por destru »

La Primera Persona.

No parecía existir espacio alguno que sustentase mis palabras; ningún cuerpo, ninguna envoltura, ningún cobijo, ni pared, ni ventana. Tampoco suelo. Palabras y ningún recuerdo útil oculto tras ellas, todos rodeados por halos de nostalgia y miedo, mucho miedo a sondear sus alegrías por si aparecían manchadas. Merodeaba sobre la memoria una extraña certidumbre medrosa, repulsiva; pánico a topar despojos escudriñando algún amasijo de ropa sucia. No quise indagar, por lo menos al principio.

La percepción, alterada, sonámbula; era una isla de consciencia perdida, hundida en un mar silente y quieto y falto de cualquier materia o ánima. Por eso confié primero en el sueño como una explicación desesperada, indolora, insípida y hasta lógica. Pero escuché algo ajeno, impropio. Silbidos cadenciosos, la respiración eléctrica de un pájaro en agonía larga, suspendida en el aire. Evocó paisajes cenicientos. Llegué a contar sonidos, todo parsimonia, convertido en un reloj, despejando cualquier otro pensamiento que pudiera interferir; todo ello para elucubrar una cuarta dimensión, perdidas las otras tres. El tiempo. Conté durante vidas y no disfruté ni un solo bostezo. Miles y miles de números ocuparon el ahora, distinto al que yo intuía verdadero. Y no era de noche, no podía serlo, ni un día vivo, ni cualquier tránsito que pudiera imaginar pues no había color, ni ocaso, ni alba. Ningún sentido salvo la percepción intrínseca del ser. Sólo nociones interiores, arrancadas del cuerpo, y un silencio vacío de angustia plena. Sin duda tenía que ser la explicación desesperada, insípida, indolora y casi lógica: el sueño.

Sueño en absoluta clausura. En ausencia de mundo ideé todo lo que iba dejando afuera, poco a poco enfrentándome a los miedos. Miedos absurdos, me dije. Pero no tardó en presentarse una contingencia nefasta: el miedo subconsciente, bien arraigado, podía guardar mucho daño. Me lo hacía saber alguna punzada en alguna parte de mi cuerpo desaparecido, intangible. Disponer de un lapso etéreo me hizo ver la simiente de la emoción y más del sufrimiento, tan desligada a la realidad, a los sentidos.

Pero añoré, sin quererlo.

“La primera persona en que pensé fuiste tú.”

Era extraño, pero no pude recordar su nombre. Algo iba mal. Una lengua usurera robando fortunas, guardándolas en el ápice, pensé. Algo iba realmente mal pero disimulaba conmigo mismo, incluso evadía la certeza del disimulo, como una doble mentira. Nunca supe mentir bien. Era grotesco, absurdo, ¿cómo pude olvidar su nombre? Apenas habían pasado unas horas desde que nos despedimos, pocos días a lo sumo, en realidad no sabría decir; cuarenta mil silbidos pasan rápido. En este tiempo fui reloj y mentiroso, caminante sin piernas y aprensivo en mi única presencia, ridículo temor de mí mismo y mis secretos. Pero no, la memoria dolía sobremanera, como heridas a medio cicatrizar, calladas cuando se olvidan pero dispuestas a gritar con locura tras el mínimo roce, la mínima caricia. Lo supe, o me convencí yo mismo. Tenía que ser la explicación desesperada, amarga, punzante, pero casi lógica: la pesadilla.

Lagunas pequeñas de conocimiento aquí y allá, como charcos. Saltando y bordeando sus espejos vibrantes miraba de soslayo un bosque negro donde a veces el camino se internaba. Bosque de pájaros exánimes. Silbidos, estertores y ramas huesudas; aparté la mirada una vez más. Niño travieso, pero niño al fin. La Inocencia susurrando canciones, ahuyentando los monstruos; pero los niños rara vez se dan cuenta del acicate voraz que supone al Perverso una voz tenue y quebradiza.

