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FotosPresentacion Editorial Delibrum Tremens
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l u c i a
Aquí van mis impresiones:
¡Bendita sea la luz!
La voz del nostramo quebró una vez más el amanecer. Todos a una, los hombres abandonaron unos segundos sus faenas para responder al unísono a su plegaria.
¡...y la Santa Veracruz!
Y el Señor de la Verdad —volvió a oírse la voz del nostramo cargada de energía y sin perder un átomo de su acento gallego.
¡...Y la Santa Trinidad! —contestaron de nuevo todas las voces a una.
¡Bendita sea el alma!
¡Y el Señor que nos la manda!
¡Bendito sea el día!
¡Y el señor que nos lo envía!
Con esta oración, comenzaban cada día su jornada en la mar, los marineros que navegaban a las colonias de ultramar. Y si he escogido este párrafo de la novela para dar comienzo a su presentación ante vosotros, ha sido porque la lectura de la “Tumba de Tautira” es precisamente eso, un viaje a través de mares conocidos o ignotos, apacibles unas veces y tormentosos otras, pero salpicado siempre de aventuras…
Salí del Puerto de Santa María con Fénix y nuestras mujeres en un tren muy matutino el mismo día de la presentación. Hacía ese frío que sólo se siente cuando el grajo vuela bajo, que es dicho marinero que viene a significar que hace un frío del carajo.
Durante el viaje hicimos varios viajes al bar a tomar cafeses. Yo creo que a mí se me nota más, pero Fénix también estaba algo nerviosillo.
Apenas hablamos de la presentación, sino de cosas intrascendentes, pero ambos intuíamos que iba a venir mucho público, al menos cuando repasábamos, nos dábamos cuenta que mucha gente nos había confirmado su asistencia a cada cual. Nuestro miedo era que el sitio –que en esos momentos no conocíamos- se nos quedara pequeño.
Al llegar a Madrid fuimos directamente a alojarnos en una residencia que está sólo un poco más arriba de la Gran Peña, donde íbamos a presentar las novelas. Yo bajé antes, pues alguien me había encargado lotería de doña Manolita, que está sólo un poco más arriba en la misma Gran Vía, así que allá fui, la compré, y volví. En la puerta de la residencia esperaba Fénix con Elvira y Emi.
Bajamos la Gran Vía para ver la Gran Peña, y hacernos una idea del sitio. Aún no estaba montado, pero vimos enseguida que había espacio de sobra para la gente que esperábamos. Eso nos tranquilizó.
Habíamos quedado con Alberto (Delibrum) a comer en un sitio que le llaman “la Ancha”, en Príncipe de Vergara esquina Plaza de Cataluña. Allí conocimos a Nacho, hermano de Delibrum y su alter ego en la sociedad limitada que tiene los derechos de la editorial. Hablamos de libros, de Madrid, de la presentación, de los negocios de Nacho, de la gente que pululaba a nuestro alrededor, pues se trata de un restaurante de gente bien de Madrid. Nacho nos cayó a todos fenomenal. En los primeros platos se nos sentó en la mesa de al lado Carmen Posadas. Pese a su edad, me llamó la atención el buen aspecto que tiene, aunque es evidente la mano de la cirugía, sobre todo en su rostro. Estuve a punto de levantarme y contarle que éramos escritores modestos, y que en una presentación anterior, había utilizado como guión sus palabras en una entrevista radiofónica poco tiempo atrás, cuando ella dividía a los escritores entre “ciegos” y “cojos”, pero eso ya lo explicaré en otra ocasión…
Después de comer, volvimos al hotel. A la ida habíamos ido en taxi, y el viaje duró como una hora eterna, y es que Madrid es una locura de coches. A la vuelta nos metimos en la boca de metro que hay frente al restaurante y en 15 minutos salíamos casi enfrente del hotel.
Un poco de reposo, una buena ducha, y a las siete y cuarto, bajábamos Fénix y yo la Gran Vía afeitaditos y acicaladitos, camino de la Gran Peña, y temerosos de dirigirnos al Gran Peñazo, pues no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, ni si a la gente le gustaría lo que habíamos preparado.
