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I Fantasía: La joya robada - Ciro (Ganador popular)

Publicado: 26 Oct 2008 13:42
por Felicity
LA JOYA ROBADA

Móral tenía instalada su joyería al borde del precipicio. El precipicio no era rocoso, consistía en una interminable escalera de empinadísimos escalones que nadie sabía donde acababa. ¿Qué había en las profundidades? Quizá simplemente el propio infierno, o un campo de mullida hierba o cien mil bocas de dragones. Era difícil saberlo. Algunos de los que habían caído, también provistos de tren inferior rodante de madera como el propio Móral, por supuesto no habían regresado. No era de extrañar. El tren rodante de madera impedía subir escalones con lo que cualquiera que se deslizara por el precipicio con esa locomoción no podría subir sin ayuda. Lo malo es que tampoco los provistos de piernas normales, sin aquella horrible mutilación que sufría Móral, y que por un mal paso habían caído en el profundo abismo, habían regresado, cuando era muy posible que pudieran hacerlo simplemente subiendo los escalones. Claro, eso en el supuesto de que el enorme golpe sufrido en el descenso precipitado no les hubiese dejado completamente inconscientes.

La joyería de Móral contenía una amalgama de extraños objetos semipreciosos engarzados en una orfebrería trasnochada, de medallas de vírgenes que nadie conocía y de relicarios de santos que nadie veneraba. Junto con estos artículos, que ciertamente podían corresponder a una joyería, aunque algo sui géneris, se encontraban libros clásicos, que el propio Móral tenía ordenados de tal forma que sabía con exactitud en que lugar de su joyería se encontraban. Desde su atalaya de cuatro ruedas que le permitía un movimiento limitado pero una visión privilegiada, el joyero vigilaba sobre todo sus libros. El expositor de joyas y libros daba directamente al precipicio, por lo que era arriesgado mirar ambos. Pero había quien no solo los había mirado, sino que había conseguido robar algunos de los preciosos objetos que Móral guardaba con recelo.

Claro, había que tener en cuenta que el bar, también con terraza al interminable descenso escaleril, lindaba con la joyería de nuestro protagonista. Allí se juntaban los desechos de aquella sociedad hedionda y entre los clientes habituales se encontraban el juntapalabras Roger, el quemado Minuto y Berta, la planchadora de gatos.

De estos tres, fundamentalmente, sospechaba Móral. Sabía de sobra que la accesibilidad del bar daba muchas posibilidades a uno de sus clientes para acceder a su joyería. Por otro lado, los tres en ocasiones precedentes habían pululado entre los tesoros del joyero y alguno de ellos se había hecho con alguna de las joyas del celoso tendero en uno de sus descuidos. Y es que Móral se despistaba con asombrosa facilidad, en cuanto algún niño pasaba por la puerta de su establecimiento. Cuando el viejo oía alguna voz más aguda de lo normal, en seguida se arrastraba con su rodante de madera al exterior para ofrecerle al niño en cuestión los venenosos tubérculos que conseguían la felicidad eterna. Era cierto que los niños morían en pocas horas, pero tan felices, que ningún padre, si es que los tenían, podía objetar nada a tan altruista labor. Por otro lado, la sociedad era tan extraordinariamente infeliz, sucia, desgraciada y desgarradora, que a nadie se le ocurría pensar que lo que Móral hacía era mas que una encomiable obra de caridad. Además nadie conocía el secreto de los tubérculos de la felicidad eterna salvo el atribulado joyero.

Atribulado, en efecto, estaba nuestro viejo recogetesoros, porque en uno de sus descuidos pueriles, faltaba en una de sus estanterías "1984", la calificada como mejor novela de su extensa colección de clásicos y, por supuesto, su mejor joya de la tienda.