Tuve una extraña sensación: añoré con todo mi alma su voz suave pronunciando las palabras que yo solía escribirle, aquel rumor dulce para dormir. Hacía tiempo que no escribía nada para ella. Nada para nadie. Esa idea me desgarró por dentro. La imaginé leyendo como tantas otras noches, al caer rendidos en la cama. Yo solía caer rendido y, además, me rendía de nuevo a ella, de una forma u otra. Tanto tiempo dispensé memorizando cada línea y cada rasgo en ella, atravesando penumbra, que ahora podía dibujarla en un momento. Con esos tonos cálidos, tan extraños para mí; con ese matiz nocturno de la ciudad, filtrándose por las cortinas. Elipse cerrada en sus ojos, negando el mar. Su mentón afilado en un solo trazo. Calma en su pelo rendido, acostado.

Suavicé la quimera llenándola de vida, porque me supe ligado a un sustrato vivo, existencialista como fui siempre. Deseé también que mi sustrato corpóreo estuviera ligado al otro que ahora, para mí, significaba todo el arte. Lo deseé y lo creí. Olvidé cualquier aprensión y fui extrañamente feliz. Fui la nostalgia conforme.
1
Avatar de Usuario
destru
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 711
Registrado: 27 Feb 2006 14:02
Ubicación: Oviedo.

Mensaje por destru »

La Segunda Persona.

Angustia. Disimulada en mil pensamientos necios, pero angustia sin remedio. Un lapso como ése hace que te oprima lo que apartas, lo que dejas al otro lado sin saber cómo recuperar. Una vez traspasada la extraña frontera insondable pones en duda cualquier dogma. Te preguntas irónicamente si la vida no es en realidad un simple recuerdo primordial que obliga, imprime o induce a grabar más recuerdos cada vez, perdiendo algunos en su periplo y el resto al final; una vez nítidos, borrados todos, quedaría de nosotros apenas un galimatías químico inútil, una forma capaz pero quieta: un cadáver. Quizá todo esté tan lejos de cualquier parafernalia mística o trascendental. Lo temes desde hace tiempo.

Y es que a lomos de una angustia donde pierdes cualquier fe, abandonas alma y calma y cama y amante, olvidas recordar, total ¿para qué? Eres, si acaso, canción de cuna y luna en duna seca y una magia infantil que por ignorante se torna seductora; en ocasiones adicto a la ignorancia y el asombro de una imagen bella o un sonido. Otras veces individuo pensador, remordido por momentos como tus uñas, denigrando las ideas que señalan hacia el Dios Piadoso que tú consideras irrisorio. Sólo confías en el billón de sinapsis vulnerables, casi efímeras, que te dan vida y consciencia, y a la vez te atormentan. Terminas encomendado a esos interruptores que se van filtrando en el tiempo según lo prolíficos que sean sus portadores en la tarea de propagar una maldición vital. Evolución. La filogenia que funciona como un testigo incandescente, pasando de unas manos viejas a otras recién nacidas para frustrarlas un poco más tarde y obligarlas a continuar el ciclo.

“Ahora oigo tus gemidos tristes. Pobre diablo. No intentes engañarme sonriendo. Tal vez por eso no tuviste hijos y rechazaste cualquier sentimiento, por banal; incluso el amor. Si acaso disfrutaste odiando, era un odio tan oscuro y callado como todo esto que te rodea.”

Pero no, te convenciste de haber amado con locura, pudiendo ser el testimonio que te salvase de la mayor condena. Y al hablar, rápido la memoria grita. Un tono agudísimo, casi afilado, muy dañino. Te hubieras tapado los oídos, pero no había ni oídos ni manos allí. Qué vergüenza: un hombre como tú, tan lejano a la piedad, ofreciendo un perfil tan lastimoso. Eres valiente y admites culpa, haberla arrastrado con tantas desilusiones tuyas, rendido unas veces a la presión visceral y el desconocimiento cruel, dominado otras por un pensamiento sádico y acérrimo, tu doble cara, contrariando la naturaleza humana y cerrando sus puertas a cal y canto. Despreciando su cariño. La memoria volvió a gritar.

“Estúpido... Ignorante... ¡Egoísta!”

El último grito sonó con otra voz. Con la suya. Tanto que a pesar del fondo, consiguió encandilarte... Rápido rompiste cualquier embeleso.

