El enano - Pär Lagerkvist
Publicado: 12 Jun 2008 16:57
Sinopsis
En Italia, mediado el siglo XV, el enano Piccolino apunta en un diario cuanto sucede en la corte. Los dispares sentimientos que otros personajes le infunden se expresan en esas anotaciones, resultando una excepcional descripción de la vida cortesana renacentista, que alterna la admiración por las artes y una pertinaz tendencia hacia la disputa bélica. Piccolino narra la guerra entre las ciudades italianas, incluida la de su príncipe, y el sitio a que su ciudad se somete. La enfermedad y el hambre diezman al pueblo sin que nadie pueda evitarlo. Piccolino escribe mientras la vida desea recuperarse.
El personaje
Piccolino: sesenta y cinco centímetros de crueldad humana. Que no dude el lector pues el enano intentará confundirlo reclamando para sí una condición distinta. Piccolino es, inevitablemente, un hombre. Si bien la deformidad de su alma monstruosa espanta, la renuncia a esa condición a la que Piccolino acude reiteradamente en el texto no hace sino afirmar al lector la naturaleza humana del personaje. Nada importan la contextura ni el rasgo físicos, la actitud mental del personaje se muestra inteligente, hasta lógica, siempre razonada. Piccolino es un hombre, un hombre inteligente y, además, un hombre cruel.
Apuntaba la Academia Sueca que el premio Nobel se concedía a Par Lagerkvist, entre otros méritos, por “las respuestas obtenidas a las preguntas relativas a la bondad humana”. Piccolino, el enano, viene como una respuesta invertida, una verdadera negación de esa bondad humana. ¿A qué responde el alma de este personaje? Piccolino ama la guerra como expresión de su propio ser, rechaza todo afecto, niega los pretextos del sentimiento cuando éste se ejercita entre las personas. Su odio no se ablanda. Desprecia el amor. Nada lo espanta; ni el hambre ni el dolor lo reducen. A nada teme. Y es un asesino. Piccolino se expresa así: “¿Quién adivina lo que en realidad soy?”. Y seguido se contesta: “Es mejor para ellos no suponerlo siquiera. Si lo supieran podrían quedar espantados. Sí, si lo supieran, la sonrisa se les apagaría en la boca y los labios se les marchitarían y secarían para siempre. Ni todo el vino del mundo podría humedecérselos ni enrojecérselos de nuevo”.
¿Qué virtud hay, si alguna cabe, en este personaje inverosímil y a la vez certero, de mirada amarga y decisión inalterable, brutal, unas veces ansioso y frío otras, capaz de llevar la desgracia a toda una ciudad y de desear la guerra como un alivio? Ciertamente, el enano se exhibe como una criatura temible. Pero la virtud también se intuye cuando apunta en su diario las veces en que reclama su propio lugar o cuando se niega a ser tocado. Entre la impiedad de su alma, Piccolino jamás engaña, nunca ironiza, siempre responde con una frialdad mecánica en la que podría confiarse. Para su vida nada quiere, ningún bien lo aturde y ninguna posesión le justificaría perder el ánimo. Piccolino demuestra el valor que la estima hacia uno confiere a toda persona. Piccolino sólo exige que respeten su dignidad como enano. Piccolino: sesenta y cinco centímetros de dignidad humana.
La obra
“El enano” se presentó al público en 1944, cuando Par Lagerkvist (1891-1974) era celebrado como uno de los mejores escritores suecos. La obra fue apreciada por la crítica; en opinión de algunos, es la más grande creación del autor sueco.
Bibliografía
El Verdugo. El enano (1987)
Editorial: Alianza Editorial, S.A. ISBN: 84-206-1358-4
http://www.vidasdelibro.com/Personajes/ ... olino.html
En Italia, mediado el siglo XV, el enano Piccolino apunta en un diario cuanto sucede en la corte. Los dispares sentimientos que otros personajes le infunden se expresan en esas anotaciones, resultando una excepcional descripción de la vida cortesana renacentista, que alterna la admiración por las artes y una pertinaz tendencia hacia la disputa bélica. Piccolino narra la guerra entre las ciudades italianas, incluida la de su príncipe, y el sitio a que su ciudad se somete. La enfermedad y el hambre diezman al pueblo sin que nadie pueda evitarlo. Piccolino escribe mientras la vida desea recuperarse.
El personaje
Piccolino: sesenta y cinco centímetros de crueldad humana. Que no dude el lector pues el enano intentará confundirlo reclamando para sí una condición distinta. Piccolino es, inevitablemente, un hombre. Si bien la deformidad de su alma monstruosa espanta, la renuncia a esa condición a la que Piccolino acude reiteradamente en el texto no hace sino afirmar al lector la naturaleza humana del personaje. Nada importan la contextura ni el rasgo físicos, la actitud mental del personaje se muestra inteligente, hasta lógica, siempre razonada. Piccolino es un hombre, un hombre inteligente y, además, un hombre cruel.
Apuntaba la Academia Sueca que el premio Nobel se concedía a Par Lagerkvist, entre otros méritos, por “las respuestas obtenidas a las preguntas relativas a la bondad humana”. Piccolino, el enano, viene como una respuesta invertida, una verdadera negación de esa bondad humana. ¿A qué responde el alma de este personaje? Piccolino ama la guerra como expresión de su propio ser, rechaza todo afecto, niega los pretextos del sentimiento cuando éste se ejercita entre las personas. Su odio no se ablanda. Desprecia el amor. Nada lo espanta; ni el hambre ni el dolor lo reducen. A nada teme. Y es un asesino. Piccolino se expresa así: “¿Quién adivina lo que en realidad soy?”. Y seguido se contesta: “Es mejor para ellos no suponerlo siquiera. Si lo supieran podrían quedar espantados. Sí, si lo supieran, la sonrisa se les apagaría en la boca y los labios se les marchitarían y secarían para siempre. Ni todo el vino del mundo podría humedecérselos ni enrojecérselos de nuevo”.
¿Qué virtud hay, si alguna cabe, en este personaje inverosímil y a la vez certero, de mirada amarga y decisión inalterable, brutal, unas veces ansioso y frío otras, capaz de llevar la desgracia a toda una ciudad y de desear la guerra como un alivio? Ciertamente, el enano se exhibe como una criatura temible. Pero la virtud también se intuye cuando apunta en su diario las veces en que reclama su propio lugar o cuando se niega a ser tocado. Entre la impiedad de su alma, Piccolino jamás engaña, nunca ironiza, siempre responde con una frialdad mecánica en la que podría confiarse. Para su vida nada quiere, ningún bien lo aturde y ninguna posesión le justificaría perder el ánimo. Piccolino demuestra el valor que la estima hacia uno confiere a toda persona. Piccolino sólo exige que respeten su dignidad como enano. Piccolino: sesenta y cinco centímetros de dignidad humana.
La obra
“El enano” se presentó al público en 1944, cuando Par Lagerkvist (1891-1974) era celebrado como uno de los mejores escritores suecos. La obra fue apreciada por la crítica; en opinión de algunos, es la más grande creación del autor sueco.
Bibliografía
El Verdugo. El enano (1987)
Editorial: Alianza Editorial, S.A. ISBN: 84-206-1358-4
http://www.vidasdelibro.com/Personajes/ ... olino.html