Entrevista a Falsarius Chef
Publicado: 07 Jun 2012 18:53
Entrevista a Falsarius, “Grandes éxitos de la cocina para impostores”
¿Se mete usted en la cocina con papel y lápiz para escribir estos libros?
Eso son las grandezas y miserias de tener un blog: tienes que ir cocinando y documentando a la vez para contárselo a la gente. Hago mucho trabajo de papel y lápiz previo, porque planifico las recetas en el papel y luego las intento convertir en realidad, a veces con éxito y a veces con menos éxitos. Llevan mucho curro, parece que es una chorrada pero antes de sacar una receta hago muchas pruebas, incluso antes de aparecer en el blog la he contrastado con cobayas humanas y otras víctimas propicias. La saco cuando veo que está fetén.
¿Cómo es el proceso desde que piensas un plato hasta que tienes escrita la receta?
A veces me lleva más tiempo quitar a una receta lo que le sobra que crearla. El texto que lleva cada receta también me cuesta mucho, porque son textos relativamente cortos que tienen que ser eficaces y divertidos. Luego parece que está escrito a vuelapluma. Esta es otra de mis imposturas. Soy muy maniático y me molesta mucho aburrir: los libros de recetas son lo más coñazo de todo lo que hay en el mundo impreso, y yo quería hacer unas recetas que apeteciera leerlas incluso sin tener que cocinar, para que el lector pueda reírse un rato y pasarlo bien. Es un proceso largo, hago más o menos una receta a la semana. Participar en la radio cada sábado me obliga a no parar con la creatividad.
Debes conocer todos los rincones del supermercado...
Sí, soy un lation victim. Voy mucho a los supermercados porque me inspiran, voy viendo los productos y se me ocurren los platos. Yo soy el típico que está parado en el pasillo con el carrito en mitad de un lineal de berberechos hablando solo. Me lo paso genial en los supermercados, cotilleo lo que compran los otros y me inspiran, de hecho hay muchos textos que comienzan “estaba yo en el súper”.
¿En qué supermercado sueles comprar?
Voy a varios porque una de las cosas que más me gustan de la cocina impostora es que los productos que utilizo se puedan encontrar con mucha facilidad. Es una de las normas que me pongo.
¿Cómo encuentras la pasión por la cocina de las latas?
Siempre me ha gustado cocinar y, aunque sé cocinar sin latas, he tenido la tentación de buscar atajos. Mi problema es que se me olvidaban las recetas. Cuando salieron los blogs pensé que podía ser un buen lugar donde ir acumulando lo que se me ocurría, lo hacía para mí. Empezó a entrar gente que fue comentando hasta que se creó una movida impresionante. Así empezó todo, con un hobby privado. El ver que a la gente le gustaba y se lo pasaban bien me motivaba y me ayudaba a seguir.
¿Cómo ha sido la evolución desde escribir un blog hasta presentarnos ahora tus “Grandes éxitos”?
Después de empezar con el blog, el primer libro de “Cocina para impostores” salió muy pronto, que van ya 9 ediciones, y empezó la rueda a girar. Me llamaron para colaborar en La Revista del Verano de El País, después salió la colaboración en el programa de la televisión de “Estas no son las noticias”. Más adelante me llamó Montse Domínguez para cocinar en su programa de radio después de leer la receta de “Berberechos Sarkozy” en el periódico. Al principio me desbordó todo un poco, pero al ver que a la gente le gusta yo estaba encantado, me divierte mucho escribir estas recetas con humor.
¿Cómo es la sensación de influir directamente en algo tan básico de cada uno como es el comer?
Es muy gratificante cuando viene alguien y te cuenta que nunca había entrado en la cocina y ahora hace hasta paellas. Y te hace ilusión, porque has ayudado a salir a alguien de la rueda malévola de pizza congelada y burguer.
[/dcha]
“Falsarius te demuestra que sabías cocinar pero no te habías dado cuenta”, a juzgar por el éxito de tus libros parece que has dado en el clavo.
