Me ha aburrido. Previsible a más no poder. Da rabia que se invierta tanto dinero en cosas tan anodinas, en mi opinión. Iba confiado pensando que Ridley Scott –suele ser una garantía- iba a enmendar la plana de Prometheus pero no, no escarmienta este hombre. Fassbender cumple y los demás actores son del montón. También se las traen los papeles que tienen que interpretar. Los astronautas igual de antipáticos, torpones y confiados que en Prometheus, que ya es difícil. La médico no hace más que gritar y correr, no extraña lo pronto que se le pasa el disgusto a su señor marido. No conseguí empatizar con ninguno. Poco partido se saca a la civilización esa tan rara de las cabezotas. Mucha tecnología pero mira que son inocentones mirando la que se les viene encima. Triste la escena de la ducha, más propia de película con adolescentes que deseas reciban el hachazo de rigor.
Si pasado el tiempo me siento con ánimo de revisarla, a ver si me fijo en por qué el androide coge embriones del cajón al principio -¿los androides se pueden dejar melena?-, o si indican la razón del nombre “Walter”, ya que el de “David” lo dejan bien claro.
Con todo, me gustan las autocitas del director. El comienzo con un ojo como en Blade Runner, o también de ahí, el androide cascado con la cabeza baja chorreando por la nariz. Pero sobre todo los homenajes a otras obras británicas como lo del “salté la banca en Montecarlo” de Lawrence de Arabia supongo, aunque no sé a qué viene. Lo de Ozymandias, más que una mención a Shelley sería al Alan Moore de Watchmen, que viene como un guante al personaje sabelotodo que también lía una de padre y muy señor mío. Esa especie de patriotismo cinematográfico de Ridley Scott me es simpático, como cuando usó los cantos de “Zulú” en la batalla de “Gladiator”.
Me gustan mucho más el Nostromo y los trajes espaciales del Alien original. Lo mismo están más evolucionados al ser de un tiempo posterior.
Con películas como esta, cada vez me cuesta más ir al cine. Por la noche vimos en casa “El pequeño Lord”, con Freddy Bartholomew. No es comparable aunque por contraste, qué maravilla.