Al primero que se dirigió fue al juntapalabras Roger. Era el más sospechoso, sin duda. Le gustaban los libros y no era rara la vez en que se le veía trasladarse desde el bar, deslizándose por el mismo escalón, a la joyería. El término juntapalabras no era el adecuado para describirlo, sino más bien el de inventapalabras, pues era esto lo que solía hacer más que juntarlas. Pero todo el mundo lo llamaba el juntapalabras Roger y para qué cambiarle el nombre a alguien destinado a lo que todos: a caer por el precipicio. Por eso se le mantenía el nombre, pues aquella sociedad sin otra finalidad ni otra aspiración que librarse de la caída, a la que indefectiblemente estaban destinados todos, tampoco tenía las fuerzas necesarias como para ir cambiando nombres.

- ¿Has sido tú, verdad?

- No sé a qué te explossstas, Móral.

- A qué me refiero. A que me voy a referir. Al robo, por supuesto.

- ¿Qué preddda?

- ¿Qué robo? ¡Y aún tienes la cara de decirlo! ¡ A "1984" me refiero, lengua trabada de los cojones!

- Yo no he robado jjjoro. Tú sabes que yo no lo hice. Además no tengo la rrma trabada sino que me invento palabras.

- Yo solo sé que merodeas por mi tienda en mis descuidos y que te he pillado observando las medallas de las vírgenes en muchas ocasiones y una vez tenías "Los tres mosqueteros" en tu mano y lo ojeabas cuando te pillé con él entre las manos.

- Pensaba comprarlo, lo que pasa es que no tenía mussla en ese momento.

- Si no has sido tú, seguro que ha sido ese amigo tuyo, más rastrero que las ratas, de Minuto o la ramera de Berta.

Los calificativos de Móral no iban muy descaminados. El quemado Minuto, que presentaba una horrible cabeza mas parecida a una informe masa de carne putrefacta con un solo ojo y cuatro pelos chamuscados, se dedicaba a la matanza de los suicidas, que no eran otros que los que no soportaban la idea de caer por el precipicio y, ofreciéndose en sacrificio, eran chamuscados en el horno crematorio que el quemado Minuto regentaba. Su horrible desfiguración había surgido cuando en su celo por quemar hasta los últimos huesos de una desafortunada joven de clase alta, había tropezado con la pala de residuos y parte de su cabeza se había incendiado en el lastimoso accidente. Uno de sus ojos se había licuado literalmente en las altas temperaturas del horno y el otro apenas le permitía ver lo suficiente como para considerársele un vidente pleno. Por ello, aunque el calificativo de Móral era acertado en cuanto a su calaña moral, la acusación de robo del libro era bastante inverosímil, puesto que Minuto apenas podía ver el libro y mucho menos su contenido.

El número de mujeres suicidas era enorme y lo proporción con los hombres, mucho mas acentuada que en otras prácticas, lo que hacía que apenas hubiera mujeres en la sociedad. Una de las pocas que había resistido la tentación del suicidio era Berta, la planchadora de gatos. Con su aspecto pocos hubieran dicho que se dedicaba a la prostitución, como había insinuado Móral. Rubia, con el pelo grasiento y greñudo, los ojos demasiado separados para pertenecer a la misma persona, los dientes escasos y desiguales y una cara mofletuda y con marcas de haber padecido una viruela, mas parecía una monstruosa atracción de circo, que una damisela por la que pagar algún dinero a cambio de sus favores. Pero, la condición de especie escasa que las mujeres tenían, hacía que la planchadora de gatos tuviera cierto éxito con los hombres y, como su trabajo de planchar gatos apenas le daba para comer, hacía sus horas extras contentando a los desgraciados dueños de los gatos que ella misma planchaba. Ese dinero extra lo gastaba en beber junto con sus amigos Roger, el juntapalabras y el quemado Minuto, compañeros de farras en el bar de Indécem.