La cocina se estaba convirtiendo en algo para super-profesionales con tanto cocinero estrella. Pero hay que diferenciar, una cocina que es como Disneylandia y otra que es la de cada día donde podemos cocinar todos y pasárnoslo muy bien. Ese mensaje ha calado. La clave, sin duda, es que es muy fácil y sale bien. Creo que hacer una receta impostora y que salga mal es muy complicado.
Hay un plato inspirado en Obama, otro en Sarkozy o Elsa Pataky y hasta en la Tía Julia de Vargas Llosa, ¿De dónde vienen todos estos nombres?
Hay personajes que me inspiran. Por ejemplo la tarta Uma Thurman, que es una de mis favoritas. Es que cuando la veía era como Uma Thurman: un hojaldre con un olorcillo maravilloso, melocotón en almíbar aterciopelado, precioso... es que me recordaba a ella. Son mis delirios. He hecho hasta unos berberechos López, porque los López no tenían una receta para ellos, con todos los que son. Pues esa es para todos los López del mundo.
Inventas recetas como la Barbatesa, pero en tus recetas aparecen otras tan tradicionales como la paella, el cocido o las migas. ¿Es compatible la cocina de las latas con la de toda la vida?
Claro, yo cojo la cocina tradicional y la destrozo: los convierto en algo muy fácil de hacer. Es que uno escucha la palabra “paella” y si no sabes de cocina te asustas y piensas que para hacerla hay que ser valenciano como poco. Yo lo que pretendo demostrar es todo lo contrario: que puedes hacer una paella que quede con un resultado estupendo sin complicarse. Yo sé hacer la paella tradicional, pero muchas veces cuando viene gente a comer a casa y tengo prisa hago la impostora y no se dan ni cuenta, me dicen “esta vez el arroz te ha quedado en su punto”. Lo mismo pasa con la sopa de ajo o las lentejas, hoy en día andamos escasos de tiempo y por qué hay que privarse de comer estos platos si con estas recetas se puede conseguir.
¿Pierde la gracia la cocina impostora si se dice que es impostora?
Mi teoría es que hay que morir negando. Lo primero, esconder las latas, y luego morir negando. Muchos no resisten, tienen a la gente engañada toda la comida y al final cantan. Pero es que la siguiente vez irán con la duda de si es impostura o no. El placer del engaño es uno de los condimentos de esta cocina.
En ninguna receta utilizas el microondas, ¿Cuestión de principios?
Le tengo manía al microondas, me parece un aparato inútil. Todo lo que hace el microondas se puede resolver con una sartén y un cazo. No vale para nada. Además soy de los que piensa que por la noche atacan a sus dueños. Es un aparato maléfico. Tuve microondas durante muchos años, pero al final lo acabas utilizando únicamente para calentar un vaso de leche. Y tener un aparato en mitad de la cocina para calentar un vaso de leche de vez en cuando me parece absurdo, prefiero tener una planta con margaritas.
Utilizas siempre aceite de oliven virgen extra: serás impostor pero la tradición mediterránea la mantienes.
Es uno de los pequeños vicios que uno se puede permitir. Las cantidades de aceite que utilizo son pocas: en todas las recetas, pero poca cantidad, y eso te lo puedes permitir porque es una delicia. Te cambia el sabor de los platos. Es un gran impostor, a cualquier cosa que preparas le pones un hilito de aceite de oliva virgen extra por encima y es otra cosa. Merece la pena esa inversión. Es uno de mis productos fetiche para engañar. Me gusta utilizar muchas especias como el romero, el orégano o el pimentón. Son cosas muy sencillas de utilizar que le da a los platos mucha elegancia y notoriedad, que siendo cocina impostora viene muy bien.
¿Eres la Simone Ortega del siglo XXI?