Nuestra primera sorpresa la encontramos en la puerta. Allí estaban Lucía, Nelly, Julia y Barco (creo que Artemisia se presentó más tarde, ¿no?). Bueno, las mujeres estaban guapísimas, y Enrique (Barco) elegantísimo. Inmediatamente recordé el trajín del traje de Barco y creo que le hice un comentario al respecto. Lucía estaba sonriente, como siempre, Julia, emocionada y muy contenta de estar allí. Nelly parecía nerviosa, pero estaba muy simpática también.
Enseguida empezó a aparecer gente, entre ellos el presentador, así que no pude enrollarme mucho con los foreros, pues en cuanto salías de hablar con una persona, te abducía otra, y es que con lo fría que estaba la noche madrileña, había que dar las gracias a los asistentes que se habían atrevido valientemente a acompañarnos.
La organización dice que asistieron más de mil personas al acto, mientras que un escritorzucho que presentaba un libro sobre el Madrid fortificado de los Austrias un poco más arriba en la misma Gran Vía, jura que sólo vinieron seis. En fin, el portero de la Gran Peña asegura que fueron alrededor de 250, así que con esa cifra nos quedamos.
Por parte de la Armada asistió mucha gente, entre ellos la autoridad máxima, que es el Almirante Zaragoza y que arrastró con él a mucha gente. No es muy habitual que dos oficiales de la Armada presenten sus novelas en Madrid, así que eso fue lo que debió decidirle.
La presentación corrió a cargo de otro Almirante, un canario que ha sido jefe de Fénix y mío. Se limitó a un breve currículo de cada uno, e hizo bien, porque bastante extensos eran ya nuestros rollos.
El primero en hablar fue Delibrum, que para presentarnos su Tierra del Sur nos pintó una imagen política de la situación de equilibrio no siempre estable entre España y Marruecos, que finalmente propicia el ataque marroquí a una isla ficticia y española a la que llama Almadán. Como el ataque se produce en la madrugada del 1º de enero, nos cogen a todos con el cava saliéndonos por las orejas, pero a partir de ahí se establece un interesante y entretenido Tour de Force del que naturalmente salimos ganando los buenos.
El segundo en hablar fue Fénix. No era la primera que hablaba de su Hombre de Nador, de la génesis de la novela, pero la había modificado convenientemente para la ocasión, dándole un matiz algo más campechano, lo que –desde mi atalaya- se tradujo en muchas caras alegres y algunas risas. Su personaje Rodrigo de Unzueta estaba más brillante que nunca. Fénix nos participó que este Rodrigo, hombre de círculos de espionaje, se da cuenta mediante el cruce de noticias actuales con las de unos 30 años atrás de que Marruecos prepara una nueva versión de la marcha verde, esta vez sobre Melilla. A mí la verdad, este Rodrigo siempre me ha parecido un personaje delicioso, brillante unas veces, descarado otras, medio chalado y siempre algo salido. Claro que le tengo un cariño especial porque lo identifico con la mano que le da vida. Pero eso es cosa mía…
Yo hablé el último y lo hice empezando con la oración al alba de los marinos que hace 250 años navegaban a ultramar, cerrando de la misma forma con la plegaria de la anochecida, que como alguien del foro las ha pedido (creo que Alicis), las coloco aquí. A pesar de habérseme acusado de destripar la novela, yo creo que no anticipo tanto, ya que la mitad de la presentación la dediqué a explicar donde está Tautira -hoy una ciudad importante de la isla de Tahiti- y el origen de la tumba –que siendo hoy una leyenda con tesoro incluido- existe de verdad. Bueno, cuando la hayáis terminado, me decís si os la reventé, que yo, a pesar de los testimonios de la nunca suficientemente arpía Cruela, no creo haberos anticipado nada más que lo justo para hacerosla atractiva -y que la comprárais, claro-
.
Después de la presentación nos pusimos los tres a firmar libros. Dicen que hubo un buen aperitivo, pero yo no me enteré, ya que tampoco hubo un alma caritativa que se apiadara de mis pobres 90 kilos que pedían un pinchito de tortilla, ni de mi garganta seca que clamaba por una cerveza -vale, de acuerdo, me he quitado tres kilitos, qué pasa!
.
