En el capítulo 7 trata de manera general sobre el paso de una pequeña comunidad a una comunidad con carácter de estado mediante la figura de los «jefes aprovisionadores» que son los encargados de hacer redistribución de los alimentos mediante competiciones de dar el mejor banquete.
Esto me recordó una vez haciendo el Camino de Santiago nos pilló el 25 de Julio, día de Santiago, en un pueblecito muy pequeño de unas pocas familias. Pues el caso es que la forma de celebrar ese día era algo similar: cada año una familia era la encargada de organizar un banquete en la plaza del pueblo para el resto de familias y para los peregrinos que hubiese ese día en el pueblo (yo me puse las botas ). La cuestión es que organizar el banquete daba prestigio si era espléndido y se hacían comparaciones entre años/familias. Y tenía pinta de que había piques, porque a nosotros se nos acercaron varios de la familia organizadora a animarnos a que comiésemos mucho . Me quedé con la impresión de que era un pueblo deshabitado la mayor parte del año, pero cuando tocaba organizar el banquete venían de donde fuese. Fue una sorpresa la mar de agradable. No esperábamos nada en un pueblecito tan pequeño y nos encontramos una dosis de hospitalidad extrema .
El capítulo 8 se centra en el nacimiento de civilizaciones en Mesoamérica y plantea el canibalismo como una forma de economía más, que no se queda en lo meramente ritual.
Aunque casi todo lo desarrolla de una forma bastante razonable y convincente, a mí hay frases que dice que no me convencen nada, ni por el planteamiento inicial ni por las explicaciones que da luego. Por ejemplo esta frase:
(Capítulo 7)
Volvemos al paraíso primigenio. Aunque sí que entiendo el contraste que pretende señalar el autor y que en realidad la organización social moderna el hombre trabaja mucho más para el colectivo (o para una casta privilegiada), me cuesta mucho tragar la frase que he subrayado. No tengo muy claro si está diciendo que no había tributos o que, de haberlos, no quitaban libertad individual. A mí eso me cuesta creerlo igualmente, porque pienso que uno de los pilares de una organización en sociedad es las aportaciones individuales, ya sea en horas de trabajo, en bienes materiales, en hijos o yo qué sé. Es que me cuesta creer que pueda haber algún tipo de organización social efectiva que no exija el pago de tributos (y de libertad individual) como compensación a los beneficios de vivir en sociedad.Además, la madera para el arco, las hojas para el techo, los pájaros que daban plumas, los leños de los gusanos y la fibra para la cesta estaban allí para que todos los cogieran. La tierra, el agua, los vegetales y los animales de caza eran propiedad comunal. Todo hombre y mujer tenía derecho a una porción igual de naturaleza. Ni las rentas ni los impuestos ni los tributos impedían que la gente hiciera lo que quería. Todo esto fue arrasado por la aparición del estado. Durante los últimos cinco o seis milenios, las nueve décimas partes de todas las personas que vivieron lo hicieron como campesinos o como miembros de alguna de las castas o clases serviles.
Siempre me he hecho a la idea de que la frase «Lo único seguro en la vida es la muerte y los impuestos» es una certeza tan vieja como la humanidad.