Ojalá -ríe-, pero creo que no tenemos nada que ver. Sí que es verdad que aunque tenemos públicos muy distintos, ambos buscan lo mismo. Ella escribió un libro estrella para las cocineras y cocineros más tradicionales, y parece que el mío es el de los que empiezan, de los que se independizan, más adaptado a este tiempo. En todo caso sería un Simone Ortega 2.0, un paso a los tiempos digitales. Ojalá mi libro perviviera tanto tiempo. Estoy muy sorprendido porque, siendo el mercado editorial tan complicado, el primer libro sigue vendiéndose mes a mes estupendamente. Hay un fenómeno curioso, y es que hay muchas madres que regalan conjuntamente el libro de Simone Ortega por si tienen dudas y el de “Cocina para impostores” para que se vayan animando, me lo han contado algunos libreros.
Estás introduciendo un nuevo estilo literario que has definido como la poética de la lata. ¿En qué se basa?
Las latas han tenido siempre muy mala prensa. Hay mucho gastrónomo que desprecia los productos de latas per se y luego pierde el culo por el caviar. Y el caviar es un producto de lata, pero carísimo. Es cambiar la mentalidad. La poética de las latas es cuando uno abre los berberechos y los mira a la cara: parecen líricos.
En este libro hay más de 100 recetas, pero supongo que tú seguirás creando día a día: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Para este libro hemos hecho una selección muy completa: entrantes, ensaladas, primeros, guisos, carnes, pescado y los postres. Es una selección muy buena de lo que se ha publicado hasta ahora. Yo sigo trabajando, porque en un blog uno tiene un compromiso con sus lectores. Quizá un día sacamos “Grandes éxitos de la cocina para impostores, versión ampliada”. Voy a seguir trabajando en la misma línea, y cada vez con más ilusión, porque encuentro nuevas posibilidades en la cocina impostora. Veo que se pueden hacer cosas más sencillas y más eficaces.
¿Cual es la receta perfecta?
La receta perfecta sería esa que la haces en nada y que queda maravillosa. Es la tendencia que sigo, encontrar esa alquimia, lo que hasta ahora nadie se le ha ocurrido. Hacer que el sapo se convierta en príncipe. Esa búsqueda me divierte un montón.
Entrevista por Víctor Pons Cueves
¿Se mete usted en la cocina con papel y lápiz para escribir estos libros?
Eso son las grandezas y miserias de tener un blog: tienes que ir cocinando y documentando a la vez para contárselo a la gente. Hago mucho trabajo de papel y lápiz previo, porque planifico las recetas en el papel y luego las intento convertir en realidad, a veces con éxito y a veces con menos éxitos. Llevan mucho curro, parece que es una chorrada pero antes de sacar una receta hago muchas pruebas, incluso antes de aparecer en el blog la he contrastado con cobayas humanas y otras víctimas propicias. La saco cuando veo que está fetén.
¿Cómo es el proceso desde que piensas un plato hasta que tienes escrita la receta?
A veces me lleva más tiempo quitar a una receta lo que le sobra que crearla. El texto que lleva cada receta también me cuesta mucho, porque son textos relativamente cortos que tienen que ser eficaces y divertidos. Luego parece que está escrito a vuelapluma. Esta es otra de mis imposturas. Soy muy maniático y me molesta mucho aburrir: los libros de recetas son lo más coñazo de todo lo que hay en el mundo impreso, y yo quería hacer unas recetas que apeteciera leerlas incluso sin tener que cocinar, para que el lector pueda reírse un rato y pasarlo bien. Es un proceso largo, hago más o menos una receta a la semana. Participar en la radio cada sábado me obliga a no parar con la creatividad.
Debes conocer todos los rincones del supermercado...
Sí, soy un lation victim. Voy mucho a los supermercados porque me inspiran, voy viendo los productos y se me ocurren los platos. Yo soy el típico que está parado en el pasillo con el carrito en mitad de un lineal de berberechos hablando solo. Me lo paso genial en los supermercados, cotilleo lo que compran los otros y me inspiran, de hecho hay muchos textos que comienzan “estaba yo en el súper”.
¿En qué supermercado sueles comprar?
