Interpretar a los animales - Temple Gardin
Publicado: 07 Jun 2006 00:25
Sacado de la página web de la revista Que-leer:
INTERPRETAR A LOS ANIMALES
¿Puede una autista ser una de las mayores autoridades mundiales en psicología y conducta animal? La zoóloga Temple Grandin, la "antropóloga en Marte" de Oliver Sacks y asesora de Dustin Hoffman en "Rain Man", lo demuestra. En "Interpretar a los animales" (RBA) nos asombra trazando paralelos entre la mente de unos y otros. La mujer que define el autismo como "una especie de apeadero entre animales y humanos" pasó de superar una infancia traumática gracias a la compañía de los caballos y a una máquina de compresión de fabricación propia a patentar un sistema humanitario para tratar al ganado de Estados Unidos y Canadá.
Si una persona autista es capaz de ejercer de profesora en la Universidad de Colorado, llevar publicados trescientos trabajos científicos, escribir libros, ofrecer una media de sesenta conferencias internacionales al año, coordinar un sitio web que recibe 5.000 visitas mensuales y diseñar sistemas de vida humanitarios para el ganado de Estados Unidos y Canadá, también es posible que una familia de elefantes recurra a la comunicación sísmica (léase hacer que retumbe el suelo a base de fuertes pisadas) para reagrupar sincronizadamente a una parte de sus miembros ubicada a treinta kilómetros de distancia, que el escarabajo pelotero perciba la polarización de la luz de la Luna, o que el cascanueces de Clark, una especie de cuervo, entierre 30.000 piñones durante el otoño en una extensión de 1.500 kilómetros cuadrados y luego, en el invierno, localice más del noventa por ciento. Todos los casos citados responden a facultades sorprendentes que hacen trizas la creencia general que asocia automáticamente a los autistas y a los animales con seres discapacitados, cuando no estúpidos. Para Temple Grandin, "el autismo es una especie de apeadero entre animales y humanos, lo cual sitúa a las personas autistas como yo en la posición ideal para traducir a nuestra lengua el habla animal. Puedo explicar a la gente por qué se comportan como lo hacen los animales". Y es que esta mujer ¿que superó su difícil adolescencia gracias a una máquina de compresión de fabricación propia y a la compañía de los caballos, que hoy es una líder mundial en la defensa de los derechos de los animales y asesora a cadenas de comida rápida como McDonald¿s y Kentucky Fried Chicken para controlar las condiciones en sus granjas de todo el planeta¿ encuentra muchos puntos en común entre los mecanismos de funcionamiento del cerebro del autista y del animal. Por ejemplo, ambos ven el mundo real en sus detalles y disponen de unos sistemas sensoriales muy receptivos que utilizan para descifrar la realidad en vez de hacerlo sobre la base de generalizaciones, como las personas comunes. "El precio que pagan los humanos por tener lóbulos frontales tan grandes y gruesos es que las personas normales se vuelven ajenas al entorno de un modo en que no lo son ni los animales ni los autistas. Cuando un animal o una persona autista ve el mundo real en lugar de su noción del mismo, eso significa que percibe los detalles."
Hoy mismo he empezado este libro y aunque no llevo mucho, me parece fascinante. Está narrado con un lenguaje muy ameno y lleno de anécdotas de la autora. Indispensable para conocer cómo piensan los animales y para conocer un poco mejor cómo ve el mundo la gente autista.
Saludos
INTERPRETAR A LOS ANIMALES
¿Puede una autista ser una de las mayores autoridades mundiales en psicología y conducta animal? La zoóloga Temple Grandin, la "antropóloga en Marte" de Oliver Sacks y asesora de Dustin Hoffman en "Rain Man", lo demuestra. En "Interpretar a los animales" (RBA) nos asombra trazando paralelos entre la mente de unos y otros. La mujer que define el autismo como "una especie de apeadero entre animales y humanos" pasó de superar una infancia traumática gracias a la compañía de los caballos y a una máquina de compresión de fabricación propia a patentar un sistema humanitario para tratar al ganado de Estados Unidos y Canadá.
Si una persona autista es capaz de ejercer de profesora en la Universidad de Colorado, llevar publicados trescientos trabajos científicos, escribir libros, ofrecer una media de sesenta conferencias internacionales al año, coordinar un sitio web que recibe 5.000 visitas mensuales y diseñar sistemas de vida humanitarios para el ganado de Estados Unidos y Canadá, también es posible que una familia de elefantes recurra a la comunicación sísmica (léase hacer que retumbe el suelo a base de fuertes pisadas) para reagrupar sincronizadamente a una parte de sus miembros ubicada a treinta kilómetros de distancia, que el escarabajo pelotero perciba la polarización de la luz de la Luna, o que el cascanueces de Clark, una especie de cuervo, entierre 30.000 piñones durante el otoño en una extensión de 1.500 kilómetros cuadrados y luego, en el invierno, localice más del noventa por ciento. Todos los casos citados responden a facultades sorprendentes que hacen trizas la creencia general que asocia automáticamente a los autistas y a los animales con seres discapacitados, cuando no estúpidos. Para Temple Grandin, "el autismo es una especie de apeadero entre animales y humanos, lo cual sitúa a las personas autistas como yo en la posición ideal para traducir a nuestra lengua el habla animal. Puedo explicar a la gente por qué se comportan como lo hacen los animales". Y es que esta mujer ¿que superó su difícil adolescencia gracias a una máquina de compresión de fabricación propia y a la compañía de los caballos, que hoy es una líder mundial en la defensa de los derechos de los animales y asesora a cadenas de comida rápida como McDonald¿s y Kentucky Fried Chicken para controlar las condiciones en sus granjas de todo el planeta¿ encuentra muchos puntos en común entre los mecanismos de funcionamiento del cerebro del autista y del animal. Por ejemplo, ambos ven el mundo real en sus detalles y disponen de unos sistemas sensoriales muy receptivos que utilizan para descifrar la realidad en vez de hacerlo sobre la base de generalizaciones, como las personas comunes. "El precio que pagan los humanos por tener lóbulos frontales tan grandes y gruesos es que las personas normales se vuelven ajenas al entorno de un modo en que no lo son ni los animales ni los autistas. Cuando un animal o una persona autista ve el mundo real en lugar de su noción del mismo, eso significa que percibe los detalles."
Hoy mismo he empezado este libro y aunque no llevo mucho, me parece fascinante. Está narrado con un lenguaje muy ameno y lleno de anécdotas de la autora. Indispensable para conocer cómo piensan los animales y para conocer un poco mejor cómo ve el mundo la gente autista.
Saludos