El regreso de los dioses - Relato en común

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Rosa Estrada Díaz
Lector voraz
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continuación

Mensaje por Rosa Estrada Díaz »

Las leyendas eran miles e inverósimiles.
También en su planeta, donde hablaban de una especie rara de humanoides que habitaban un bello planeta azul, aquel, al que sus antepasados habían vuelto una y mil veces con la intención de ver, primeramente su evolución y después observar, analizar y sacar sus conclusiones de los continuos de violencia.
Nunca habían interferido, a pesar de ser considerados Dioses para ellos.
Ahora, de aquella especie ya no quedaba nada.
La raza humana, hacía tiempo había desaparecido de la faz del planeta y ahora, tras las continuas guerras y el cambio climático, el mundo se había convertido en un vasto océano, donde la tierra firme apenas existía y donde sólo sobrevivía una raza: la raza marina.
Por esa razón había realizado con su gente aquella aciaga expedición. Quería ver la raza marina y descubrir por sí mismo si como habían sido capaces de sobrevivir a la hecatombe que había exterminado al resto de las especies.
Claro, que él, nunca había imaginado que sucediera así, le hubiera gustado que hubiese sido como siempre, desde la distancia y sin interferir, no con todos sus compañeros muertos, y él llevado por aquellos seres ante un Consejo en el que tal vez sería juzgado sin oír su alegato como un simple criminal de guerra.
En eso pensaba Fieder Mox mientras era conducido por Shiat y pulpo ante el gran consejo. Quería gritar, decía palabras inconexas a través del traje, pero ni Shiat ni el pulpo parecían comprenderle. Su idioma era raro para ellos.
Probó con la telepatía.
Aveces, durante breves instantes, los inteligentes ojos de Shiat, emitían un leve destello como si comprendiese todo su sufrimiento, pero al cabo de unos instantes, el delfín volvía la vista al frente y a Mox le costaba traspasar la barrera de sus pensamientos.
Durante un instante, Mox recordó los profundos barrancos en los que estaba su casa, el color rojo de la tierra, el calor abrasador y los vientos huracanados.
Pensó en su madre y en sus hermanos a los que probablemente nunca más vería, en sus compañeros muertos y en lo lejos que quedaba su casa.
A través de la escafandra, a medida que descendía, vio que los rayos del sol se diluían cada vez más y su tamaño se volvía más y más diminuto.
Hubo un momento en que la oscuridad se cernió sobre pulpo, Shiat y él.
En ese momento, Fieder Mox, sucumbió a la desolación…
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Nemo
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Re: continuación

Mensaje por Nemo »

…sucumbió a la desolación…
Y perdió el conocimiento.

No hay pena capital, muerte.

No hay peligro que pueda ejercer.

Sus compañeros de misión muertos y él herido, su nave destruida y sumergida en el mar.

Mox fue llevado a una pequeña isla, trozo de tierra que con orgullo se había salvado de la hecatombe que descongeló los casquetes polares y sumió a todos en el nuevo mundo azul.

De haberlo simplemente dejado en la isla también se le hubiera condenado a muerte, ya que un ser de otro planeta en tierra desconocida no sabría como sostenerse. Se procedió pues a proporcionarle una pequeña ayuda… que venia en camino.

El sol comenzaba a quemarle la cara y aquella sensación fue la que despertó a Mox, lo primero que notó fueron sus labios arrugados y cortados. La sequedad en su garganta era enorme y le pedía líquido a toda costa. Puso su mano para hacer de parasol un momento mientras miraba a su alrededor, sus pies se mojaban constantemente por el ir y venir de las olas y en dirección contraria al agua solo veía abundante vegetación, fácilmente reconocible por haberla estudiado en Marte.

Por una parte sintió alivio, seguía vivo y su traje aun continuaba funcionando a pesar de la supuesta presión que tuvo que soportar en las profundidades de aquel horrible mundo azul.

Corrió hacia la vegetación e intentando recordar que materiales de la tierra eran comestibles comenzó a examinar todo tipo de plantas, árboles y rocas. Maldita su desgracia pues no reconocía en nada de lo que miraba a ninguna palmera o coco en el suelo que se le pareciera. Sabia que el agua del mar al estar salada no era comestible y los utensilios para desalinizarla estaban a varios kilómetros de profundidad en el interior de su nave. Comprobó cuanto material medico había en su traje, dos tomas mas de estimulantes, rebitalizantes y poco antibiótico y cicatrizante, posiblemente una toma de los dos últimos, pero al menos sus heridas estaban sanadas, solamente debía evitar hacerse dado.