“¡Quiero despertar! ¡Quiero volver!”

Pero no había puertas ni paredes allí para descargar violencia.

Ya sabías que llegando a ese tipo de palabras y gestos era mejor evadir las motivaciones perversas y nada más. Olvidar y disipar la mente obcecada, esperando volver o despertar o lo que fuera. Vino a ser el fondo en la depravación; para tocarlo, tomar impulso y emerger. Decidiste pensar en alguien más, aunque fuera difícil. Rozando lo imposible.

Sobre la segunda persona que hallaste al recordar sólo conseguiste un par de reseñas incoherentes. Una era la tremenda sensación de estorbo que te provocaba, de molestia, y la otra una prenda irrisoria, una especie de impermeable amarillo. Lograste una pizca de sinceridad y arrojo para preguntarte.

“¿Qué significa? ¿Es algo funesto? ¿Tiene que ver con el vahído y la oscuridad? ¿Tiene que ver con este sueño?”

Pero no hay respuesta, salvo la que tú mismo pudieras elaborar. La segunda persona aquí es diferente, no trae palabras, sólo un ruido brusco y silencio. Un chillido. Permanece oculta bajo un chubasquero amarillo, en absoluto tenebroso. Aún así, podía llegar a parecerte horrendo, un escollo insalvable.

Escuchas con atención, rogando alguna señal. Sólo recibes una respuesta: un llanto y el sempiterno silbido entrecortado, eléctrico, cadencioso, desquiciante. Tienes una idea fugaz, extraña: escribir con mano ligera, sin gobernar los trazos. Un golpe, madera crepitante, que se desliza y resuena. Reverberando una y otra vez. Algo iba mal. Te había engullido el bosque viejo, húmedo, enfermo y oscuro. Te habías perdido en él.

“Discutimos... Y me fui a toda prisa.”

Tienes una revelación: esa noche no debiste salir volando. De repente, lo sabes. Porque hay cosas vedadas al hombre y tus alas eran de alambre y papel. Seiscientos treinta y tres. Seis. Tres. Tres. Habías negado el amor sin convencerte, sólo tapándolo con el odio a tantas otras preocupaciones. Porque odiabas muchas cosas imposibles de odiar, etéreas, y el odio vertido fue tu perdición. Te cruzaste con el impermeable amarillo. Un color ridículo para hundirte, a ti que pretendías cotas impropias; eras un dios fatuo, aún más ridículo, un dios en minúscula, incapaz de cualquier milagro salvo la mayor torpeza. ¡Iban a silenciarte de una forma tan risible! Quién te lo iba a decir.

Aunque no recuerdas tu aliento, ni cualquier otra constante orgánica, empiezas a notar una doliente apnea. Inevitable. Creciente. Hubieras abierto los ojos como platos. Vuelves a contar esos silbidos ajenos. Los del bosque lóbrego. Y esta vez hubo uno que duró para siempre.
Última edición por destru el 26 Sep 2006 14:06, editado 1 vez en total.
1
Avatar de Usuario
destru
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 711
Registrado: 27 Feb 2006 14:02
Ubicación: Oviedo.

Mensaje por destru »

Una Tercera Persona.

Ella guardó su reposo con celo. Leyó para él durante horas y horas a pesar de que habían insistido en lo vano de su esfuerzo, que nunca podría escucharla. Puso un lápiz en la mano derecha dormida, quieta, esperando alguna palabra suya, pero se descubrió garabateando ella misma, envolviendo con sus manos frías y menudas la suya masculina y a pesar de todo cálida. Se levantó, arrastrando la silla; miró en oblicuo. Allí estaba, serio como siempre, la madurez prematura. Él, tan amado y sufrido. Quizás por eso amado con locura. No podría ser de otra forma. Ellos habían jurado sentencias nobles como para llenar varias vidas; un sencillo fragmento de una sola era la condena más atroz.

