De este modo, tras acabar el libro de Eichmann en Jerusalén he acabado leyendo Sin destino, de Imre Kertész.
En esta novela no dejo de encontrar observaciones del autor que corroboran muchas afirmaciones de Arendt. Pongo un ejemplo.
Me parece que de una manera sencilla explica la manera de racionalizar lo injusto y convertirlo en una conducta apropiada sin problemas de conciencia.Una vez en casa, mi madrastra se dio cuenta de que no habíamos recogido nuestra ración de pan. Tuve que regresar a la panadería. Esperé fuera hasta que llegó mi turno y luego entré en la tienda. La panadera, una mujer rubia y tetuda, cortaba el pedazo de pan que correspondía a cada ración y luego su marido lo pesaba. No me devolvió el saludo. Era sabido en el barrio que no le caían bien los judíos; por eso también nuestra ración de pan pesaba siempre algo menos de lo que nos correspondía. Según se decía, de esta forma él se quedaba con una parte del pan racionado. De alguna manera, quizá por su mirada airada y sus
movimientos decididos, comprendí las razones de su animadversión hacia los judíos: si hubiera sentido simpatía por ellos, habría tenido la desagradable sensación de estar engañándolos. Por lo tanto, actuaba por convicción, guiado por la justicia y la verdad que emanan de unos ideales, lo cual era completamente diferente.
Una manera sencilla (en la voz de un muchacho de catorce años) de explicar esos comportamientos sociales que permiten sobrevivir a lo injusto.
Conforme leo esta novela, no dejo de encontrar párrafos que corroboran lo dicho por Arendt en el libro de este hilo, y la pregunta es ¿sería conveniente citar párrafos aquí?.
No estoy segura, pero son dos lecturas que se complementan y la segunda lectura consigue afianzar conceptos del libro de Eichmann .