Revista Tarántula escribió:(...) Una obra -quizás la más significativa, junto a La ciudad– de Frans Masereel, genuino antecesor de los cómics y novelas gráficas actuales, reconocido por el mismísimo Thomas Mann como un creador de “libros de imágenes” (...). [...] (...) La obra de este belga (1889-1972), trabajador incansable y auténtico maestro de la xilografía, adquiere un carácter universal. Sus creaciones, portadoras de una evocativa dureza, permiten trazar un retrato fidedigno de la sociedad de la época en la que fueron confeccionadas a través del que se realiza una honda disección del alma humana, que se ve enfrentada a sí misma en un deseo ímprobo de inspeccionar -y confesarse- sus más profundos secretos. [...]
La historia, aparentemente sencilla, narra a través de sugerentes imágenes el periplo vital de un hombre, a quien encontramos por primera vez embarcado en un viaje en tren, con un gesto que deja entrever cierta nostalgia hacia el pasado que se abandona, pero que a la vez denota ilusión por el incierto porvenir. Esta conseguida mezcla de sentimientos amargos -casi trágicos- pero también esperanzadores son una constante en todas las creaciones de Masereel, que no sólo lleva a cabo un análisis psicológico de los personajes que pueblan sus libros, sino que elabora un comprometido ejercicio de crítica social (...): cuestionamiento de los convencionalismos (...), denuncia de la irresponsabilidad de los sujetos al esconder sus acciones más execrables bajo la sombra de la masa (...) o la necesidad de revisar la noción de progreso técnico y científico. [...]
Autor: Frans Masereel
Título original: Mon livre d'heures
Año de publicación: 1919
Editorial: Nórdica
Colección: Ilustrados
Año de la edición: 2013
ISBN: 978-8415717256
Páginas: 208
Traducción: Mª Teresa Ruiz Camacho, Katja Wirth