Cuando terminé de firmar libros quedaba poca gente. Con mi madre y mi familia apenas hablé unos minutos, después entré en un salón y allí estaban los foreros. Qué ganas tenía de estar un rato con vosotros!, aunque a algunos ya los había conocido durante la firma, entre otros a Takeo y a Joe Miller, a los cuales ya conocía de foto, y a Merxe y a Alicia, de las que no conocía a ninguna, y que resultaron dos bellezones y muy simpáticas ambas. Después en el ratito de charla conocí también a Artemisia y a Margarig, pero ese ratito fueron apenas unos minutos, pues había dejado en otro salón a mi madre que ya se iba, así que la acompañé hasta el coche de un hermano, cosa que me tomó unos quince minutos, pero cuando regresé el portero me dijo que dentro no quedaba nadie, aunque ahora tengo la sensación de que aún podríais estar allí.
Mi sensación general es buena, pero con un puntito de amargura, pues de verdad me hubiera gustado pasar un rato más con vosotros, ya que además, el poco tiempo que estuvimos juntos durante la firma fue algo insulso por mi parte, y es que –y esto es un secreto- las firmas son un verdadero tormento para mí, ya que soy muy olvidadizo para los nombres y cuando estoy firmando, estoy pensando para poner algo que no sea muy rutinario, mientras pienso a la vez como se llama el tercero de la cola, cuyo nombre debería saber sobradamente, pero que en ese momento se me ha borrado completamente de la memoria y claro, si le digo que no me acuerdo de su nombre le va a sentar mal, con lo cual es un suplicio permanente. Para que lo entendáis en ese momento, si me hablan, soy como un ordenador saturado que sólo tiene un uno por ciento de su capacidad –que por otra parte, en sus mejores facultades tampoco es mucha- . A uno de los que les firmaba me lo quedé mirando hasta que me dijo: “pónselo a Jorge Mollá”. Coño, era mi hermano…
Y hasta aquí puedo contar que no es poco. Que pasé unas horas deliciosas, que os agradezco mucho que nos acompañarais a ese acto tan hermoso como es el de alumbrar un libro, y que espero que volvamos a vernos con el cien por cien de mis escasos recursos "activados", porque una cosa es segura, y es que unas risas seguro que nos echamos…
Y ahora, puesto que hemos empezado este viaje a Tautira con la oración de los marinos al alba, permitidme concluirlo con la plegaria de la anochecida:
Bendita sea la hora que Dios nació
Santa María que lo parió
San Juan que le bautizó
La guardia es tomada
La ampolleta muele
Bien viaje haremos
Si Dios quisiere…
Ah, y que aquella lotería que compré en doña Manolita, pues eso, que no tocó nada!
¡Bendita sea la luz!
La voz del nostramo quebró una vez más el amanecer. Todos a una, los hombres abandonaron unos segundos sus faenas para responder al unísono a su plegaria.
¡...y la Santa Veracruz!
Y el Señor de la Verdad —volvió a oírse la voz del nostramo cargada de energía y sin perder un átomo de su acento gallego.
¡...Y la Santa Trinidad! —contestaron de nuevo todas las voces a una.
¡Bendita sea el alma!
¡Y el Señor que nos la manda!
¡Bendito sea el día!
¡Y el señor que nos lo envía!
Con esta oración, comenzaban cada día su jornada en la mar, los marineros que navegaban a las colonias de ultramar. Y si he escogido este párrafo de la novela para dar comienzo a su presentación ante vosotros, ha sido porque la lectura de la “Tumba de Tautira” es precisamente eso, un viaje a través de mares conocidos o ignotos, apacibles unas veces y tormentosos otras, pero salpicado siempre de aventuras…
Salí del Puerto de Santa María con Fénix y nuestras mujeres en un tren muy matutino el mismo día de la presentación. Hacía ese frío que sólo se siente cuando el grajo vuela bajo, que es dicho marinero que viene a significar que hace un frío del carajo.
Durante el viaje hicimos varios viajes al bar a tomar cafeses. Yo creo que a mí se me nota más, pero Fénix también estaba algo nerviosillo.
