La lectura de la novela hace que según avanzan los capítulos vayas conociendo mejor a los personajes, sobre todo encontrando la explicación de cómo transmiten sus frustraciones en su comportamiento injusto con los reclutas. Especialmente aquellos que tienen menor rango, como
Valdés y Martelo. El primero por sus bajos orígenes dentro de la carrera militar que los separan de aquellos que tienen una tradición familiar en el ejército. Y el segundo, porque a pesar de gozar de esta condición, su poca destreza y habilidad le han relegado a un rango muy inferior al que se podría esperar del hijo de un alto mando del ejército que lleva los años que él lleva de vida cuartelaria. |
lástima, por su carácter presuntuoso pero que esconde a un pequeño hombre cobarde y falto de preparación incluso para su rango |
preparado, perdido en un desierto, en un ejército de pandereta rodeado de gente como Martelo y Valdés. Un extraterrestre perdido en ese mundo. |
Se muestra muy crítico con la política que perdió sus ideales progresistas sucumbiendo a los lujos permitidos por su comportamiento corrupto, a la sociedad arrasada por el apocalipsis de la heroína que tanto daño hizo en los 80 llevándose por delante a tantísima juventud y rompiendo tantas familias.
También he disfrutado con sus confesiones de lector y de cinéfilo empedernido. Hasta de cómo mataba el interminable tiempo de mili fumando porros y bebiendo con sus colegas del cuartel.
Las notas más cómicas vienen de la mano de sus compañeros en la oficina, a base de esas coletillas en su lenguaje que soltaban para todo, especialmente el "te cagas" de Salcedo.
Es un poco más difícil de asimilar su tolerancia con los razonamientos de su amigo Pepe Rifón, aunque no los compartiera. Sí que es de agradecer su sinceridad, cómo
pesaban más las cosas buenas de Rifón en sus ideales respecto a la justificación de las conductas asesinas del terrorismo. |
También es una novela entrañable, que va ganando en solidez a medida que avanzas en su lectura porque va de menos a más. Todas las anécdotas que recoge le otorgan ese carácter. Las historias de las que tanto le hablaban y que ahora él se digna a contarlas.
Sólo le pongo un pero y es que ,
sabiendo más o menos el final de todos, me he quedado con las ganas de saber algo más del brigada Peláez, si al final abandonó aquel destierro en el que vivía recluído en su apartamentito de Martutene para irse con su mujer a un destino más alegre en su tierra del sur. |
Os cuelgo las únicas fotos que he encontrado de Antonio Muñoz Molina en la mili,