Henry Miller
Moderador: natura
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Lo que has puesto es un ejemplo de cómo escribía este hombre: con una vehemencia que no deja indiferente: o la aborreces o te engancha (incluso a riesgo de aturdirte).
A veces muchos párrafos se me atragantaban (lo reconozco). En especial los más “filosóficos” (aunque Miller, que yo sepa, no tuviera ninguna filosofía concreta). Entre ellos había auténticos desvaríos, aunque paradójicamente fueran geniales. Pero cuando te engancha, te arrastra con el énfasis que pone, hasta el punto de que dejas de leer y al primero que pasa le arreas una bofetada, le das un abrazo, un beso a tornillo o lo mandas al diablo según lo que acabes de leer. No sé si me explico: cuando consigue enganchar (lo que a menudo depende más del lector que del autor) te contagia el apasionamiento, más que las ideas. ¿No te ha sucedido alguna vez acabar un trozo con el ánimo totalmente alterado a pesar de no saber muy bien qué demonios ha dicho?
A veces muchos párrafos se me atragantaban (lo reconozco). En especial los más “filosóficos” (aunque Miller, que yo sepa, no tuviera ninguna filosofía concreta). Entre ellos había auténticos desvaríos, aunque paradójicamente fueran geniales. Pero cuando te engancha, te arrastra con el énfasis que pone, hasta el punto de que dejas de leer y al primero que pasa le arreas una bofetada, le das un abrazo, un beso a tornillo o lo mandas al diablo según lo que acabes de leer. No sé si me explico: cuando consigue enganchar (lo que a menudo depende más del lector que del autor) te contagia el apasionamiento, más que las ideas. ¿No te ha sucedido alguna vez acabar un trozo con el ánimo totalmente alterado a pesar de no saber muy bien qué demonios ha dicho?
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jajajaja que bueno Super
de todos modos a mi este hombre me engancha desde el principio al fin.
Otra cosa que he pensado en muchas ocasiones es el montaje que tenian Anaís, su mujer y él, no quiero ni pensar en ese trio.
Si me gustar pensar e imaginar las fantasticas temporadas que pasaba en casa de su amigu Durrell en Corfú, mas que nada porque es un lugar tan y tan maravilloso que no me importaría vivir allí
Aunque lo piense una es modosita y se contiene (cosa mala eso de contenerse)Pero cuando te engancha, te arrastra con el énfasis que pone, hasta el punto de que dejas de leer y al primero que pasa le arreas una bofetada, le das un abrazo, un beso a tornillo o lo mandas al diablo según lo que
de todos modos a mi este hombre me engancha desde el principio al fin.
Otra cosa que he pensado en muchas ocasiones es el montaje que tenian Anaís, su mujer y él, no quiero ni pensar en ese trio.
Si me gustar pensar e imaginar las fantasticas temporadas que pasaba en casa de su amigu Durrell en Corfú, mas que nada porque es un lugar tan y tan maravilloso que no me importaría vivir allí
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A mí también me enganchaba de principio a fin, pero en medio a veces me perdía, y tenía que leer algunas más de una vez para entenderlas.
Lo de sus amigos (¿no tiene un libro titulado "el libro de mis amigos" o algo así?) es también cosa aparte: a pesar de que su "yo" novelado parecía muy egoísta, lo cierto es que tuvo amistades muy intensas. Para comprobarlo es muy interesante leer "Días tranquilos en Clichy", en el que relata una temporada que vivió en París con el también escritor Alfred Perles (creo) y el correlativo libro de éste, titulado "Mi amigo Henry Miller". Este lo encontré de chiripa una vez, en unos restos de la extinta Editorial Bruguera.
Sobre esto deberiamos insistir. Una vez tuve ocasión de discutir (debate de bar, ¡qué tiempos aquellos!) sobre si Miller era o no egoísta o era o no egocéntrico, porque lo lees y parece que iba totalmente a su bola, pero luego, como he dicho, sus relaciones no eran las de alguien que "pasa del resto" si no se sale con la suya.