Apenas hablamos de la presentación, sino de cosas intrascendentes, pero ambos intuíamos que iba a venir mucho público, al menos cuando repasábamos, nos dábamos cuenta que mucha gente nos había confirmado su asistencia a cada cual. Nuestro miedo era que el sitio –que en esos momentos no conocíamos- se nos quedara pequeño.
Al llegar a Madrid fuimos directamente a alojarnos en una residencia que está sólo un poco más arriba de la Gran Peña, donde íbamos a presentar las novelas. Yo bajé antes, pues alguien me había encargado lotería de doña Manolita, que está sólo un poco más arriba en la misma Gran Vía, así que allá fui, la compré, y volví. En la puerta de la residencia esperaba Fénix con Elvira y Emi.
Bajamos la Gran Vía para ver la Gran Peña, y hacernos una idea del sitio. Aún no estaba montado, pero vimos enseguida que había espacio de sobra para la gente que esperábamos. Eso nos tranquilizó.
Habíamos quedado con Alberto (Delibrum) a comer en un sitio que le llaman “la Ancha”, en Príncipe de Vergara esquina Plaza de Cataluña. Allí conocimos a Nacho, hermano de Delibrum y su alter ego en la sociedad limitada que tiene los derechos de la editorial. Hablamos de libros, de Madrid, de la presentación, de los negocios de Nacho, de la gente que pululaba a nuestro alrededor, pues se trata de un restaurante de gente bien de Madrid. Nacho nos cayó a todos fenomenal. En los primeros platos se nos sentó en la mesa de al lado Carmen Posadas. Pese a su edad, me llamó la atención el buen aspecto que tiene, aunque es evidente la mano de la cirugía, sobre todo en su rostro. Estuve a punto de levantarme y contarle que éramos escritores modestos, y que en una presentación anterior, había utilizado como guión sus palabras en una entrevista radiofónica poco tiempo atrás, cuando ella dividía a los escritores entre “ciegos” y “cojos”, pero eso ya lo explicaré en otra ocasión…
Después de comer, volvimos al hotel. A la ida habíamos ido en taxi, y el viaje duró como una hora eterna, y es que Madrid es una locura de coches. A la vuelta nos metimos en la boca de metro que hay frente al restaurante y en 15 minutos salíamos casi enfrente del hotel.
Un poco de reposo, una buena ducha, y a las siete y cuarto, bajábamos Fénix y yo la Gran Vía afeitaditos y acicaladitos, camino de la Gran Peña, y temerosos de dirigirnos al Gran Peñazo, pues no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, ni si a la gente le gustaría lo que habíamos preparado.
Nuestra primera sorpresa la encontramos en la puerta. Allí estaban Lucía, Nelly, Julia y Barco (creo que Artemisia se presentó más tarde, ¿no?). Bueno, las mujeres estaban guapísimas, y Enrique (Barco) elegantísimo. Inmediatamente recordé el trajín del traje de Barco y creo que le hice un comentario al respecto. Lucía estaba sonriente, como siempre, Julia, emocionada y muy contenta de estar allí. Nelly parecía nerviosa, pero estaba muy simpática también.
Enseguida empezó a aparecer gente, entre ellos el presentador, así que no pude enrollarme mucho con los foreros, pues en cuanto salías de hablar con una persona, te abducía otra, y es que con lo fría que estaba la noche madrileña, había que dar las gracias a los asistentes que se habían atrevido valientemente a acompañarnos.
La organización dice que asistieron más de mil personas al acto, mientras que un escritorzucho que presentaba un libro sobre el Madrid fortificado de los Austrias un poco más arriba en la misma Gran Vía, jura que sólo vinieron seis. En fin, el portero de la Gran Peña asegura que fueron alrededor de 250, así que con esa cifra nos quedamos.
Por parte de la Armada asistió mucha gente, entre ellos la autoridad máxima, que es el Almirante Zaragoza y que arrastró con él a mucha gente. No es muy habitual que dos oficiales de la Armada presenten sus novelas en Madrid, así que eso fue lo que debió decidirle.
La presentación corrió a cargo de otro Almirante, un canario que ha sido jefe de Fénix y mío. Se limitó a un breve currículo de cada uno, e hizo bien, porque bastante extensos eran ya nuestros rollos.
