terminado.
de los capítulos filosóficos lo que me gustó más es el intento de fundamentar una ética en la capacidad de sufrir y en la capacidad de compadecer a los que sufren. también la sugerencia de utilizar nociones subjetivas pero razonables con fines prácticos. por ejemplo, hablando de los horrores de la caza, se pueden establecer niveles de gravedad a partir de criterios como la proximidad filogenética de la presa a los humanos:
La gravedad depende también del grado de proximidad filogenética de la presa. Desde este punto de vista (que es el nuestro, relativo a nosotros) lo peor sería la caza de humanes, practicada en el pasado por diversas culturas. Luego vendría el asesinato de los homínidos (chimpancés, gorilas, orangutanes). Seguirían los otro primates, mamíferos como los elefantes, los delfines y las ballenas, las aves y los reptiles, etc. En efecto, la consideración moral en que tenemos a los animales depende de nuestra empatía y compasión, es decir, de nuestra capacidad de ponernos imaginativamente en su lugar y de padecer con sus padecimientos, de compadecerlos. A su vez, esta empatía y compasión depende de alguna manera de la proximidad filogenética de los animales sobre los que se ejercita. Cuanto más próximos a nosotros, más fáciles nos resultan de entender, de ponernos en su lugar y de padecer con ellos. Es mucho más fácil entender a un perro (mamífero como nosotros) que a un pez, y más fácil entender a un pez (vertebrado como nosotros) que a una esponja. En este sentido, compadecemos a unos animales más que a otros, porque los entendemos mejor y nos podemos poner más fácilmente en su lugar y sufrir con ellos.
a menudo es un libro muy triste porque describe un sinnúmero de horrores que padecen los animales en manos de los humanos. me impresionó especialmente el maltrato hacia las gallinas enjauladas. el efecto en el lector no es muy diferente al de leer un informe de amnistía internacional sobre la tortura.
el final es bellísimo:
Todos los animales navegamos por el espacio de la nave Tierra, compañeros todos de viaje, de fatigas y emociones; linaje bendecido y abrumado por nuestra capacidad compartida de sentir, gozar y sufrir. No hay otros compañeros. No hay otros seres a los que mirar a los ojos. No hay otros ojos. Animales entre animales, gozosamente aceptamos nuestra vida y nuestra animalidad. Solo los animales padecemos; por eso solo los animales podemos ser compadecidos. La emoción moral de la compasión es el foco de la ética de la compasión. Compadecemos a las víctimas de las guerras; por eso buscamos la paz. Compadecemos a las criaturas que sufren innecesariamente; por eso estamos en contra de la crueldad y tratamos de abolir los peores abusos y maltratos contra hombres, mujeres y niños y contra animales domésticos y salvajes. No nos autoengañemos. No nos forjemos consuelos ilusorios. No renunciemos a descubrir ni a entender. Que nuestra curiosidad y nuestra simpatía se extiendan por doquier. No reprimamos nuestro afecto por las criaturas. No pongamos límites a nuestra ansia de conocer, ni diques a nuestra ansia de amar. No convirtamos en un infierno la vida de los animales bajo nuestra custodia. No masacremos a los animales salvajes. Fomentemos el conocimiento, la sensibilidad y la compasión. Compadezcámonos de todos los que sufren, sin prejuicios, grupismos ni fronteras. Trabajemos por el triunfo de la compasión.