CP XIII - A las puertas del infierno - Konchyp

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CP XIII - A las puertas del infierno - Konchyp

Mensaje por lucia »

A las puertas del infierno

Garras encorvadas brotaban entre la neblina para aferrarse con fuerza al marco de la puerta. La madera crujía y crepitaba bajo la endurecida queratina, mientras que la atmósfera a mi alrededor se difuminaba hasta casi desaparecer.

Recordaba esa puerta, o mejor dicho, ese adorno en forma de número que especificaba la entrada a mi paraíso personal. ¡Cómo había cambiado!

Ahora sentía mi cuerpo dominado, sumiso ante un poder antinatural que desbordaba toda mi lógica y mi razón, con el simple propósito de arrastrarme hasta las entrañas de mi destino. Por alguna razón que aún desconozco, esa fuerza me gustaba, me incitaba y hasta me excitaba. Una sensación muy parecida a la que sentía antaño al llegar a ese mismo lugar. Ahora, proyectaba un matiz diferente, perverso. Había perdido el sentido de la realidad y todo lo que conocía se encontraba tras esa puerta custodiada. Todos mis miedos e ilusiones me aguardaban tras el umbral; sin embargo, los miedos habían desaparecido, dando paso al rencor y al desprecio hacia el lugar donde una vez nacieron y brotaron mis mejores sueños e ilusiones.

El repique de mi llavero me confortaba. Era el auge de la excitación que me esperaba cada día tras una estresante jornada laboral. Girar la llave, abrir la puerta y encontrarme con el agradable aroma a estofado, la vieja receta de mi madre llevada a cabo a la perfección, y el sonido de nuestro álbum de jazz favorito de fondo.

Una serie de relámpagos me devolvieron a la desoladora escena a la que me enfrentaba, iluminando la entrada y obviando las zarpas de su guardián. Un destello captó mi atención y su origen reveló lo que mi mano sostenía con más presión de la que debiera. Un machete. Me sobresalté. No tenía ni idea de cómo había llegado allí, pero viendo la bienvenida preparada, me alegré de llevarlo encima. Brillaba con cada relampagueo y unas gotas resbalaban sin miedo por el filo, aún limpio. Levanté mi mirada hacia el cielo y me encontré sumergido en una gran tormenta. ¿Había estado presente todo este tiempo o simplemente comenzaba? Todo parecía diferente ¡y tanto que lo era! Miré alrededor para tratar de orientarme; sin embargo, no encontré nada conciso. Figuras amorfas como fantasmas parecían flotar en la atmósfera, ondulando bajo mi visión. ¿Una farola?, ¿un árbol?, ¿un océano verdoso?

—¡Qué locura! Nuestra propia casa por fin. ¡Mira qué jardín tan amplio!

—¡Me encanta! Nuestra primera gran locura juntos. Podríamos plantar un manzano en la entrada y verlo crecer con los años desde la ventana. ¿Qué te parece? Envejecerá junto a nosotros.

—Pensaba que eso se hacía con la llegada de… un bebé…

—Entonces, quizás deberíamos plantar dos. ¡Esto es sólo el comienzo!


Un trueno resonó en mis oídos recordándome la llamada del infierno. Nada queda atrás para mí, me recordé a mí mismo por un instante. Con firmeza pero sin mucha esperanza, di mis primeros pasos para saldar mis últimas cuentas con el destino. ¡Cómo hubiera deseado que lo único que mis manos aferraran fueran mis llaves! En cambio, se habían convertido en el único objeto de utilidad en ese maldito momento.

