La mujer en tiempos de las catedrales - Régine Pernoud
Publicado: 29 Abr 2012 15:37
Título: La mujer en tiempos de la catedrales
Autora: Régine Pernoud
Título original: La femme au temps des cathédrales
Edición original: Editions Stock, 1980
Traducción: Marta Vassallo
ISBN: 84-85979-26-5
Depósito legal: B. 28967-1982
Título original:
La femme au temps des cathédrales
INTRODUCCIÓN
El título de esta obra se debe al canónigo E. Berrar: me lo propuso para unaconferencia en Nuestra Señora de París
Pero la idea de estudiar la historia de la mujer se me había ocurrido mucho antes,cuando trabajaba en mi libro sobre la burguesía en Francia; entonces se me fue imponiendo poco a poco una observación: en realidad el lugar de la mujer en la sociedad parecíareducirse conforme se extendía y afianzaba el poder del burgués, en la medida en que el burgués añadía el poder político al poder económico y administrativo. A partir de esemomento, a través de las conmociones que van del Antiguo Régimen al advenimiento de lamonarquía de julio, la mujer se eclipsa por completo de la escena. Las Memorias de unamujer inteligente como lo fue Elisa Guizot atestiguan la desaparición sin ilusiones que deella se exige. De manera que después de pasar años siguiendo al burgués desde su nacimiento hastalos tiempos modernos, una reacción natural me llevó a estudiar el puesto de la mujer en la sociedad sobre todo en los tiempos que podríamos llamar preburgueses si no fuera untérmino excesivamente restrictivo: el tiempo de Eloísa, de Leonor, de la reina Blanca, ytambién más tarde, cuando entra en escena la mujer más conocida del mundo: Juana de Arco. El conjunto de su evolución hace pensar en esas ruedas de la Fortuna donde vemos aun personaje que asciende, triunfa por un tiempo, y después inicia su descenso para volver acaer más bajo que nunca. De acuerdo con esta imagen tan familiar a la iconografíamedieval, el apogeo correspondería a la era feudal, desde el siglo X hasta fines del XIII;creo que los hechos y personajes reunidos en este libro le parecerán al lector tanconvincentes como me lo parecen a mí; es indiscutible que por entonces las mujeres ejercenuna influencia que no pudieron tener ni las damas partidarias de La Fronda en el siglo XVII ni las severas anarquistas del siglo XIX. Esta influencia decrece notoriamente en los dos siglos que siguen, aquellos para losque reservo el término de tiempos medievales. En efecto, los siglos XIV y XV representan unaedad «media» en cuyo transcurso hay un cambio de mentalidad, referido sobre todo a la situación de la mujer. Y la rueda de la Fortuna no tarda en arrastrarla a un eclipse del quevuelve a emerger en nuestro siglo XX. Pero una vez que hube constatado este movimiento, era indispensable buscar susorígenes: ¿cómo es que se pudo pasar de la condición de la mujer en la Antigüedad clásica grecorromana, e incluso en el pasado celta y germano, a la de la Edad feudal? ¿De dóndevino esta transformación evidente, pero que se impuso lentamente en las costumbres (aunqueel historiador sabe por experiencia cuánto tiempo tarda en imponerse toda novedad, y cómodesde el germen al fruto es inexorablemente necesaria una maduración)? A nadie sorprenderá que el problema de los orígenes se plantee cuando por primeravez una reina entra en nuestra historia. A propósito de esta búsqueda de las fuentes, cabeimpugnar el análisis de los hechos, pero los hechos mismos son en todo caso indiscutibles