No sabía que tipo de sorpresa le habían preparado los habitantes acuáticos, pero sabia que no duraría mucho tiempo si no comenzaba a prepararse un plan pronto.
En un escaso día revisó casi toda la isla que para su suerte era mucho mas pequeña que desde vista de la orilla parecía, a ultima hora tuvo que hacer uso del estimulante para poder subir el punto mas alto que aunque no llegaba a ser una montaña si tenia unas pendientes bastantes poco transitables. Y desde allí comprobó que estaba completamente solo en la isla y que la isla también lo estaba.

Pasó la noche en la orilla otra vez, cogió gran cantidad de hojas y se hizo un colchón improvisado donde si se removía un poco hundía su cuerpo. Curiosamente pasó una buena noche donde a falta de comida el sueño le reparo parte del cansancio.



Al despertar el ruido de las olas no paraba de recordarle que estaba solo y el ir y venir del viento se sumía poco a poco en la desesperación, si tuviera al menos al alcance el ordenador de la nave y comprobar que era comestible y que se podía hacer en su situación estaría muchísimo mas tranquilo. Hubiera preferido morir en la más plena oscuridad donde le llevaban aquellas criaturas.

Y un gran ruido sonó cerca de la orilla, como aquel pez que escupe algo que no le gusta y practícame lo vomita.

¡¡¡Asomando a pocos metros de la orilla la punta de la nave se acababa de hacer ver!!!

Mox se levantó asombrado de lo que estaba viendo, solo el gruñir de su estomago le devolvía de su estado de estupor.
Poco a poco la nave se fue acercando a la orilla. ¡Mox vio como detrás de el un gran crustáceo de rojo muy pálido lo empujaba como si fuera a regañadientes! Unas veces le daba unos empujones y otras donde parecía calmarse lo llevaba aguantándolo por detrás con sus dos grandes pinzas. También se veía a lo lejos lo que Mox comprendía como ballenas con sus grandes colas propinando duros golpes en la superficie del mar y otras expulsando agua para a posteriori hacer una toma de aire.

¡¡Le habían traído su nave!! ¿Qué pretendía con ello? ¿Qué se hiciese una casa improsivada? ¿O se fuera del planeta? Incrédulos, la nave ya no puede volar.

Ya a varios metro de la orilla la nave dejo de avanzar, el crustáceo creyó que ya era suficiente empuje y el lugar le pareció propicio. Los últimos metros le habían costado muchísimo, se giro y antes de meterse otra vez en el agua donde descansaría se quedo mirando a Mox que a lo lejos seguía estupefacto con la escena. No muy lejos de la orilla asomaban la cresta lo que parecía otros dos grandes crustáceos, el que empujaba no había venido solo, parecía que la empresa de arrastrar la nave por el suelo del mar hasta aquel lugar no había sido un camino de rosas y se necesito una gran cooperación submarina. El crustáceo termino por desaparecer en el agua y sus compañeros también, y al cabo de un rato dejaron de asomar las cosas de las ballenas y de escucharse sus resoplidos.

Solo entonces Mox comenzó a acercarse a su nave, cada vez más y más rápido. Una indescriptible alegría le lleno el cuerpo, pero al toparse con la nave frente a frente volvió a tener respeto a su situación. La nave no podía volar.

Comprobó que sus compañeros no estaban, supuso que las criaturas marinas los extrajeron para evitarle disgustos ya innecesarios. Volvió a salir fuera otra vez, estaba atónito y lo le había dado por ver primero el estado del casco. La parte delantera quemada y abollada por el choque con el agua impresionaba y le hacia preguntarle el porque estaba el vivo tras semejante frenazo acuático. El casco tenia untado en toda su superficie todo rastro de algas y plantas marinas, había sido empujada, y otras veces la habían hecho rodar como cual cilindro, estaba tan abollada que no había ni un centímetro de chapa que no estuviera untada en algas o lisa.