Contó cuarenta mil latidos marcados por el canto angustioso de un pájaro maquinal, burlón, enjaulado en un electrocardiógrafo. Maldijo cuarenta mil discusiones ridículas. Maldijo sobre todo la última. Escuchó su aliento en el fuelle de la respiración asistida, buscando algún susurro, ¡una esperanza tan falsa! Se vio a sí misma prendida en cuerpo y alma de un autómata. Giró tanto como las agujas del reloj que llevaba en su muñeca derecha. Sonrió en soledad, una sonrisa absurda; recordó las veces que lo había perdido en casa, deslizándose por la estrechez en su articulación grácil pero traicionera. En realidad añoraba las tardes buscándolo entre los dos, como un juego estúpido. Tantos rincones. Adoraba su reloj porque tenía vida y latía como ella misma, como ellos dos. Pero ahora la vida en sí le daba asco. Entendió tantas frustraciones que él arrastraba, tristezas, y se creyó culpable más allá del accidente, de una incomprensión larga y cruel. Destapó una vez más el momento justo del regalo.

“... será que te doy mi tiempo. Si lo quieres...”

Se repetía una y otra vez algunas palabras. Hubiera roto a llorar, pero estaba seca. Debió perder hasta el color azul de sus ojos. Repudió cualquier melancolía. Censuró todo lo que no fuese alegre. Pero él siempre fue gris, tuvo que rebuscar bien hondo.

“La felicidad es acorde a tu estado de vigilia. La tienes al alcance de la mano en cualquier momento, sólo es cuestión de vaciar la mente y ponerle una guinda en medio para darle vueltas y vueltas, luego poner cara como de niño hambriento delante de una pastelería con cinco monedas en los bolsillos.”

Se llenó de valor y cogió aquel parte burocrático arrugado, manoseado con desprecio. Leyó como a golpes, sollozando para sus adentros.

“(...) bajo condiciones de intensa lluvia y habiéndose (...) el vehículo describió una trayectoria irregular, esquivó el árbol caído y a un operario que trabajaba en labores de mantenimiento (...) terminó impactando contra el hito kilométrico seiscientos treinta y tres.”

Escuchó pasos afuera. Ya sabía quién era y para qué venía. Cogió su abrigo. Temió y detestó a partes iguales cada paso y luego cada golpe de nudillo en la puerta. Huyó en cuanto la dejaron pasar.

“Lo siento, no imagina usted cuánto... Son tan jóvenes...

Espere. Llevo en este hospital muchos años y he aprendido que suele haber tres involucrados en estas situaciones... No, escuche. Un primero, afectado. Un segundo, culpable, que desde luego usted no es y aquí no puede llamarse otra cosa que infortunio. También hay un tercero, que a veces resulta más víctima que la propia víctima. Hágame un favor, no se convierta en una tercera persona sufriente cargando con el remordimiento de la segunda y el dolor de la primera”.


Aquella figura nívea, impoluta, de pelo cano, piel traslúcida y bata blanca, como empleado en el suntuoso recibidor celestial, se tenía el párrafo bien aprendido. Bien mascado. Sobre todo para dirigirlo a jovencitas afectadas. Ella lo rechazó. Bajó las escaleras. Abandonó los pasillos, el edificio y más tarde caminó abrazándose, cerrando el abrigo con fuerza, compungida. Miró el suelo húmedo y las hojas caídas, resoplando, incapaz de alzar la cabeza.

Esa noche volvió a casa. Al entrar la saludó el silencio y la besó el frío. Fue directamente a la habitación. Abrió uno de los manuscritos que no había osado tocar en esos días. Tanta costumbre y respeto hacia él y sus manías. Tanta culpa. Los libros aún permanecían desordenados en su mesita, en su lado de la cama. Cogió un bolígrafo y se atrevió a escribir allí, marioneta inexplicable de unas palabras mordientes que la perseguían desde horas atrás:

“Un Dios Fatuo terminó con él, que hubiera sido el único hijo suyo capaz de plantarle cara.”
1
Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84513
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

Mensaje por lucia »

La forma de escribir es densa y eso hace que cueste entrar en la historia. Eso si, una vez que entras, te atrapa y te envuelve, te impide dejarla.

