Autor: JUAN IGNACIO CUESTA MILLÁN
Editorial: EL PAIS AGUILAR
La boca del infierno nos desvela todos los misterios que encierra uno de los edificios religiosos más prodigiosos del mundo: el monasterio de El Escorial. Es equiparable en su escala a otros de tanta relevancia como la Gran Pirámide, el Partenón, el monte Athos o el Potala tibetano. Felipe II, un "faraón" renacentista, quiso que sirviera como panteón de la familia real española, una idea transmitida por su padre Carlos V. A pesar de que eran tiempos en que la Inquisición velaba celosamente por la más escrupulosa ortodoxia, como consecuencia de la Contrarreforma, lo cierto es que en la concepción del monasterio trabajaron un buen número de heterodoxos, como sus arquitectos Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, su bibliotecario Benito Arias Montano y diversos alquimistas que formaron parte del conocido como Círculo del Escorial. El rey reunió, además, un verdadero museo de reliquias que incluso incorporó a la obra para que la protegieran.
Tras su austeridad de formas, hay enormes conocimientos en materia de geometría, matemática e ingeniería al servicio de la proporción sagrada. Cuando se eligió su emplazamiento, entre otros criterios se tuvo en cuenta una tradición que consideraba el lugar como una puerta a los reinos infernales.
Acabo de empezar este libro con mucho escepticismo. Hasta ahora parece que el autor no mezcla churras con merinas, separa leyenda de realidad salvo lo de la energia telúrica, una magufada que no me creo y no van a ser sus "explicaciones" las que me hagan cambiar de opinión. Eso es como Gaia, buena idea para ficción pero indefendible si se es serio.