El marco de la puerta crujía y parecía ceder por una invisible presión. Tras la puerta, pude escuchar risas y murmullos lejanos que me llenaron de ira. Su eco reforzaba la ironía de la situación y mi sangre hervía con más fervor que nunca. Sin esperarlo, el llanto que aún nublaba de esperanzas mis desilusiones resonó débilmente entre las risotadas.
Al sonido, mi cuerpo reaccionó liberando la adrenalina que necesitaba. Levanté mi brazo con decisión y golpeé sin temor hasta seccionar algunas de las garras. Una humedad caliente me salpicó la cara y un gutural gruñido resonó mientras las garras restantes comenzaban su retirada, perdiéndose tras el vencido marco de la puerta. Alrededor, todo seguía negro, aunque no me importaba en absoluto. Me sentía poderoso. Con pie decidido, pateé la puerta hasta echarla abajo. Crucé el umbral sin pensar en las consecuencias y desaparecí en la oscuridad del interior.

—¡Cariño, ya estoy en casa!

Me descubrí a mí mismo reproduciendo la típica coletilla al entrar a mi antiguo paraíso. Como respuesta, fui atacado por dos criaturas bien delgadas. Chillaban como locas engendras y me hicieron desear no haber abierto la boca para anunciar mi llegada; sin embargo, no creo que hubiera sido capaz de adentrarme sin el recuerdo de esa dulce melodía.
Me las quité de encima como pude, fulminándolas con una estocada certera a cada una. Su albedrío pronto desapareció, ahogado por un gorgoteo asfixiante. Las dejé en el suelo y me encaminé hacia las escaleras.

—¿Te has acordado de traer el pan?

—¡No se disfruta igual de ese estofado sin pan! Te he traído algo más. ¡Pepinillos en vinagre!

La recuerdo bajando las escaleras mientras soportaba su peso apoyándose en las paredes. Tenía mi camiseta, la de la universidad que tanto le gustaba. Le quedaba bastante ajustada a esas alturas, sí, pero pese a todo, aún me parecía la mujer más sexi del mundo.


Al contrario que mis recuerdos los escalones parecían bajar; aunque pronto perdí la orientación, pues parecía no haber escalones, ni suelo, ni techo, ni paredes. Sólo estaba la nada. Una nada negra envuelta en esa niebla espesa que revolvía mi estómago con cada inhalación. No sabía si bajaba o subía; si andaba o flotaba. Mi propio peso empezó a ganar ligereza y entonces supe que había llegado el momento, había cruzado al otro lado y ya no había vuelta atrás.

El llanto volvió a escucharse y los relámpagos volvieron a reaparecer marcando el camino y el acecho de más criaturas. Las chirriantes carcajadas se mezclaban tenebrosamente con gritos sarcásticos, palabras incomprensibles y sombras que se cruzaban fugazmente en mi camino. Intentaban aterrarme, aferrarme, o hacerme volver sobre mis pasos, pero yo estaba decidido a terminar la tarea. Esa maldita tarea que el destino me había impuesto.

Liberé varios machetazos al aire y, a decir por los sonidos devueltos, acerté más de uno. Escuché sus lamentos y cómo sus pesados miembros golpeaban contra el suelo. Me acerqué a contemplar de cerca a lo que me enfrentaba, pero mi retina seguía ciega y la luz ausente, a pesar de los contados flashes que el infierno me ofrecía para hacer mi misión imposible. Automáticamente saqué de mi bolsillo una desvencijada botella de vodka que no sabía que llevaba conmigo. Hacía años que no bebía, pero aquel momento me pareció más que idóneo, teniendo en cuenta que podría ser mi última vez. Terminé amargamente los últimos tragos que me ofrecía y, sin esperarlo, algo me agarró por la espalda y se aferró a mi cuello como una garrapata gigante. Sus patas me rodearon la cintura con fuerza y sus sucios colmillos se clavaron en mi hombro, haciéndome escupir las últimas gotas del preciado alcohol.

Mi casa se había convertido en una concurrida sala de fiestas para vampiros y demonios chupa sangres, chupa vidas. Influencias venidas del más allá para intentar detener mi propósito hasta el ultimo momento y alejarme para siempre del motivo de mi existencia.