En cuanto a lo del trío con Anais Nin... Miller me interesaba, y si encima le añadías el morbo y mi mente calenturienta ( ) pues... Siempre pensé, de todas formas, que llegaría a saber más de lo que supe. Y eso que me interesé en el asunto, pero supongo que al final el morbo de una historia de ese tipo, unido a la fama de Miller, contribuyó a dar un halo de leyenda a esa relación. mitificándola. Seguro que ha habido muchas más de las que pensamos. ¿Quién dijo que el matrimonio es una carga tan pesada que para sostenerla son necesarias dos personas, y a veces tres?
Lo de sus amigos (¿no tiene un libro titulado "el libro de mis amigos" o algo así?) es también cosa aparte: a pesar de que su "yo" novelado parecía muy egoísta, lo cierto es que tuvo amistades muy intensas. Para comprobarlo es muy interesante leer "Días tranquilos en Clichy", en el que relata una temporada que vivió en París con el también escritor Alfred Perles (creo) y el correlativo libro de éste, titulado "Mi amigo Henry Miller". Este lo encontré de chiripa una vez, en unos restos de la extinta Editorial Bruguera.
Sobre esto deberiamos insistir. Una vez tuve ocasión de discutir (debate de bar, ¡qué tiempos aquellos!) sobre si Miller era o no egoísta o era o no egocéntrico, porque lo lees y parece que iba totalmente a su bola, pero luego, como he dicho, sus relaciones no eran las de alguien que "pasa del resto" si no se sale con la suya.
En cuanto a lo del trío con Anais Nin... Miller me interesaba, y si encima le añadías el morbo y mi mente calenturienta ( ) pues... Siempre pensé, de todas formas, que llegaría a saber más de lo que supe. Y eso que me interesé en el asunto, pero supongo que al final el morbo de una historia de ese tipo, unido a la fama de Miller, contribuyó a dar un halo de leyenda a esa relación. mitificándola. Seguro que ha habido muchas más de las que pensamos. ¿Quién dijo que el matrimonio es una carga tan pesada que para sostenerla son necesarias dos personas, y a veces tres?
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Pues a mí lo del ego me sorprende un poco. O no. No sé... Quiero decir que no sé cuándo ni dónde le salió la vena ególatra, y me gustaría. Lo digo porque este hombre, a la edad en la que casi todo bicho viviente debe saber qué quiere hacer con su vida, iba dando tumbos de acá para allá sin un céntimo en el bolsillo. Tener entonces la autoestima por las nubes no sé si es lo propio de un ególatra o de un chiflado. Pero es que no sé si ya entonces lo era. Quizá lo fue luego, cuando después de haber sido un mindundi, le llegó un éxito arrollador. Como lo principal de su vida lo contó cuando ya era famoso...
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madison escribió: Super, eso va a ser seguro, de ahí tu admiración pero ánimo que tú puedes
Ejem... Glubs... Bueno... Estooooo... Ah, sí, que leí hace unos años Henry y June. Me sorprendió. Me explico: Anais Nin, a juzgar por ese libro, estaba como un cencerro. Entonces tenía 30 años y parecía dotada de una inmadurez prodigiosa. Se plantea varias veces el tema del desequilibrio psíquico como fuente de inspiración artística (¿por qué?). Tiene el impulso de, a través de la infidelidad (o todo lo que le parezca adecuado), buscarse a sí misma, lo cual le acarrea unos soponcios de aúpa al chocar contra las convenciones sociales de la época (todo eso no lo recuerdo, es que tomé alguna nota y la he rescatado).
La sensación que me dejó fue algo confusa: esperaba algo diferente. Un relato más "de relaciones", menos introspectivo. Tampoco me pareció nada del otro mundo.
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Yo iba sobre aviso, siendo un diario... no me extrañó que fuese así. A mí no me disgustó la novela, sólo me pareció repetitiva, con esas obsesiones de Anais... como bien dices era una mujer muy muy inmadura.Supermicio escribió:La sensación que me dejó fue algo confusa: esperaba algo diferente. Un relato más "de relaciones", menos introspectivo. Tampoco me pareció nada del otro mundo.
Pero me gustó la relación que tuvo con Miller.