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Ya he terminado el libro (bueno, hasta el epilogo de la guerra civil). Desde luego era una situación política muy compleja, y cada uno hacía valer sus bazas para tomar su parte de poder. Si las izquierdas se hubieran organizado mejor, si distintas facciones socialistas y anarquistas no hubieran entrado al trapo de las acciones terroristas y algunos dirigentes no hubieran lanzado mensajes tan radicales, es posible que se hubiera evitado la guerra, para la que ya llevaban tiempo preparándose los militares y los sectores más rancios de los conservadores, caciques y terratenientes. Desde luego pensaban que la victoria iba a ser rápida y aplastante, y no un enfrentamiento que desangró al país durante tres largos años. Esta guerra contaba con un antecedente muy similar hacía algo más de un siglo, la Guerra de la Independencia. En esta ocasión, los nacionales jugaron el papel de los franceses, y los republicanos el del pueblo español que se opuso con fiereza a la invasión. Los nacionales contaban con la maquinaria moderna de guerra que le habían proporcionado alemanes e italianos, como en su día contaba Napoleón con el más moderno ejército del mundo. El otro bando, se organizó en milicias que apoyaron a los generales y demás mandos militares y políticos leales al régimen, en base a las milicias populares. Igual que casi 130 años antes.
Nunca se puede subestimar el poder, el coraje y la rabia de un pueblo que se siente ultrajado, aunque estas buenas cualidades no bastaron para hacerse con la victoria, ni tan siquiera para hacer débiles los cimientos del régimen que estaba fraguando Franco, y que le hubiera dado un carácter de transitoriedad.
