CN6 - Noches pixeladas - Meiko (2°)

[kassiopea]

NOCHES PIXELADAS

Portland, 1981

Día 1 – Curiosidad

Volvemos a Ladd’s Addition pedaleando despacio, conversando. El aire frío excita sueños y palabras hasta que nos sentimos especiales, casi inmortales. Más allá del tenue resplandor de las farolas, la oscuridad exhibe vanidosa enjambres de estrellas engarzadas.

Los ojos de Max brillan con el vívido recuerdo de las recreativas suspendido entre el iris y la pupila. Se funde cada reminiscencia en el hechizo de la noche trenzando un momento único, mil latidos, una emoción. Su voz se alza sobre el rumor de las ramas soñando que se desgaja el cielo en decenas de naves procedentes del Galaga, su cuerpo se mueve esquivando rocas imaginarias del espacio exterior como en Asteroids. Y, de repente, avanza frenético con su bicicleta buscando el vértigo hacia el infinito, el firmamento rasgándose en los llamativos diseños vectoriales de Tempest, para después frenar, esperarme, reír, y buscar una fantasía diferente.

Me contagio de su emoción, bromeamos, nos divertimos. Y le hablo de Polybius, un nuevo juego que he descubierto esta tarde. Admiro sus gráficos vibrantes, su rítmica melodía, su originalidad. Tengo curiosidad por ver qué me aguarda en los niveles a los que no he podido llegar. Le cuento que la nave permanece estática y que es la pantalla la que se mueve al capricho de mi mano sobre el joystick. Imagina, le digo con un temblor, que pudiéramos permanecer en el centro de la existencia o simplemente aquí, parados, mientras el universo entero gira y estalla alrededor henchido de luz y color.

Crezco, floto sobre mi propia cabeza, anticipo el placer de desarrollar algo parecido. Mañana, pletórico de ideas, seguiré escribiendo mi primer videojuego serio en Sinclair Basic para el ZX80, ansioso de mostrarle a Max mis avances y de sentir corriendo por mis venas la emoción de crear algo donde no había nada.

Cojo el desvío hacia mi calle y me despido de él. En el porche de la casa de enfrente está Jane mirando el cielo. La luna se acuclilla para oírme hablar con ella, para reírse de mis intentos de prolongar la conversación por insípida que sea. Sé que cuando me conozca mejor se enamorará de mí, sólo es cuestión de tiempo, y por eso me sobrepongo a su fría cortesía y a su leve indiferencia. Por eso por las noches vuelvo al olor de su cabello, al misterio de sus silencios, esperando que ocurra algo distinto mientras actúo del mismo modo. Es algo impulsivo, frustrante e ilógico, pero a la vez emocionante y maravilloso. Siento el corazón ascender y temblar en mi garganta y cada minuto es el infinito, la vida entera.

Al acostarme palpito repasando cada palabra banal, cada gesto. Imagino sus brazos rodeándome, sus labios amándome. Esbozo un futuro pretendido, con Jane a mi lado y un trabajo apasionante programando videojuegos, tal vez en Atari. Y me pregunto quién soy yo y quién podré ser, y si desaparecerá el sentimiento de ausencia, de carencia, cuando alcance mis metas. Al poco me abraza el sueño, me arrulla con el dulce sabor de la esperanza y la alegría de sentirme joven y eterno, eterno y vivo.

Día 5 – Apatía

Voy en silencio detrás de Max con mi bicicleta mientras cruzamos el puente Hawthorne. Las aguas del río Willamette son serenas, sombrías, y las luces de la ciudad titilan en su superficie como restos de una frágil ilusión pronta a desaparecer, como pequeños píxeles sobre el fondo oscuro de la pantalla.

Pienso en lo absurdo que resulta un mundo en tres dimensiones. Todo sería más sencillo si sólo tuviéramos dos, como en un videojuego, como Polybius con su profundidad insinuada e inexistente. Cada día descubro algo nuevo que me hace querer jugar más y más. No es la dificultad, ni los gráficos, ni el ansia de records. Es algo más importante, es un enigma que vibra latente esperando a ser descubierto.