Pero tampoco la acusación de Móral parecía muy acertada en cuanto a Berta, la planchadora de gatos. Era cierto que también había ojeado los artículos de la joyería del robado, pero el interés de la ramera se centraba mas en las joyas que en los libros e incluso en una ocasión había conseguido sustraer una medalla de la Virgen Curza, que lucía con orgullo en su trabajo de planchar gatos. Nadie conocía a dicha Virgen, pero la medalla daba cierto empaque a la desafortunada prostituta y eso era lo que importaba. Por supuesto, Móral no se había enterado de aquel robo, pues al igual que controlaba con exactitud matemática qué libros y dónde los tenía, su control sobre las medallas y joyas era mucho mas laxo.

Antes de que los dos acusados pudieran responder a la interpelación de Móral, para sorpresa de todos habló el propietario del bar, Indécem:

- No acuses a nadie Móral, fui yo quien te robó el libro.

La sorpresa fue mayúscula. No por lo extraño del robo, sino porque Indécem llevaba mas de 25 años sin hablar.

Indécem, otrora hacendado prepotente, poseedor de más de 6000 gatos, deshizo toda su herencia y sólo se quedó con la exigua cantidad de 2 gatos, mínimo indispensable para seguir viviendo. Al mismo tiempo se hizo con la propiedad de la taberna o bar, como lo llamaban todos los asiduos a su establecimiento. Coincidiendo con su ascetismo económico comenzó un ascetismo parlamentario que acabó con no pronunciar ni una sola palabra en los 25 últimos años. Todos sabían la causa de lo uno y de lo otro, y era que tanto su mujer como sus dos hijas adolescentes, habían acudido al horno del quemado Minuto para suicidarse. Lo habían dejado solo en la vida y como autocastigo se había impuesto el observar continuamente el precipicio que amenazaba a aquella rota sociedad y al causante de su desgracia, que tenía barra libre en aquel desgraciado establecimiento. En compensación veía a miles de los apestosos borrachos, que él mismo fomentaba con sus precios ridículos, caerse sin remedio escaleras abajo. Era una alegría mínima, pero suficiente para seguir arrastrando su paupérrimo cuerpo.

No tan sorprendido como todos los demás, Moral en seguida le interpeló:

o ¿Dónde lo tienes maldito rutilado mental?
o No lo tengo.
o Entonces. ¿Qué has hecho con él?
o Lo he tirado por las escaleras. Estará en el fondo del precipicio. No era un libro bueno. Describía una sociedad horrible. Estará mejor en el fondo.
o ¡Qué sabrás tú! Te crees que pasarte unos años sin hablar, y sól escuchar a una panda de borrachos, y sabes más que los demás. Eres un imbécil. Mejor te hubieras quedado mudo para toda tu vida.



Y sorpresivamente Móral hizo rodar su carrito de madera y se precipitó hacia el abismo que era el destino de todos los habitantes de aquella sociedad destructiva.

Ni Roger el juntapalabras, ni el quemado Minuto, ni Berta la planchadora de gatos, ni siquiera el recién incorporado al mundo de los hablantes Indécem dijeron nada. Este último siguió limpiando sus vasos como si tal cosa, mientras los otros tres trasegaban su vaso de alcohol, quizás olvidados de que una vez hubo alguien llamado Móral que tuvo una joyería al lado del bar en que pasaban sus momentos de desespero.

Pero lo mas extraño ocurrió cuando al día siguiente el propio Móral reapareció al frente de su peculiar joyería, con su carrito rodante, su bolsa de tubérculos de la felicidad y en el estante donde estaba el relicario de San Rofredo y junto a "Creación", estaba apoyado "1984".

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:45
por 1452
Es fantástico. Y el final es uno de los mejores que he leído… te hace creer que todo es posible.

