Para negar su existencia, los dos pilares fundamentales en los que se basa el libro, son: 1) que hay muchos procesos que podemos hacer sin necesidad de ser conscientes, con lo cual estoy de acuerdo (piloto automático puesto), aunque no creo que sea justo decir que se hacen de forma inconsciente, pues se hace así pero supervisados por la consciencia y de ahí que a veces nos detengamos porque algo no va bien. En cualquier caso, la existencia de esos actos inconscientes, son compatibles con la existencia de otros actos llevados a cabo de forma consciente. 2) que cuando llevamos actos que creemos conscientes se nota actividad mental milésimas de segundo antes en zonas propias de los procesos inconscientes y de ahí deducen que la decisión ya estaba tomada antes de que demos la orden consciente, pero se refieren casi siempre a actividades motoras y en tal caso que estén automatizadas no es de extrañar. Las ciertas dudas me las crean más la mención que hace de cómo en actividades más complejas, como cuando buscamos la solución a un problema complejo, las solución nos llega a veces de golpe. Algo que he comprobado personalmente. El cerebro está manejando un montón de información diversa, la estás procesando toda a la vez para lograr configurar un todo que encaje y es cierto que, de repente, hay como una iluminación (lo que llamamos "se hizo la luz") y da la impresión de que la idea ha salido de la nada (del inconsciente probablemnete).
Pero, aun admitiendo eso, y aceptando la gran importancia del inconsciente, sigo pensando que tenemos ciertos grados de libertad y que son de esos grados de libertad de los que somos responsables. Muy interesante los señores que se han preguntado que si no existe el libre albedrío, sino solo nuestra creencia de que existe, ¿por qué ha propiciado la evolución la existencia de esa creencia? Un poco como cuando ayer Hexa decía:
hexagono69 escribió: Sí, a mi me resulta bastante extraño que lo que aparentemente diferencia a los humanos sea algo prescindible, parece que algo no cuadra.
En cuanto a los problemas legales que se plantearían sobre la culpabilidad, no veo tanto el problema de no poderle adjudicar responsabilidad, ya que si es una persona con una conducta incompatible con el orden de la sociedad, pues se le metería por vereda invocando la simple necesidad de orden. Lo terrible de no existir el libre albedrío es que habría personas con conductas que todos rechazamos y que además no tienen posibilidad de controlarse ni de reinsertarse, con lo cual los argumentos para la cadena perpetua revisable o sin revisar estarían servidos.
En general, libro muy interesante. La crítica que le haría al autor es que no se haya mojado más, que con la información de unos y otros, no haya creado él su propia síntesis, su visión de conjunto, sus dudas, sus conclusiones, su interpretación. En un ensayo eso lo veo muy deseable, junto a dar las fuentes, por supuesto. Pero el profesor Rubia se limita más bien a darnos toda la información y que cada cual se la cocine como mejor pueda. Alguna pincelada de su visión da, pero podría haberse mojado un pelín más .
Señor podenco, este jilguero le queda, una vez mas, muy agradecido .