Cuando llegamos al barrio, Max se pierde esbozando fantasías sobre Defender, satisfecho aún por las partidas disfrutadas hoy. Simula que dispara a enemigos en un horizonte lejano, protegiendo astronautas imaginarios, y ríe agitando la chaqueta al aire cual bandera. No comprendo cómo puede ser tan infantil. No tengo ganas de reír, ya no es divertido. Luego pregunta por el videojuego en el que estoy trabajando. Pero no he avanzado demasiado. He tenido poco tiempo, tal vez no me apetece pasar las horas escribiendo código. No quiero hablar de ello, así que corto el tema excusándome en el cansancio y me despido.

Al llegar a casa veo a Jane en el porche de enfrente y me acerco casi por costumbre. Pero no deseo empezar otra conversación carente de significado y dudo que quiera escuchar lo que realmente quisiera decir. Me mira extrañada, me hiere el filo de su pupila parda asomándose a mi alma. Siento que debería hablar, tal vez invitarla a pasear, pero… ¿para qué? ¿Cambiarán mis palabras sus sentimientos hacia mí? ¿Me apreciará más? Me encojo de hombros y doy media vuelta dibujando un adiós con la mano.

Subo directo a mi cuarto, a mi cama. Me cuesta conciliar el sueño porque llevo unos días con pesadillas llenas de sombras que me siguen hasta un paisaje grisáceo, saturado de una inmensa nada que vacía mi propio ser, que me roba mi yo. ¿Y quién soy yo? ¿Qué me distingue del mundo y me hace ser un individuo? Sería más fácil si pudiera erradicar todas las preguntas de mi mente. Y pienso en Polybius. El juego me ha hablado, aún escucho sus palabras resonando en mi cerebro, clavándose en cada neurona. Y sé que tiene razón, las máquinas son lógicas mientras que las personas se pierden en brumas tejidas de sentimientos.

Día 10 - Conformismo

Llegamos a Ladd’s Addition y Max se deshace de nuevo en una verborrea innecesaria. Finge que su bicicleta dispara enardecida a las cada vez más cercanas naves del Space Invaders. Le pido con cierto fastidio que deje ya el tema. Se me hace insoportable su costumbre de emocionarse con cada pequeña cosa en lugar de ver la realidad como es. Él vuelve a preguntar por mi videojuego, insiste en ver el código. Pero ya no quiero programar, no quiero mostrárselo, no quiero seguir. ¿De qué serviría? Nunca trabajaré en Atari. ¿Para qué hacer algo nuevo? Así que niego con la cabeza y manan de mí borbotones de excusas que nunca había utilizado: que mi madre está enferma, que mañana tengo examen, que estoy cansado, muy cansado. ¿Qué le pasa a Max? Antes no me obligaba a mentirle, cada día parece más emocional e impulsivo. Pero yo estoy evolucionando, me estoy volviendo mucho más racional, más práctico. Siento que nos alejamos sin poder evitarlo, y me despido apresurado con un poso de amargura.

Cuando llego a mi calle veo a Jane. Pero no voy a su porche, no creo que vaya a volver más. ¿De qué valdría intentar poner su vida cerca de la mía? ¿Podría acaso conseguirlo? Será mejor asumir que nunca me amará, y que no me hace falta. Aunque me gusta decido que no necesito nada de ella. Mi pecho se estremece sutilmente mientras subo a mi cuarto, pero mis pasos son más livianos y hasta noto cierto alivio.

Me tumbo sobre la cama y pienso en Polybius, cada vez se rasga más la cuarta pared. He visto el rostro de una persona tras la pantalla. Ha parpadeado, ha gritado, me ha llamado por mi nombre. Siempre me ha parecido raro poder moverme en tres dimensiones, siempre he pensado que la vida tiene textura de fantasía. Recuerdo que, cuando miro el río, si me fijo casi puedo ver la trama pixelada, la realidad que se esconde tras la ficción del vaivén de las aguas.

Me decepciona el mundo, me decepciona el lento correr de los días, todo el tiempo que nunca es nada. Creo que hoy tampoco no podré dormir. Aun así creo que prefiero el insomnio a las pesadillas, al menos puedo pensar en el significado del juego, sólo en eso. No necesito ya emociones, ni amigos, ni novia, ni abrazos. No soy más que un simple humano que sobrevive, que pasa por el mundo. No hay nada que pueda desear. Me siento increíblemente lógico.

Día 15 – Rendición

Max se ha enfadado porque no he querido volver al barrio con él. Demasiado dramático, no sé qué importancia puede tener mi compañía para él ni para mí la suya. He preferido quedarme paseando un rato más por Downtown, dando vueltas alrededor de las recreativas. No tengo deseos de volver a casa, de seguir con la rutina, de fingir que encajo en el diseño de otros. Pero tampoco quiero jugar más, aborrezco Polybius por mostrarme una verdad tan horrible.

Porque al fin tengo la certeza: vivo en un videojuego y juego en un arcade a ver el mundo verdadero a través de la pantalla. Estoy cansado, quiero rendirme, abandonar esta mentira, esta frívola existencia de gráficos magníficos pero escasa jugabilidad.

Caminando llego hasta el puente Hawthorne y me desvío hacia la orilla del río. Desciende con lenta cadencia pero con fuerza, sinuoso y oscuro. La luna se refleja en la superficie perlada de píxeles de distintos colores. Y miro despacio, lo veo: detrás de la ilusión distingo el código fuente que conforma esta realidad. Siempre he sabido que jugaba una aburrida partida de un sólo crédito.

Miro mi reflejo deshaciéndose en lentos remolinos. Tengo ojeras por la falta de sueño y estoy algo pálido por los vómitos y náuseas que últimamente flagelan mi cuerpo. Ahora que lo sé todo mi alma digital rechaza su disfraz analógico. ¿Quién soy? Sólo un personaje esbozado al gusto de otros, nada en mí es sólo mío. No soy, no estoy, no vivo. Sonrío al reflejo de mi desmañada figura y a su fingida profundidad. Me siento ligero, plano como una hoja de papel. Estoy decidido, las aguas borrarán las falsas texturas y saldré del videojuego. Me pregunto si podré ver acaso unos segundos la pantalla de puntuación. Ojalá pueda decir a quien esté fuera grabando sus iniciales que no malgaste en esta estúpida máquina ni una moneda más.

[konchyp]

Hola autor,
No se si he entendido muy bien tu historia. Me ha dejado un sabor amargo, triste. Me ha parecido buena la idea de comparar la vida con un videojuego y sus dimensiones. Aún así, no me ha transmitido como debería. Está muy bien escrito pero el exceso poético, desde mi punto de vista, siempre puede conmigo. Aparte del clásico videojuego Atari, no veo un gran mito o leyenda tras tu relato tampoco, pero espero que otros compañeros me ayuden a verlo.
Eso sí, la facilidad que tienes de jugar con el vocabulario para crear imágenes es admirarable.
Buena suerte y gracias por participar!

[raumat]

El tema de los videojuegos no me seduce mucho, la verdad.
Aunque sí que me preocupa el tema de la adicción a ellos. Creo que has sabido transmitir bastante bien esa vida paralela que conlleva meterse demasiado en el mundo de los videojuegos.
Creo que el relato está muy bien escrito.
Aunque a mí personalmente me gustan más los relatos que tienen un poquito más de acción y un poquito menos de introspección. Pero bueno, eso es cuestión de gustos personales.
Resumiendo, que aunque el tema me dé un poco de repelús y me guste más acción en los relatos, creo que has hecho un buen trabajo.
Gracias autor por compartirlo y suerte en el concurso.

[Gavalia]

Lo que más me ha gustado del relato es la redacción que está cuidada con esmero y llega con facilidad. La idea no es la más original del mundo pero creo que la has desarrollado bastante bien y es actualidad. El sector videojuegos y sus daños colaterales podría ser la moraleja, pero también los complejos, el desamor, la inseguridad.
No veo el momento leyenda pretendido en el concurso. Eso conmigo penaliza. Por lo demás, buen trabajo. Suerte y un saludo.

[Berlín]

Curiosidad, apatía, conformismo, rendición. Parecen los estadios del desamor, pero podría ser aplicable a otras. Este texto se merece otra leída profunda y concienzuda, pero así de entrada es el que más me ha gustado de momento, aunque me faltan la mitad.

Buen trabajo.

[Ratpenat]

Está francamente bien. Enhorabuena

[Paraná]

¡Muy bueno! Toda la angustia existencial, la precariedad de la existencia, en clave de videojuego. Recuerda a la idea base de la Matrix, sólo que esta vez el camino del héroe es inverso: de la realidad a una fantasía letal. Me ha parecido muy buen trabajo, no sólo por la temática sino por una forma de narrar eficiente, clara y llana. El primer párrafo parecía augurar uno de esos estilos recargados, vainillas hasta lo empalagoso; pero después se comprende el propósito y se acepta de buen grado. El desenlace trágico le da un peso inesperado.
En síntesis: muy bueno. ¡Suerte en la votación!