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:46
por Arwen_77
Bien narrado, original, lleno de matices, pero.... no leería más historias de este estilo. Me ha resultado desagradable y no he estado cómoda leyéndola. Tal vez esa era la pretensión del autor

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:47
por SHardin
Leído. No hay elfos o enanos. ¡Magistral! De todos los que llevo leído (que hay mucho nivel) es el que más me ha llegado, más que nada porque es el tipo de historia que me encanta. He ido entrando poquito a poco en el relato. Tiene mucho merito como en un escrito tan corto se puede describir tanto, tan original y con un punto surrealista. Me encanta el estilo, la ambientación y que las joyas de la joyería sean libros (aquí hay algún mensaje 1984 pero no se resolverlo). Gracias al autor.

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:47
por Merridew
Está bastante bien, pero me acuerdo que cuando terminé de leerlo tenía la sensación de que algo no me convencía.
Yo me creo cualquier cosa, mi cabo. A mí la vida me ha vuelto el hombre más crédulo del mundo.

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:48
por Ororo
Me ha parecido muy original y gracioso por la peculiaridad de sus personajes.
Muy ameno y bien escrito.
Quizá el final no me acaba... pero esto es algo muy personal.
Una de las cosas que más me han gustado es que "Coincidiendo con su ascetismo económico, comenzó un ascetismo parlamentario que acabó con no pronunciar ni una sola palabra en los 25 últimos años".
Jajaja, encantador

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:49
por Felicity
me gusta como empieza
Flojea enmedio
y al contrario que vosotros me gusta como termina
otro que hay que leer unas cuantas veces

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:49
por Desierto
Lectura ciertamente inquietante, que supongo es la intención del autor. Me ha gustado mucho, te hace entrar perfectamente ambientado en un mundo totalmente diferente al nuestro y rico en matices, aunque me han quedado preguntas por resolver que ahora no me van a dejar dormir (¿por qué necesitaban gatos para vivir?).

El final me resulta demasiado abierto, con demasiadas incógnitas. Tengo verdadera necesidad de que llegue el día del destape y poder comentarlo con su creador.

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:50
por Alicia
Hasta el momento mi favorito, junto con "Un viaje increíble". Ingenioso, divertido y con ganas de descubrir cómo volvió Móral a subir

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:50
por SHardin
A lo mejor subió porque quiso, nadie dijo que no se podía subir solo que los que se caían no volvían a subir. Por cierto me he acordado de LCDHyF cuando Tyron está preso en “Nido de águilas”, la locura del precipicio ¿no es esa idea desarrollada y extendida a todo el limbo que es este pueblo?

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 13:51
por Fley
SHardin escribió:A lo mejor subió porque quiso, nadie dijo que no se podía subir solo que los que se caían no volvían a subir. Por cierto me he acordado de LCDHyF cuando Tyron está preso en “Nido de águilas”, la locura del precipicio ¿no es esa idea desarrollada y extendida a todo el limbo que es este pueblo?

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 26 Oct 2008 17:05
por ciro
Me gusta el ambiente onirico y la originalidad. Encuentro algunas cosas inexplicables como la planchadora de gatos :?: , que el autor explicará a qué se dedica. Los dialogos regulares. Puntuacion 9.

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 28 Oct 2008 19:09
por Ororo
Ya sé a quién me recuerda Móral!! Lo visualicé muy rápido y no sabía por qué... creo que debe de ser algún personaje tipo el "cacharrero" que ayuda a Hellboy(2) y sus amigos a entrar donde se encuentra el malo (o algo así), a través del hombre-montaña. Por lo del tren rodante, digo.
:D

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 28 Oct 2008 19:25
por takeo
Final inesperado y poco comprensible aunque historia interesante y bien narrada.
Me ha gustado

Re: I FANTASÍA: LA JOYA ROBADA

Publicado: 28 Oct 2008 21:54
por Milo
A mí me ha gustado mucho, como dice Mil, te hace creer que todo es posible.
Es de lectura inquietante, que supongo que sería lo que qería el autor, pero es muy bueno.
¡Enhorabuena autor! :eusa_clap: