Una lectura sorprendente; no sé por qué esperaba una lectura melancólica, elegante, y centrada en el drama de las geishas y no ha sido así, aunque sí están presentes esos elementos.
Lo que más me ha sorprendido es la crudeza de algunas escenas, vinculadas a sexo no deseado (y a abuso de menores). No es que sea tremendamente explícito el libro, pero la historia de esta pequeña vendida a auna casa de geishas por un saco de arroz para que aprenda el oficio no es, precisamente, amable o sugerente. Muestra con bastante crudeza el proceso de formación de las geishas, la importancia que se le da a su virginidad (por la que se llegan a pagar grandes cantidades), el papel del protector (el cliente más importante, que no impide que haya otros...), las diferentes clases de geishas, desde las que están acogidas en casas "respetables", hasta las prostitutas que van con varios clientes, las "geishas de almohada" (que sí es una expresión de gran belleza, y un eufemismo considerable, que conocí cuando leí
Vida de una mujer amorosa, de Ihara Saikaku, precisamente las memorias de una geisha de almohada del siglo XVII).
Me ha gustado mucho el personaje de Tsuru la joven aprendiza, su forma de ver el mundo, su inocencia a pesar de todo, sus ansias de llegar a ser una gran geisha y su posterior relación con la pequeña Oharu, en la que se siente reflejada.
Respecto al dibujo, me ha parecido sumamente expresivo y elegante. Me ha sorprendido cómo utiliza la luz y las sombras para dar fuerza al dibujo, sólo con los trazos en negro (no es en color).
En definitiva, una lectura muy recomendable