La familia siempre era bienvenida en nuestra casa. Las cervezas y las buenas ascuas no faltaban nunca en los días soleados. Unos traían las chuletas, otros las ensaladas y nosotros poníamos el postre. Uno de nuestros pasatiempos favoritos. El olor cítrico y dulzón que despedía nuestro horno envolvía la casa durante las vísperas de la quedada familiar.

Estaba perdido en mi propia casa. La luz había reaparecido tímidamente, pero, aún así, no era capaz de encontrar el camino al dormitorio, donde sabía que encontraría a mi cachorro.

Sin esperarlo, un sonido sordo se produjo a poca distancia. Mi niño estaba cerca. Lo sabía, lo podía sentir. Corrí a tientas hacia el sonido sin importarme los obstáculos que el infierno me interponía, mientras me habría paso a machetazos sin saber realmente lo que acertaba.

Tras unas cuantas zancadas con el machete en movimiento, algo detuvo mi acero. Se había quedado incrustado en la madera. Al otro lado, el sonido había despertado con furia inconfundible a la sangre de mi sangre.

—¡Es un niño!

Nos informó la comadrona antes incluso de que pudiéramos escuchar su llanto. Pronto noté la inusual humedad resbalando por mis mejillas y el mundo entero pareció congelarse cuando el sonido de sus pulmones inundó la estancia con estrépito. “El fruto de nuestro amor”, le susurré a mi esposa mientras recuperaba su aliento.


Arranqué el acero de la madera y derribé la puerta con el hombro. Unas barras largas y angulosas se unían a un cuerpo peludo en lo alto. Posé mis manos sobre ellas, casi suplicando. Estas, se movieron al inminente contacto, rechazándolo. Farfullaba algo incomprensible a la vez que siseaba. Unos colmillos blancos se mostraban orgullosos desde lo alto, amenazándome. Dos bultos colmados de ojos diminutos me acechaban por encima de las patas. Parecían húmedos, encharcados en un espeso fluido amarillento que me asqueaba. El conjunto se movió, ofreciéndome por unos segundos la única realidad que conocía. Una tarántula gigante protegía a mi bebé. La rabia por verme allí le hizo contraatacar y sus patas me golpearon sin descanso. Nada que mi cuerpo no pudiera resistir. Mi hijo lloraba con más y más fuerza ante la horripilante presencia que nos separaba. Parecía tremendamente asustado, como si el mundo estuviera a punto de derrumbarse.

El día que decidió decirme que ya no me amaba lo hizo con nuestro hijo en brazos. Me partió el alma su frialdad y su descaro mientras permitía que la inocencia fuera testigo de todo, desde cómo se había enamorado de otro hombre, hasta el sonido de la rotura de mi corazón. Yo, que creía vivir en un paraíso, ¡qué incrédulo había sido! Todo se desplomó a mi alrededor tan rápidamente como una torre de naipes al abrir una ventana cercana.

A la mañana siguiente, mis maletas me esperaban a la entrada del dormitorio, más preparadas para partir que yo mismo.


Con el único pensamiento de mi hijo en mente, comencé a dar graves tajadas para liberarlo y poder envolverlo de nuevo en mis brazos. La sangre volvió a esparcirse por doquier y mi bebé lloraba bañado en un carmín brillante. La bestia cayó a un lado, manteniendo una posición defensiva sobre el bebé. Aparté con desprecio las inertes patas de mi inocente hijo y por fin pude estrecharlo entre mis brazos, bajo mi protección. Había conseguido derrotar al infierno, recuperando así parte de mi paraíso personal.

Casi instantáneamente y como si de una señal se tratara, la niebla y la oscuridad empezaron a disiparse poco a poco, y supe que, por fin, todo había terminado.

Simplemente volví por donde había venido, pasando sobre los cadáveres agolpados en el suelo, sin ni siquiera prestarles un solo instante de atención. En el casi absoluto silencio, una antigua nana salía de mis labios para aliviar el único sonido reinante. No quería ni imaginarme el trauma que mi pequeño había sufrido desde que los demonios nos separaron. Me prometí hacer lo posible para que todo quedase en su olvido, como si todo hubiera sido una simple y desafortunada pesadilla.

