Empiezo por el final, porque hay mucha tela que cortar y se me va haciendo tarde para responder a todas las fans.Ororo, demasiado generosa conmigo, escribió:Poder disfrutar de textos como este hacen que la lectura sea un regalo
El regalo es leer estas cositas que me decís, y que suponen una inyección de adrenalina para mi body. Creo que exageráis (casi siempre ), pero, no importa, seguid así, seguid... sobre todo tú, Lifen.
Por otro lado, sí, tengo pendiente una charla en el hilo de Nínive sobre la originalidad de los textos. Espero tenerla y que participe todo el que le apetezca. Todo lo que presentamos es original. Al mismo tiempo, todas las historias nos traen los ecos de otros textos leídos pues "todo está ya inventado". El caso es que a mí se me ha grabado a fuego en la cabeza una frase que una vez alguien dijo a propósito de "Se dan clases de guitarra", que era algo así como "Bendita la locura que nos permite contar estas historias como nos da la gana".
La frase es de Ororo. El texto versaba sobre geranios y prisiones de madera. Y el viento y una guitarra. Y sobre el cáncer.
Mañana puedo escribir sobre unas macetas-vampiro que asolan un poblado hindú y resultará un relato gracioso y superoriginal (a no ser que ya existan...). Pero no es eso lo que busco en este momento. Jajaja. Jilguero dice de tanto en cuando que las historias de amor están muy vistas (vale, es una simplificación, sé o creo entender a lo que se refiere cuando dice eso -lo que ella busca al leer una historia de amor), y yo tengo la firme intención de demostrarle que no es así. Que el enfoque que podemos darle, el vestido, el disfraz del relato, cómo queramos engalanar la historia... todo ello le dará un aire distinto y será novedoso... Como esta misma historia de Desaprender, que es otra historia de amor... pero, distinta. Yo le voy a escribir varias historias de amor, todas para Jilguero. Y, además, intentando que no sepa que son mías (harto difícil) para llevármela al huerto y que claudique.
Dice Rat que si un relato es bonito e incómodo es mío... ya he dicho que me encanta esa conclusión a la que ha llegado. Hay que buscar matices distintos en las historias para hacerlas nuestras, para que no nos suenen a nada leído... y, con esos mimbres, tocar todos, todos los temas: los incómodos y los más banales. Los complejos, como el de Edipo... las enfermedades como el Alzheimer... pienso que plasmados en papel y ofrecidos al respetable para entretenerles, sabiendo que te van a leer buscando diversión o emocionarse, deben tratarse con suma delicadeza para no caer en lo de "dar pena" o buscar el llanto sin más. Escribir sobre el Sida o un niño autista... eso es un reto (pero creo que tiene cabida aquí y se puede hacer).
Es justamente ahí, en ese límite de lo "complicado pero factible" y lo "imposible" donde quiero probar suerte. A veces saldrá mejor y otras peor... Escandalizar. Hacer recapacitar o pensar. Golpear a quien lea y revolverle las tripas...
Jilguero, por otro lado, de profesional: nada. Eso sí, si alguien me dice (como pasó en su día) que a ella los principios le parecen superimportantes: tomo nota y desde entonces trato de empezar fortísimo (con mejor o peor resultado). Si el título ya predispone: hay que currárselo. Si a Isma no le gustan mis paréntesis, los quito. Si a Rat no le gustan las citas al inicio de un relato: eliminadas... Ya sabes que solo escribo para vosotros. Puedo hacerlo cien por cien mío y estrellarme contra la pared, o ir aprendiendo de vuestros comentarios (intentando no perder cierta gracia).
Menudo rollazo. Por favor, moderación, proceda al baneo de Tolo...
Muchas gracias a todas por el interés y por buscarme las cosquillas. Gracias por leer y por ser tan generosas en vuestros comentarios hacia mí. No, no me creo nada de lo que decís, pero no me importa leerlo de vez en cuando...
Ororo, los pareados me salen solos. He intentado poner remedio a eso... con nulo éxito. Ya lo he dado por perdido. Supongo que es algo así como la firma. Marca de la casa. |