El primero en hablar fue Delibrum, que para presentarnos su Tierra del Sur nos pintó una imagen política de la situación de equilibrio no siempre estable entre España y Marruecos, que finalmente propicia el ataque marroquí a una isla ficticia y española a la que llama Almadán. Como el ataque se produce en la madrugada del 1º de enero, nos cogen a todos con el cava saliéndonos por las orejas, pero a partir de ahí se establece un interesante y entretenido Tour de Force del que naturalmente salimos ganando los buenos.
El segundo en hablar fue Fénix. No era la primera que hablaba de su Hombre de Nador, de la génesis de la novela, pero la había modificado convenientemente para la ocasión, dándole un matiz algo más campechano, lo que –desde mi atalaya- se tradujo en muchas caras alegres y algunas risas. Su personaje Rodrigo de Unzueta estaba más brillante que nunca. Fénix nos participó que este Rodrigo, hombre de círculos de espionaje, se da cuenta mediante el cruce de noticias actuales con las de unos 30 años atrás de que Marruecos prepara una nueva versión de la marcha verde, esta vez sobre Melilla. A mí la verdad, este Rodrigo siempre me ha parecido un personaje delicioso, brillante unas veces, descarado otras, medio chalado y siempre algo salido. Claro que le tengo un cariño especial porque lo identifico con la mano que le da vida. Pero eso es cosa mía…
Yo hablé el último y lo hice empezando con la oración al alba de los marinos que hace 250 años navegaban a ultramar, cerrando de la misma forma con la plegaria de la anochecida, que como alguien del foro las ha pedido (creo que Alicis), las coloco aquí. A pesar de habérseme acusado de destripar la novela, yo creo que no anticipo tanto, ya que la mitad de la presentación la dediqué a explicar donde está Tautira -hoy una ciudad importante de la isla de Tahiti- y el origen de la tumba –que siendo hoy una leyenda con tesoro incluido- existe de verdad. Bueno, cuando la hayáis terminado, me decís si os la reventé, que yo, a pesar de los testimonios de la nunca suficientemente arpía Cruela, no creo haberos anticipado nada más que lo justo para hacerosla atractiva -y que la comprárais, claro-
.
Después de la presentación nos pusimos los tres a firmar libros. Dicen que hubo un buen aperitivo, pero yo no me enteré, ya que tampoco hubo un alma caritativa que se apiadara de mis pobres 90 kilos que pedían un pinchito de tortilla, ni de mi garganta seca que clamaba por una cerveza -vale, de acuerdo, me he quitado tres kilitos, qué pasa!
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Cuando terminé de firmar libros quedaba poca gente. Con mi madre y mi familia apenas hablé unos minutos, después entré en un salón y allí estaban los foreros. Qué ganas tenía de estar un rato con vosotros!, aunque a algunos ya los había conocido durante la firma, entre otros a Takeo y a Joe Miller, a los cuales ya conocía de foto, y a Merxe y a Alicia, de las que no conocía a ninguna, y que resultaron dos bellezones y muy simpáticas ambas. Después en el ratito de charla conocí también a Artemisia y a Margarig, pero ese ratito fueron apenas unos minutos, pues había dejado en otro salón a mi madre que ya se iba, así que la acompañé hasta el coche de un hermano, cosa que me tomó unos quince minutos, pero cuando regresé el portero me dijo que dentro no quedaba nadie, aunque ahora tengo la sensación de que aún podríais estar allí.