Salí de la casa, con mi hijo más relajado entre mis brazos, y me sorprendió ver mi coche perfectamente aparcado en la acera de enfrente. No recuerdo cómo llegó hasta allí, sin embargo, al posar mi mano sobre el bolsillo de mi pantalón, noté el abultamiento de las llaves. La calle estaba oscura y desierta y sólo la humedad de la neblina era reflejada por las farolas de la avenida. La tormenta había arreciado dejando ese ambiente etéreo, como si aún estuviera sumergido en un sueño. Unas luces azules emergieron parpadeantes en la distancia, al final de la larga avenida, rompiendo la tranquilidad del ambiente.

La sillita portabebés estaba preparada en su asiento correspondiente y, sobre ella, yacía un papel. Acomodé a mi hijo en la silla y observé el papel por unos instantes.

—Correo certificado... Perdone que me entrometa, pero ¿se encuentra usted bien?

—El amor de mi vida me ha abandonado por otro hombre y se ha llevado con ella mi único tesoro. ¿Le parece a usted motivo suficiente para mantener este aspecto?, ¿o piensa usted juzgadme por algo más? ¿Quizás usted quiera añadir algún comentario sobre mi apestosa casa de alquiler que casi no me puedo permitir?

—Lo siento mucho señor, yo sólo… le pido disculpas.

Cerré la puerta con un sonoro impacto. Abrí la carta esperando alguna otra inmensa factura que pagar a mi… ex mujer… y me encontré con la resolución de la custodia de nuestro hijo. Me pareció más bien una carta enviada desde el mismísimo infierno. Una invitación que no pude rechazar.


Recordé haber recibido la carta esa misma mañana y todo lo que ocurrió después hasta el momento de verla de nuevo arrugada en el asiento. Había dedicado el día a preparar mi plan acompañado por uno de mis antiguos amores, vodka. Rompí la carta en mil pedacitos diminutos y los lancé al aire en forma de confeti. Mi hijo, bastante más relajado, quedó ensimismado observando esa lluvia legal caer sobre mí, a la vez que era alumbrada por esporádicas luces azules; todo un espectáculo para sus ojos aún humedecidos. Le acaricié su rojiza y pegajosa cara mientras parecía alcanzar la relajación que se merecía bajo la total seguridad de mi persona. Me dirigí al asiento del conductor y arranqué el motor con espíritu renovado y lleno de esa paz interior que tanto ansiaba encontrar en los últimos meses. Miré por el espejo retrovisor y supe que aún tenía tiempo. Levanté suavemente el embrague y aceleré delicadamente para disfrutar de esta segunda oportunidad que la vida nos había ofrecido, dondequiera que la carretera nos llevara.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Onomatopeya
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Onomatopeya »

Hasta el momento el mejor relato que he leído, aunque sólo he leído este.

Está bien, no me enamora pero no tiene grandes fallos. Me da la sensación leyéndolo que es de alguien que está mejorando bastante con respecto a otros concursos.
No puedo opinar mucho más hasta que compare con el resto. Pero si todo va bien, creo que andará por el medio de la lista, puede que con algún votillo
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Gavalia
Chucho
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Gavalia »

Me estreno contigo.