Esta vez entro con más calma, tenía una esperanza vana, por algo estaban orgullosos de estar en Marte y ser considerados superiores, aunque a la nave no le iban a salir alas. En uno de los compartimentos encontró comida condensada (lo que podríamos llamar aquí comida enlatada) en una especie de plástico transparente. También para su suerte encontró lo que para nosotros seria agua. Primero bebió sin preocuparse de la cantidad y sin reservarse nada para más tarde y después siguió husmeando en la nave mientras se comía el interior de unas de esas bolsas transparentes.

Solo entonces de sentirse más tranquilo y reconfortado se dio cuenta de que su traje tenía la luz de proximidad de su nave encendida.

¡¡La nave tenia energía!!

No sabia hacia donde mirar, estaba sorprendido y con un gran entusiasmo mezclado con las ganas de actuar rápido antes de que aquella energía se agotase.

-¡Oh! Jojo…

Miraba hacia arriba y hacia abajo, dio varios pasos y cuando tomo conciencia de en que parte de la nave se encontraba corrió hacia parte trasera de la cabina de pilotaje. ¡Varias luces salían de las pantallas! ¡Y otros botones parpadeaban!

-Jajaja… jajaja… -Mox reía descontroladamente, puso la mano en un panel chorreante de agua y esta respondió, le mostró varias opciones a elegir-. Jojojo… jajaja… ¡¡¡Jodida tecnología Marciana!!! ¡Como adoro las células de energía!

Espero unos segundos, se le cortó el aliento, y dejo de respirar el aire terrícola, mucho menos denso del de su planeta. El corazón se le paró ¿y si la nave no emitía?

-¡Aquí Planeta Rojo! ¿Equipo Verde, sois vosotros? Joder, pensábamos que no lo habiais conseguido.

-Jojojo… ¡Oh, equipo Rojo, jamás pensé que me alegraría tanto de oír vuestra voz! Jojojo… -tragó saliva, se recompuso y añadió-: Aquí Fieder Mox soy el único superviviente de una caída por desgracia descontrolada.

-Mox. ¡Joder! Aguanta como puedas… ya habíamos enviado al equipo Amarillo y al equipo Azul. No tardaran en llegar, no sabíamos nada de vosotros pero tampoco nos íbamos a quedar con los brazos cruzados…

-¡Dios que gran acogida! –penso Mox-. ¿Pero?

-…hemos decidido enviar gran parte de la flota militar por si nos encontrábamos respuesta hostil. ¿Mox? Puedes estar tranquilo.

-¡¡¡Jojojo… ¡¡¡jojojo… Los Dioses Regresan… ¡¡¡Si… chicos no tardéis… ¡¡¡jojojo…
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Aethelwulf
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Mensaje por Aethelwulf »

Poco parecía importar cuánto tardasen en llegar. En lo más profundo de aquel mar sabían, con absoluta certeza, que nadie llegaría a tiempo de prestar auxilio a Mox. La transmisión que aquel extraño ser vivo realizó desde su no menos extraño artilugio, fue interceptada, analizada, desmenuzada y se obró en consecuencia.

En el interior de la nave, Mox todavía paladeaba el éxito. A fin de cuentas, pensó, las cosas no estaban marchando tan mal. Bien cierto era que todos sus compañeros yacían en el fondo del mar, muertos, pero las criaturas del planeta, mostraban predisposición a ayudarle, y lo que era más importante, parecían saber cómo hacerlo. Le sacaron a flote, le guiaron hasta tierra firme y le trajeron la nave. No observaba hostilidad alguna en su comportamiento sino todo lo contrario. Que al llegar al planeta, el primer contacto hubiese sido tan desastroso que se cobró la vida de su tripulación y a punto estuvo de acabar con él, parecía más obra del propio planeta que de los seres inteligentes que lo habitaban. Esto era una importante observación y procedió a ponerla por escrito en la memoria de la nave. De momento, ahorraría energía y no haría más envíos de datos o información. Su posición relativa y todo lo necesario para que los equipos de emergencia fuesen a su encuentro, partieron en el mismo momento en que, con su risa histérica, tomó contacto por primera y única vez con ellos.

Quedó dormido, exhausto por el cansancio, en un rincón del interior de la nave. No pudo recordar detalles del sueño que tuvo, salvo una vaga sensación de que algo ocurría a su alrededor, algo sobrecogedor, aunque fuese incapaz de definir, ni de forma remota, qué era.