Mi sensación general es buena, pero con un puntito de amargura, pues de verdad me hubiera gustado pasar un rato más con vosotros, ya que además, el poco tiempo que estuvimos juntos durante la firma fue algo insulso por mi parte, y es que –y esto es un secreto- las firmas son un verdadero tormento para mí, ya que soy muy olvidadizo para los nombres y cuando estoy firmando, estoy pensando para poner algo que no sea muy rutinario, mientras pienso a la vez como se llama el tercero de la cola, cuyo nombre debería saber sobradamente, pero que en ese momento se me ha borrado completamente de la memoria y claro, si le digo que no me acuerdo de su nombre le va a sentar mal, con lo cual es un suplicio permanente. Para que lo entendáis en ese momento, si me hablan, soy como un ordenador saturado que sólo tiene un uno por ciento de su capacidad –que por otra parte, en sus mejores facultades tampoco es mucha- . A uno de los que les firmaba me lo quedé mirando hasta que me dijo: “pónselo a Jorge Mollá”. Coño, era mi hermano…
Y hasta aquí puedo contar que no es poco. Que pasé unas horas deliciosas, que os agradezco mucho que nos acompañarais a ese acto tan hermoso como es el de alumbrar un libro, y que espero que volvamos a vernos con el cien por cien de mis escasos recursos "activados", porque una cosa es segura, y es que unas risas seguro que nos echamos…
Y ahora, puesto que hemos empezado este viaje a Tautira con la oración de los marinos al alba, permitidme concluirlo con la plegaria de la anochecida:
Bendita sea la hora que Dios nació
Santa María que lo parió
San Juan que le bautizó
La guardia es tomada
La ampolleta muele
Bien viaje haremos
Si Dios quisiere…
Ah, y que aquella lotería que compré en doña Manolita, pues eso, que no tocó nada!
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Escorpion escribió:Nuestra primera sorpresa la encontramos en la puerta. Allí estaban Lucía, Nelly, Julia y Barco (creo que Artemisia se presentó más tarde, ¿no?). Bueno, las mujeres estaban guapísimas, y Enrique (Barco) elegantísimo. Inmediatamente recordé el trajín del traje de Barco y creo que le hice un comentario al respecto. Lucía estaba sonriente, como siempre, Julia, emocionada y muy contenta de estar allí. Nelly parecía nerviosa, pero estaba muy simpática también.
Sorpresa dice, con la de llamadas que cruzamos con Delibrum y Fenix para conseguir que bajaseis del hotel un rato antes para que os conociese Nelly.
¿Te quedaron uñas? 
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Mis diseños
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Pues, fue emocionante, no se si os lo creereis pero en 19 años de casada es la primera que me liaba la manta a la cabeza, y me resulto tremendamente emocionante conocer a tantga gente estupenda , era la primera vez que veia a la jefa en persona, a Nelly mi niña, a la legendaria Fio y con ellas si he intercambiado muchos mp , pero es que tambien estaba Takeo, una de las almas de los foreros escritores, y Joe, nuestro anfitrion matutino, y barco con su estupendo sentido del humor y sus magnificas parejas.....Artemisia y MArga, y luego Alicia y Merxe que para mi fueron una revelacion......
A los escritores ya me los conocia ...... FEnix tal cual y Escorpi .....mas serio de lo que por aqui se tercia, seran los nervios como dice , y a Alberto siempre comedido aunque con el fue apenas un momento.....
Me sento estupendamente. Al dia siguiente pasee por el Madrid mas guapo con Fio.... y comi con una de mis amigas mas de toda la vida.
Pude satisfacer tambien un pequeña obseision: probe el WAsabi ( aunque no me gusto, que se le va a hacer)
A los escritores ya me los conocia ...... FEnix tal cual y Escorpi .....mas serio de lo que por aqui se tercia, seran los nervios como dice , y a Alberto siempre comedido aunque con el fue apenas un momento.....
Me sento estupendamente. Al dia siguiente pasee por el Madrid mas guapo con Fio.... y comi con una de mis amigas mas de toda la vida.
Pude satisfacer tambien un pequeña obseision: probe el WAsabi ( aunque no me gusto, que se le va a hacer)
Y Fenix nos mencionó en su turno 
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De Librum Tremens
- No puedo vivir sin este foro
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- Registrado: 18 Abr 2006 18:19
Jane76 escribió:Lucía escribió:Puedes pedirlo a través de www.delibrumtremens.com
Gracias Lucía
Y si no me pones un MP y listo. Yo lo arreglo.
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De Librum Tremens
- No puedo vivir sin este foro
- Mensajes: 824
- Registrado: 18 Abr 2006 18:19
Como no sois muchos los que pasais por Misterio y Aventura, os dejo aquí un enlace de una entrevista en el Diario de Cai que ha salido hoy en el periódico.
http://www.diariodecadiz.es/30131_ESN_HTML.htm
http://www.diariodecadiz.es/30131_ESN_HTML.htm
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