Pues la verdad es que me ha costado entrar en el argumento. Quizá por la propia estructura del texto que al menos en mi caso me ha aportado cierta confusión. En ningún momento tengo claro que es realidad y que ensoñación, reflexión, recuerdo... Ahora doy al niño por muerto con sus piernas inertes, ahora resulta que está vivo y relajado. Te he leído dos veces, tendré que hacerlo una tercera si me da tiempo para entender todo bien.
La redacción es buena, pero quizá algo rebuscada (obviando las zarpas de su guardián...) incluso poética o figurada en ciertos momentos, supongo que con la intención de aportar dramatismo a la ida de olla del protagonista a cuenta del trauma sufrido. Los diálogos aunque, pocos y cortos, me hubiera gustado que tuvieran alguna que otra acotación para estar seguro de quien habla en cada momento.
No soy tu público. Este tipo de historias no me gustan mucho y por tanto no me llaman la atención. Reconozco tu trabajo y el esfuerzo realizado para llevarlo a cabo, pero hasta ahí.
Un saludo y suerte.
6-5-5
En paz descanses, amigo.
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ACLIAMANTA
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por ACLIAMANTA »

Al poco de comenzar a leer me sentí mareada, girando en un remolino de hechos que no entendía muy bien y que se extendió hasta más allá de la mitad del relato.
Si eso es lo que pretendía el autor (contagiar al lector del estado anímico y mental del protagonista) lo consiguió con creces y lo celebro, aunque el final me haya decepcionado un poco.
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Sinkim
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Sinkim »

Una historia muy bien escrita, me ha gustado sobre todo la parte onírica/delirante, un derroche de imaginación y locura :lol: No me ha convecido tanto la forma de aclarar qué es lo que está sucendiendo de verdad aunque he de reconocer que no sé cómo se podría haber hecho de otra forma :oops: :lol: :lol:
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
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raumat
Me estoy empezando a viciar
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por raumat »

Un relato que invita a interpretarlo según se va leyendo...
Así que, más o menos, interpreto... La esposa le abandona... Le quitan a su hijo... Bebe, Se le cruzan los cables, Enloquece... Vuelve a casa... Masacre Total (mujer incluida)... Se lleva al hijo...
Repleto de acción, monstruos, cuchilladas y sangre, resulta entretenido de leer.
Y está muy bien escrito. Buen trabajo.
Gracias al autor por compartirlo y suerte en el concurso.
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Fernweh
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Fernweh »

¡Hola, autor/a!

Este tipo de historias en las que el protagonista se vuelve loco y vive una realidad diferente a la que en verdad está ocurriendo me suelen gustar mucho, y por eso he disfrutado tanto tu relato.
Me gusta que empieces sumergiendo al lector directamente en la pesadilla del protagonista y que vayas poco a poco introduciendo esos detalles de su vida pasada, en los que ya se intuye lo que de verdad está pasando. Sí que es cierto que le resta algo del factor sorpresa al final, pero me encanta porque así, mientras leía cómo se enfrentaba a esos demonios, me iba imaginando paralelamente la carnicería que estaba haciendo con su ex mujer y su nueva pareja. Así que es como si hubiera estado leyendo dos relatos a un tiempo :cunao:.

La narración me ha gustado bastante, aunque te aconsejo que tengas cuidado con frases como esta ya que, aunque no está mal construida, puede dar lugar a error, como creo que le ha ocurrido a Gavalia:
Aparté con desprecio las inertes patas de mi inocente hijo
Sinceramente, yo la tuve que leer dos veces porque por un momento también pensé que llamabas patas a las piernas del bebé, y que este estaba muerto :shock:.

Sólo hay una cosa que no termina de convencerme y es que al final el protagonista reconoce haber planeado el asesinato (bebiendo, pero lo planea), y eso me rompe mucho la idea que tanto me gustaba de que todo lo hace presa de la locura que le invade una vez llega a la casa, y así también me cuesta creer que realmente no supiera lo que de verdad estaba haciendo hasta regresar al coche. Pero como ya me he encontrado eso al final, pues no ha impedido que disfrute de todo lo anterior mientras lo leía.

Resumiendo: Borro esta frase mentalmente
Había dedicado el día a preparar mi plan acompañado por uno de mis antiguos amores, vodka.
, y ya puedo decirte que me ha gustado mucho.

