Uy, es que es un temazo hierbamora e hilando tiene muchas implicaciones. En La razón estética Maillard también escribe sobre la actitud poética y sobre el tiempo personal, que nada tiene que ver con el tiempo del reloj, incluso hay un capítulo en el que explica las diferencias entre la razón estética que ella propone y la razón poética de María Zambrano.hierbamora escribió: Estoy plenamente de acuerdo con las apreciaciones que haces de la poesía, Ames. El tempo es tan distinto y andamos siempre con tantas prisas que se precisa un elogio a la lentitud para apreciarla mejor. No tanto leer más sino leer mejor. La palabra cobra una importancia infinita en sus múltiples significados. Yo conocí a Chantal Maillard por ella, y me fascinó.
Estaré encantada de leer tus comentarios finales sobre el libro. Sé que lo leeré aunque no sé cuando.
Sobre el ensayo de Maillard, diría que tiene un puntito de dificultad que se salvaría sin problemas si fuera más breve, pero como se acerca a las trescientas páginas porque el tema del ensayo casi no puede ser más amplio, lo recomendaría más a lectores que tengan cierta costumbre de leer ensayo filosófico..., a ver, que tampoco es nada del otro mundo y lo he terminado hasta yo, pero un pelín de costumbre sí hay que tener. También aclarar que este ensayo tiene muy poco que ver con la historia de arte o con la estética entendida como belleza; sí tiene que ver con la sensibilidad, con la disposición que tenemos hacia el mundo, con un saber situarnos de un modo más adecuado, que abra posibilidades, más desprejuiciado y libre.
Lo que pasa es que situarse en esa disposición más idónea, la actitud estética –y Maillard nos recordará muchas veces que no hay objeto estético sin actitud estética-, es más fácil de decir que de hacer, y nos explicará las principales trabas que tenemos para conseguir esa actitud: la falta de silencio relacionada con el continuo discurso interior (y con el miedo, algo que siempre me gusta porque me parece acertado), también los esquemas mentales previos que no nos permiten ensanchar la mirada, el tomarnos demasiado en serio incluso desde nuestro más habitual concepto de “ser” –monolítico e inalterable-, la obsesión por la utilidad que se nos cuela casi siempre en cualquier actividad, etc.
A partir de todas estas faltas y muchas más, Maillard también explicará lo que nos acerca a la razón estética: la atención al gesto y al tiempo personal, también propone una (in)definición del “ser” empleando en ocasiones conceptos de la filosofía oriental con los que se maneja maravillosamente, pero también apuesta por un modo más lúdico de percibir, más participativo, en el que lo creativo, la elaboración y la ficción (ficción no entendida como opuesta a la realidad) serán conceptos clave. Maillard también concede mucha importancia a la risa y a la ironía abierta, tierna y plural, y de hecho le concede un capítulo entero a la comicidad, uno de los más interesantes del libro porque acierta casi como en ningún otro a explicar el valor de la ficción, de la metáfora y la distancia estética.
Esto como resumen de un libro tan amplio me parece una broma, además el ensayo tiene una dimensión social muy importante y que no he reflejado: sobre lo distintas que pueden ser las formas de ver el mundo de una época a otra, el por qué caen los valores, cómo se constituyen otros, etc., pero bueno, igual lo escrito sirve para hacerse una idea sobre qué no va La razón estética . El libro me ha gustado muchísimo aunque tuve problemas para hilar con la intención del ensayo algún capítulo del ppio. de la segunda parte (el libro tiene dos partes, en la primera se extiende y la segunda, en general, profundiza los temas más importantes), y pese a que la primera parte es espléndida, lo que más me ha gustado está también en la segunda, desde un capítulo titulado "Poética de la percepción" (una maravilla) hasta el Epílogo.
Vamos, que el ensayo es excelente y no creo que tarde en leer otro libro de Chantal Maillard.
Saludos Aben y hierbamora.