Voy a varios porque una de las cosas que más me gustan de la cocina impostora es que los productos que utilizo se puedan encontrar con mucha facilidad. Es una de las normas que me pongo.
¿Cómo encuentras la pasión por la cocina de las latas?
Siempre me ha gustado cocinar y, aunque sé cocinar sin latas, he tenido la tentación de buscar atajos. Mi problema es que se me olvidaban las recetas. Cuando salieron los blogs pensé que podía ser un buen lugar donde ir acumulando lo que se me ocurría, lo hacía para mí. Empezó a entrar gente que fue comentando hasta que se creó una movida impresionante. Así empezó todo, con un hobby privado. El ver que a la gente le gustaba y se lo pasaban bien me motivaba y me ayudaba a seguir.
¿Cómo ha sido la evolución desde escribir un blog hasta presentarnos ahora tus “Grandes éxitos”?
Después de empezar con el blog, el primer libro de “Cocina para impostores” salió muy pronto, que van ya 9 ediciones, y empezó la rueda a girar. Me llamaron para colaborar en La Revista del Verano de El País, después salió la colaboración en el programa de la televisión de “Estas no son las noticias”. Más adelante me llamó Montse Domínguez para cocinar en su programa de radio después de leer la receta de “Berberechos Sarkozy” en el periódico. Al principio me desbordó todo un poco, pero al ver que a la gente le gusta yo estaba encantado, me divierte mucho escribir estas recetas con humor.
¿Cómo es la sensación de influir directamente en algo tan básico de cada uno como es el comer?
Es muy gratificante cuando viene alguien y te cuenta que nunca había entrado en la cocina y ahora hace hasta paellas. Y te hace ilusión, porque has ayudado a salir a alguien de la rueda malévola de pizza congelada y burguer.
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“Falsarius te demuestra que sabías cocinar pero no te habías dado cuenta”, a juzgar por el éxito de tus libros parece que has dado en el clavo.
La cocina se estaba convirtiendo en algo para super-profesionales con tanto cocinero estrella. Pero hay que diferenciar, una cocina que es como Disneylandia y otra que es la de cada día donde podemos cocinar todos y pasárnoslo muy bien. Ese mensaje ha calado. La clave, sin duda, es que es muy fácil y sale bien. Creo que hacer una receta impostora y que salga mal es muy complicado.
Hay un plato inspirado en Obama, otro en Sarkozy o Elsa Pataky y hasta en la Tía Julia de Vargas Llosa, ¿De dónde vienen todos estos nombres?
Hay personajes que me inspiran. Por ejemplo la tarta Uma Thurman, que es una de mis favoritas. Es que cuando la veía era como Uma Thurman: un hojaldre con un olorcillo maravilloso, melocotón en almíbar aterciopelado, precioso... es que me recordaba a ella. Son mis delirios. He hecho hasta unos berberechos López, porque los López no tenían una receta para ellos, con todos los que son. Pues esa es para todos los López del mundo.
Inventas recetas como la Barbatesa, pero en tus recetas aparecen otras tan tradicionales como la paella, el cocido o las migas. ¿Es compatible la cocina de las latas con la de toda la vida?
Claro, yo cojo la cocina tradicional y la destrozo: los convierto en algo muy fácil de hacer. Es que uno escucha la palabra “paella” y si no sabes de cocina te asustas y piensas que para hacerla hay que ser valenciano como poco. Yo lo que pretendo demostrar es todo lo contrario: que puedes hacer una paella que quede con un resultado estupendo sin complicarse. Yo sé hacer la paella tradicional, pero muchas veces cuando viene gente a comer a casa y tengo prisa hago la impostora y no se dan ni cuenta, me dicen “esta vez el arroz te ha quedado en su punto”. Lo mismo pasa con la sopa de ajo o las lentejas, hoy en día andamos escasos de tiempo y por qué hay que privarse de comer estos platos si con estas recetas se puede conseguir.
¿Pierde la gracia la cocina impostora si se dice que es impostora?