Y así me hallo tras leer tu relato :silbando: :tisores: :402: :eusa_clap:.
¡Mucha suerte en las votaciones!
«El futuro es más ligero que el pasado, y los sueños pesan menos que la experiencia porque la vida no vivida es más leve, tan leve.»
Marie Luise Kaschnitz
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Isma
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Isma »

:hola:

Me gusta el planteamiento, pero no me gusta la ejecución. El intercalar los recuerdos de felicidad con la realidad que se construye es muy buena idea. Pero no me resulta coherente esa desmemoria que parece presentar a lo largo del desarrollo. Yo creo que el personaje se acuerda del motivo que le lleva a la casa, y creo que nos lo oculta. Estando en primera persona podría ser obviable si lo presentas desde su punto de vista enajenado, pero hay que tener mucho cuidado con el lenguaje para que no haya ningún desliz. Por ejemplo, cuando menciona la "ironía de la situación": eso implica que está comparando con algo que no nos ha dicho. Similar lo del vodka del final, porque antes nos dijo que no bebía desde hace meses.

¡Suerte!

Aquí te pongo el relato comentado de mi puño y letra (con estas reglas de interpretación que comentaba en el foro general).
-> A las puertas del infierno (comentarios Isma)
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Nínive
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Nínive »

Ay, señor... ¿Por qué has incluido ese párrafo final con el que se cae todo el relato? :roll:

Pero analicemos primero algunas cosillas de la redacción. Al principio tienes unas: "garras encorvadas brotaban... ". Es una cacofonía, y tampoco encuentro el sentido a añadir el "encorvadas". Son garras, nos imaginamos cómo son.
En general, el texto abusa de los adjetivos y eso le resta dinamismo. Además, son todos visuales, no juegas con ningún sentido más, y eso hace que las descripciones queden rimbombantes, pero un poco cojas.
Por ejemplo: "Siente los dientes sucios". Pero le está atacando por la espalda, así que no puede verlos. Podías haber jugado con los olores en este caso.
El argumento lo he visto venir. Más que el argumento, el final, pero ese párrafo ha hecho que todo lo que tú has creado antes se caiga porque no tiene sentido.
Nos has convencido de que tiene un acceso de locura, pero resulta que lo ha estado planeado antes, que ha estado bebiendo para ello. Eso no cuadra con la locura, ni con no acordarse de que ha ido en coche, ni que ha llevado consigo el machete, ni nada de lo que nos cuentas...

En fin, autor, que hay que darle un repaso.

En positivo veo ese desgranar del pasado y presente con detalles cotidianos. Por ahí, bien.

¡Ala! ¡A seguir escribiendo! :60:
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konchyp
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por konchyp »

:hola:

No está mal. Me da la impresión de que ha sido escrito un poco a la carrera y han quedado hilos mal hirbanados. Aún así, discrepo un poco con algunos comentarios anteriores. Creo que el protagonista juega con el lector, está usando el alcohol y creando ese mundo paralelo para excusarse de su comportamiento, pero se le ve el plumero en algún que otro detalle.

Me gusta la idea de la mezcla entre realidad y ficción y, aunque se ve venir el desenlace a kilómetros, me atrae ese juego de estar leyendo una realidad y descubrir la verdadera (sustituyendo a los demonios por personas reales) según se avanza en la historia.

:60:
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prófugo
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por prófugo »

Hola autor(a):

Pues tengo una sensación extraña...no me he sentido cómodo leyendo tu trabajo. Quizás es parte del plan de escritura de este relato.

Por una parte me ha costado entenderlo y entrar en ella. Sí que vi a ese hombre enloquecido intentando recuperar a su hijo...pero no sé...no terminé de encontrarle el punto :-(

No lo tomes a mal...no me gusta casi nada el terror (es un género que esquivo..salvo contados autores y excepciones). Además, tengo un hijo aún pequeño..lejos de mí...y quizás también me vino cierta paranoia...me imaginé cosas y me sentí mal.