P/D: No sé si califica como leyenda/mito, pero eso no quita que me haya hecho pasar un muy buen momento de lectura.

[ACLIAMANTA]

Un relato del cual no se si me habré perdido de mucho (lo más cerca que he estado de un video juego es limpiando el polvo de la pantalla).
De todas maneras me gustó la comparación entre lo que es vivir en el mundo real vs. el mundo virtual. Lo encontré muy bien escrito, algo lírico para mi gusto, pero no por eso menos interesante.
Me tropecé en un “hoy tampoco no podré dormir”.

Suerte al autor!

[Isma]

Jajajaja… Al poco de empezar a leer, he buscado el tal Polybus. En efecto es la clave. ¡Qué crack, autor! Se trata de un videojuego mítico que supuestamente provocaba paranoia y alteraciones mentales en el jugador. Así que ahí está el tema del concurso. Muy original, y muy atrayente para quienes vivimos en esa época en la que la tecnología no tenía límites, como una nueva era de exploración.


Tira de un tono nostálgico que está en boga hoy en día. Stranger Things, Super 8 y, dentro de poco, el Ready Player One que ya ha capturado el voraz Spielberg. El protagonista sueña con ser desarrollador, por supuesto. El mago de la nueva era. La realidad es mucho más mundana . Aún nos queda: para la magia digital es condición necesaria una combinación de factores muy improbables en esta sociedad que tan poco valora lo humano.


Por la parte negativa, he visto poco desarrollada la amistad con Max y con Jane. Y me he quedado con las ganas de ver el garage (o trasero, o desván) del protagonista. Ah, y hay un “sólo” mal acentuado.


Mucha suerte.

pd. El guerrero pixelado

[Gavalia]

Siendo como dice Isma al respecto de la leyenda que acompaña a ese juego, me retracto en cuanto al tema penalización.
Gracias por la información.

[Megan]

Es una historia muy bien narrada, con ese lirismo que me encanta.
La comparación de una vida con un videojuego, se me hace difícil de entender, pero no por eso puedo dejar de decir que hiciste una trabajada y excelente descripción de lo que le sucede al protagonista.
Pero, te pido perdón autor/a, los videojuegos no son lo mío, como dijo Aclimanta, sólo limpio la pantalla y ordeno los cd's en su lugar.

Mucha suerte y gracias por compartirlo

[Sinkim]

Me ha encantado esta historia, solo la mención de la mítica Polybius ya me ha conquistado Si hubieras añadido alguna aparición de los "hombres de negro" te habrías coronado Una idea buenísima y excelentemente ejecutada, ¡Felicidades, autor!

Mirad si es famosa la Polybius que incluso ha llegado a ser homenajeada en los Simpsons


Enlace

[rubisco]

BRA-VO.

Desde que leí "Polybius" por primera vez supe que algo tendría que ver en la historia, y en efecto así fue. Una adaptación muy acertada (con aportaciones del autor, intuyo) de la leyenda del Polybius y una fantástica adaptación al tema del concurso.

Para no iniciados:

Según una leyenda urbana, Polybius es un videojuego arcade que habría sido lanzado durante 1981, causando efectos devastadores a sus jugadores; por ejemplo, locura, estrés, horribles pesadillas e incluso tendencia al suicidio. Se cuenta que, poco tiempo después de su lanzamiento, el juego habría desaparecido sin dejar rastro alguno.
https://es.wikipedia.org/wiki/Polybius_(videojuego)

Haré lo posible por darte un puñado generoso de puntos (siempre que los demás relatos me lo permitan).

¡Suerte!

[Berlín]

Gracias por la info.¡Toca volverlo a leer!

[Megan]

Aquí estoy de nuevo autor/a (aunque creo que sos autor)
Insisto en lo que te dije antes, un relato muy bien trabajado, con una excelente narración y muy buenas descripciones, aunque algunas no las entienda. Esto último no importa en este momento, sólo volví por tu leyenda y veo que el juego ha sido toda una leyenda para los amantes del género.
Gracias a los que aclararon de dónde venía el tema