Al despertar, se encontraba sobre lo que parecía ser una camilla, con las extremidades atadas, los brazos pinchados por imponentes agujas que terminaban en frascos de colores llamativos, oliendo una pestilencia acre muy desagradable, y con una extraña y monótona música que terminaba de recargar el ambiente de una enjuta estancia con blanca decoración. Trató de incorporarse, pero le fue imposible.

¿Dónde demonios estaba?

Alguien miraba con atención una pantalla en la que Mox se revolvía bajo sus ataduras.

- Lo tenemos, loados sean los dioses.
- No blasfemes.
- ¿Acaso es un pecado el agradecimiento?
- No interpeles a los dioses cuando vas a diseccionar a uno de ellos.
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Katia
Vivo aquí
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Registrado: 14 Dic 2007 21:20

Mensaje por Katia »

Fieder sentía un dolor insoportable. Tanto, y de tal intensidad, que le hizo perder la noción de la realidad, sumiéndolo en un agradable estado de inconsciencia muy parecido al sueño nocturno. Su mente empezó a divagar sobre su pasado marciano. Recordaba con especial nitidez aquellas clases de historia en las que el profesor remontaba a todos a los orígenes de la transformación del planeta rojo. Taner les explicaba con todo detalle cómo ocurrió todo: la contaminación acabó por volver completamente loco el clima terrestre. Y lo que sólo era una historia de ciencia-ficción llamada "Fundación e Imperio" de un afamado escritor de nombre Isaac Asimov se trocó en realidad. Fue así como sus antepasados se vieron obligados a colonizar el espacio, ya que los científicos más autorizados en la materia pronosticaron la inundación de toda la tierra una vez se derritieran los casquetes polares.

Taner acompañaba sus magistrales lecciones con imágenes holográficas de bellísimos paisajes del planeta ancestral. Habían pasado siglos desde que ocurrió el desastre del cambio climático y los hologramas difuminaban el tiempo, la distancia, sacudiendo los cimientos de su artificial y poco lograda simulación de la vida terrestre.

Su mente iba a saltos, y se vio a sí mismo ya hecho un hombre. La colonia había vivido siempre, desde que se creó, bajo unos cristales protectores. Había algo cada vez más mortecino en su modo de vida y la terraformación se había ido deteriorando generación tras generación. Se llego a la conclusión de que había llegado el momento de volver a casa. Después de tanto tiempo podían arriesgarse a regresar, avalados por las previsiones de los geólogos que apuntaban a una alta probabilidad de habitabilidad de la Tierra.
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american psycho
No tengo vida social
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Re: El regreso de los dioses - Relato en común

Mensaje por american psycho »

Recordó también la dicha sentida por todos cuando la decisión fue hecha publica, la gente se había entusiasmado de sobremanera alabando a los lideres casi al extremo de lo ridículo. Pero no todo fue jubilo e ilusiones , los detalles del plan habían sido ocultados a la población por seguridad y después de años y años de planificación cuidadosa en la que se habían preparado planos, equipos de alta tecnología y entrenado a los científicos elegidos para la travesía ( entre los cuales obviamente estaba el) gran parte de los secretos del proyecto terminaron en manos de los lideres militares, los cuales no tardaron en mostrar su oposición, según ellos el honor de retomar el planeta de origen de sus antepasados debía ser de aquellos con habilidades necesarias para sobrevivir cualquier tipo de penurias, y no a un grupo de intelectuales pomposos que solo lograrían matarse.

Mox recordaba con claridad todo eso por que justamente uno de los militares que con mas fuerza se quejaba era el esposo de una de sus hermanas, a mox nunca le agrado pero no podía hacer nada, ya que al ser un joven prodigio militar franz kraner había cautivado a todo el mundo en especial a su hermana ya que por un razón que no entendía, kraner había logrado manifestar gran control sobre esta, hasta el punto de que cuando los conflictos entre el y kraner habían alcanzado su mayor intensidad el joven capitán consiguió romper los lasos entre el científico y su hermana , si incluso podía verlo en ese momento a años luz de distancia , sonriendo placidamente al enterrarse que la misión había fallado.
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