Mi teoría es que hay que morir negando. Lo primero, esconder las latas, y luego morir negando. Muchos no resisten, tienen a la gente engañada toda la comida y al final cantan. Pero es que la siguiente vez irán con la duda de si es impostura o no. El placer del engaño es uno de los condimentos de esta cocina.
En ninguna receta utilizas el microondas, ¿Cuestión de principios?
Le tengo manía al microondas, me parece un aparato inútil. Todo lo que hace el microondas se puede resolver con una sartén y un cazo. No vale para nada. Además soy de los que piensa que por la noche atacan a sus dueños. Es un aparato maléfico. Tuve microondas durante muchos años, pero al final lo acabas utilizando únicamente para calentar un vaso de leche. Y tener un aparato en mitad de la cocina para calentar un vaso de leche de vez en cuando me parece absurdo, prefiero tener una planta con margaritas.
Utilizas siempre aceite de oliven virgen extra: serás impostor pero la tradición mediterránea la mantienes.
Es uno de los pequeños vicios que uno se puede permitir. Las cantidades de aceite que utilizo son pocas: en todas las recetas, pero poca cantidad, y eso te lo puedes permitir porque es una delicia. Te cambia el sabor de los platos. Es un gran impostor, a cualquier cosa que preparas le pones un hilito de aceite de oliva virgen extra por encima y es otra cosa. Merece la pena esa inversión. Es uno de mis productos fetiche para engañar. Me gusta utilizar muchas especias como el romero, el orégano o el pimentón. Son cosas muy sencillas de utilizar que le da a los platos mucha elegancia y notoriedad, que siendo cocina impostora viene muy bien.
¿Eres la Simone Ortega del siglo XXI?
Ojalá -ríe-, pero creo que no tenemos nada que ver. Sí que es verdad que aunque tenemos públicos muy distintos, ambos buscan lo mismo. Ella escribió un libro estrella para las cocineras y cocineros más tradicionales, y parece que el mío es el de los que empiezan, de los que se independizan, más adaptado a este tiempo. En todo caso sería un Simone Ortega 2.0, un paso a los tiempos digitales. Ojalá mi libro perviviera tanto tiempo. Estoy muy sorprendido porque, siendo el mercado editorial tan complicado, el primer libro sigue vendiéndose mes a mes estupendamente. Hay un fenómeno curioso, y es que hay muchas madres que regalan conjuntamente el libro de Simone Ortega por si tienen dudas y el de “Cocina para impostores” para que se vayan animando, me lo han contado algunos libreros.
Estás introduciendo un nuevo estilo literario que has definido como la poética de la lata. ¿En qué se basa?
Las latas han tenido siempre muy mala prensa. Hay mucho gastrónomo que desprecia los productos de latas per se y luego pierde el culo por el caviar. Y el caviar es un producto de lata, pero carísimo. Es cambiar la mentalidad. La poética de las latas es cuando uno abre los berberechos y los mira a la cara: parecen líricos.
En este libro hay más de 100 recetas, pero supongo que tú seguirás creando día a día: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Para este libro hemos hecho una selección muy completa: entrantes, ensaladas, primeros, guisos, carnes, pescado y los postres. Es una selección muy buena de lo que se ha publicado hasta ahora. Yo sigo trabajando, porque en un blog uno tiene un compromiso con sus lectores. Quizá un día sacamos “Grandes éxitos de la cocina para impostores, versión ampliada”. Voy a seguir trabajando en la misma línea, y cada vez con más ilusión, porque encuentro nuevas posibilidades en la cocina impostora. Veo que se pueden hacer cosas más sencillas y más eficaces.
¿Cual es la receta perfecta?
La receta perfecta sería esa que la haces en nada y que queda maravillosa. Es la tendencia que sigo, encontrar esa alquimia, lo que hasta ahora nadie se le ha ocurrido. Hacer que el sapo se convierta en príncipe. Esa búsqueda me divierte un montón.
Entrevista por Víctor Pons Cueves
Tiene unas rectas muy fáciles y resultonas 