El final, estremecedor.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
Avatar de Usuario
JoseMSGamboa
Lector voraz
Mensajes: 120
Registrado: 30 May 2006 17:10
Ubicación: Barcelona
Contactar:

Mensaje por JoseMSGamboa »

Coincido con Lucía, Destru. Es un estilo 'farragoso' para leer en pantalla y en horas de trabajo (no te tomes a mal lo de 'farragoso'). Sin embargo, si imprimes el texto (como yo he hecho), puedes disfrutar de buena literatura y sumergirte en una historia atrayente y fabulosamente narrada.

El final... ¡genial!

Mis felicitaciones. :wink:
1
Avatar de Usuario
destru
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 711
Registrado: 27 Feb 2006 14:02
Ubicación: Oviedo.

Mensaje por destru »

Tenéis razón, no es muy apropiado para leer en pantalla; de ahí que lo haya separado y colgado con una letra mayor a la del original (tamaño 12 vs 10 en la que escribo siempre). Pero vamos, aún así tiene párrafos pelín engorrosos... :) No deja de ser un texto experimental, con sus rarezas de narradores y tiempos, sin atender mucho a la entrada gradual y demás.

Gracias por el interés, tenéis un minipunto :wink:
1
Avatar de Usuario
Fiorella
Vivo aquí
Mensajes: 13928
Registrado: 08 Nov 2005 12:10
Ubicación: En el mundo ancho y ajeno

Mensaje por Fiorella »

Me la estoy imprimiendo... Destru :arrow: chico complicado :lol: :lol: :lol: :wink:
Finite to fail, but infinite to venture E. Dickinson
Avatar de Usuario
destru
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 711
Registrado: 27 Feb 2006 14:02
Ubicación: Oviedo.

Mensaje por destru »

Pero si tú ya tienes un minipunto, Fio. :P
1
Avatar de Usuario
Fiorella
Vivo aquí
Mensajes: 13928
Registrado: 08 Nov 2005 12:10
Ubicación: En el mundo ancho y ajeno

Mensaje por Fiorella »

pero quiero coleccionar más :lol: :lol: :lol: :lol: :grinno:
Finite to fail, but infinite to venture E. Dickinson
Avatar de Usuario
destru
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 711
Registrado: 27 Feb 2006 14:02
Ubicación: Oviedo.

Mensaje por destru »

Fiorella escribió:pero quiero coleccionar más :lol: :lol: :lol: :lol: :grinno:


¡Acaparadora! :P
1
Avatar de Usuario
Fiorella
Vivo aquí
Mensajes: 13928
Registrado: 08 Nov 2005 12:10
Ubicación: En el mundo ancho y ajeno

Mensaje por Fiorella »

destru escribió:
Fiorella escribió:pero quiero coleccionar más :lol: :lol: :lol: :lol: :grinno:


¡Acaparadora! :P


:oops: :grinno: :wink:
Finite to fail, but infinite to venture E. Dickinson
takeo
GANADOR del III Concurso de relatos
Mensajes: 5070
Registrado: 05 Mar 2006 12:19
Ubicación: Al noreste de Madrid

Mensaje por takeo »

Destru, acabo de descubirlo y leerlo. ¡Qué bien que a veces retornen a los primeros planos las cosas perdidas allende las páginas!

Me parece un viaje al interior del laberintico cerebro, allí en donde anidan nuestras pasiones, amores, tristezas y todas las sensaciones que algunos, como tú, logran transmitirlas para que otros las compartan contigo.
(qué envidia me dás, escribir así)


esto del spoiler es para probar.
1
Avatar de Usuario
destru
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 711
Registrado: 27 Feb 2006 14:02
Ubicación: Oviedo.

Mensaje por destru »

takeo escribió:Destru, acabo de descubirlo y leerlo. ¡Qué bien que a veces retornen a los primeros planos las cosas perdidas allende las páginas!

Me parece un viaje al interior del laberintico cerebro, allí en donde anidan nuestras pasiones, amores, tristezas y todas las sensaciones que algunos, como tú, logran transmitirlas para que otros las compartan contigo.
(qué envidia me dás, escribir así)


esto del spoiler es para probar.


Muchas gracias Takeo. Pero tu narrativa no se queda atrás, precisamente :wink: .

Algún día, si coincide, hacemos unas colaboraciones en relatos de estos, ¿ok?
1
Responder