No sé qué más decir ahora. Un abrazo :60:
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Berlín
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Berlín »

...una serie de relámpagos me devolvieron a la desoladora escena a la que me enfrentaba, iluminando la entrada y obviando las zarpas de su guardián. Un destello captó mi atención y su origen reveló lo que mi mano sostenía con más presión de la que debiera. Un machete. Me sobresalté. No tenía ni idea de cómo había llegado allí, pero viendo la bienvenida preparada, me alegré de llevarlo encima.
Creo, compañero, que lo has entregado sin pararte a pensar, a razonar, a darle coherencia a este relato tuyo. Tal como yo lo veo el tipo, cabreado porque a perdido a su esposa y a su hijo, decide planear el ataque a su casa, para cargarse a la ex y a su pareja y fugarse con el pequeño. Vale. Era una cosa planeada. ¿Entonces cómo me dices que tienes un machete en la mano y que no sabes cómo ha aparecido? ¿Está loco y alucina o no? ¿Bebe o no bebe?
Recordé haber recibido la carta esa misma mañana y todo lo que ocurrió después hasta el momento de verla de nuevo arrugada en el asiento. Había dedicado el día a preparar mi plan acompañado por uno de mis antiguos amores, vodka.
Lo siento autor, no me gusta, necesita más trabajo. Venga, a currar. :60:
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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Meiko
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Meiko »

Bueno, sólo a las puertas del infierno no, este tipo se va hasta el séptimo círculo, directo al Flegetonte :lol:
La Divina Comedia, castigo de los violentos contra el prójimo :lol:
Bromas dantescas a parte, veo que no soy la única a la que le resultó poco creíble la locura de tu protagonista. Lo siento, no me entusiasmó. Me gusta cuando la locura se confunde con la realidad, pero aquí la fusión no me convence. Y es que parece que sabe muy bien lo que hace en cada momento por mucho que lo narre como un infierno. No sólo por esas pequeñas cosillas del alcohol y de los planes, es algo que está ahí todo el tiempo. Sabe que va a su casa, sabe que va a por su niño, no se sorprende ni se asusta de ver demonios y arañas gigantes. Sabe lo que realmente es cada cosa, que mata personas. Recuerda momentos pasados, los está asociando de algún modo en su mente con el presente de forma constante, incluso dice el "cariño ya estoy en casa" sabiendo que ella está ahí.

Creo que tal vez hubiera quedado mejor asumiendo desde el principio este conocimiento aunque luego nos narres las carnicerías en modo infierno. Pero que se notara con total descaro que aunque él se lo cuente así sabe lo que hace. Esto podría haber sido un juego interesante.

Para ir por la parte de la locura me hubiera gustado más que no supiera dónde estaba, que no entendiera nada de lo que ocurriera a su alrededor, y que poco a poco se fuera viendo que era su casa y su familia. Tal vez el detonante para ver la verdad podría ser el llanto del bebé.

Pero lo bueno:

Que el protagonista dé miedo y resulte desagradable si no por locura transitoria por psicópata > Conseguido

Que el final con el bebé cubierto de sangre y ese padre que se le lleva a saber a qué vida después de haber matado a su madre deje mal cuerpo > Conseguido

Y en general a la redacción no le veo pegas. Edito: vamos, que por lo demás bien, que creas sensaciones que llegan :D

Gracias por compartirlo :60:
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Gisso
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Gisso »

La intención de lo que no quieres contar queda clara, lo que no queda tanto es por las formas, demasiado confuso a veces, "desordenado" por llamarlo de alguna forma. No sé si has querido experimentar con la forma de narrar esta locura de historia, pero no me llega a convencer. Luego está el infierno que has creado y ese baño de realidad al final que apaga todo el fuego de un plumazo, no me convence el resultado...
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XIII - A las puertas del infierno

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Nínive escribió:Al principio tienes unas: "garras encorvadas brotaban... ". Es una cacofonía...
Cacofonía es cuando uno deja el transistor por la noche en el salón y a la mañana siguiente comprueba que en el casette se han grabado unas voces del más allá, listilla.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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